Washington (Reuters).- La Casa Blanca rechazó el martes una propuesta republicana para reabrir sectores del Gobierno estadounidense, en momentos en que la primera paralización parcial de la administración en 17 años mantiene cerrados sitios históricos como la Estatua de la Libertad y sacó de sus empleos a cientos de miles de personas.
El nuevo rechazo sugiere que el presidente Barack Obama y los republicanos aún están lejos de culminar pronto una disputa sobre financiamiento que ha terminado por involucrar a la reforma de salud impulsada por el mandatario demócrata.
La parálisis que afecta a numerosas agencias del Gobierno ha frenado aspectos que van desde negociaciones comerciales a investigaciones médicas y generó nuevos cuestionamientos sobre la capacidad del Congreso de cumplir sus tareas más básicas.
Y una amenaza aún mayor acecha para las próximas semanas cuando el Congreso deba elevar el límite de endeudamiento o arriesgarse a que el país caiga en una moratoria de su deuda, lo que podría descarrilar a los mercados globales.
Mientras los republicanos se reunían para considerar su próxima medida, Obama los acusó de tomar como rehén al Gobierno para sabotear la entrada en vigencia de la ley de salud, el programa social estadounidense más ambicioso en cinco décadas.
“Ellos paralizaron el Gobierno por una cruzada ideológica para negar seguros de salud asequibles a millones de estadounidenses”, dijo Obama en la Casa Blanca.
Los republicanos de la Cámara de Representantes consideran la ley de salud, también llamada “Obamacare”, como una peligrosa intervención del Estado y han unido fuerzas para debilitarla usando como herramienta de negociación la continuidad del financiamiento para la administración.
El Senado, controlado por los demócratas, se ha opuesto reiteradamente a todas las medidas republicanas en contra de “Obamacare”.