Roberto Rosado
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La postergación de la buena pro de la Línea 2 del Metro de Lima no solo ha generado desazón sino también desconcierto por el costo de la obra de transporte público.
El presidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), Lelio Balarezo, lamentó que al atrasarse las inversiones, los limeños tendrán que esperar más tiempo para ver culminada la obra, pero también “pueden incrementarse los costos”.
“Creo que a los consorcios precalificados se les podría pedir el mejor diseño y costo (del proyecto). Por ejemplo, se pide 25 metros (de profundidad) lo cual es una locura”, afirmó Balarezo.
El líder empresarial sugirió seguir el modelo del “Metro de Santiago de Chile que tiene 8 y 10 metros (de profundidad) con trinchera cubierta. A lo que apunto es que hay mejores diseños, y los consorcios precalificados tranquilamente pueden presentar un mejor diseño y costo”.
En su opinión, el Gobierno no ha tomado el mejor diseño para el proyecto del tren subterráneo de 35 kilómetros. Al inicio el costo de la obra se estimó en US$ 3,000 millones, pero con los nuevos diseños subió a US$ 6,600 millones.
“En la ciudad (en el tramo central de la ruta que unirá Ate y el Callao) sería subterráneo, mientras que en la periferia se puede hacer de forma elevada (como ocurre en la Línea 1). En el Callao sabemos que el agua está a 6 metros (de profundidad), entonces allí sería como hacer un metro submarino. Ese tramo puede ser elevado, y eso reduce los costos”, añadió.
Tramos elevados
Al respecto, Gonzalo Prialé, presidente de la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN), también consideró que la Línea 2 no tiene que ser tan profunda, ya que obras similares en el mundo están a 6 metros bajo tierra.
“Si bien la Línea 2 necesita ser subterránea en el centro de Lima y en la Carretera Central donde ya hay demasiado tráfico en la superficie, podría tener tramos elevados en otras zonas, particularmente en el Callao donde un tren elevado es mejor por el riesgo de tsunami”, explicó.
Además sugirió al Gobierno no seguir postergando la adjudicación de la buena pro, pues no sería una buena señal para el mercado.