Mientras el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) hace esfuerzos para ordenar los diferentes programas sociales que buscan alcanzar la tan ansiada inclusión social en el país, hay otras dos formas para alcanzar este objetivo que dependen de los grupos empresariales y parecen pasar desapercibidas: la creación de segmentos de valor y los clusters industriales.
Para Piero Morosini, investigador de Centrum Católica, “salir de la pobreza, incluir socialmente a la gente, no debe ser solamente tarea de un ministerio o del Estado. La otra parte del reto está en manos de los empresarios”.
Hacer más con menos
Un segmento de valor, definió Morosini, es un área de productos y servicios de buena calidad a precios accesibles. “Si piensas en una economía desarrollada, al menos un 40% del mercado está constituido por empresas que producen bienes y servicios de buena calidad de muy bajo precio a los que puede acceder cualquier consumidor no obstante su nivel de ingreso”, detalló.
Pero el Perú ya tiene su primer buen ejemplo, según el investigador: el Grupo Aje y su emblemática Kola Real, de los hermanos Añaños, oriundos de Ayacucho.
“Añaños fue pionero en la creación de un segmento de valor de bebidas gaseosas y agua mineral. Como resultado, prácticamente podríamos decir que cualquier peruano puede comprar un litro de agua o gaseosa, lo que ha decuplicado el mercado en muy poco tiempo”, agregó.
¿Por qué no hay más Añaños en la economía peruana? “Los empresarios aún tienen una idea de que se juega en una dicotomía: produzco buenas cosas muy caras o bienes accesibles hechos por un sector informal”, respondió Morosini. Ver el mercado en una pirámide de cinco estratos, donde solo los dos primeros se llevan lo mejor de la torta, es una mentalidad “difícil de cambiar”.
Clusters industriales
“Lo que distingue al cluster es la habilidad de los agentes económicos de cooperar entre sí y, por supuesto, que se encuentran en una proximidad geográfica bastante estrecha. Estas características las tuvo Gamarra y ha sido la salida de la pobreza de mucha gente”, anotó el catedrático.
Así, productos como carteras Gucci, los iPads de Apple y la gran industria de autopartes de vehículos motorizados provienen de lugares como la industria de la moda en Lombardía, Italia; Silicon Valley, en California y los clusters metalmecánicos alemanes, respectivamente, dijo Morosini. Estos ejemplos son “muy promisorios” para el Perú, ya que “hace treinta o cuarenta años no eran lo que hoy son”.
El especialista criticó que la opinión pública, los medios y otros actores se concentren “demasiado” en la inclusión social como transferencia de recursos públicos a los más necesitados. “Los empresarios tienen que percatarse en el Perú que incluir socialmente a las personas a través de la producción de bienes y servicios de valor es quizás el mejor negocio en estos momentos”, finalizó.