(AFP) Brasil anticipó este viernes un corte de US$ 5,780 millones de su presupuesto del 2016 pero creó una banda que permitiría un déficit fiscal primario de hasta casi 1% del Producto Bruto Interno (PBI), una medida criticada por analistas y operadores del mercado.
Este anuncio sobre un ajuste de 23,400 millones de reales, previsto en principio para fines de marzo, fue comunicado dos días después de que la agencia de calificación de riesgo Standard and Poor’s volvió a rebajar a otro peldaño de la categoria especulativa la deuda soberana de Brasil.
“Estamos dando continuidad al esfuerzo de la reducción de gastos”, aseguró el ministro de Planificación Valdir Simao en una rueda de prensa. “En términos nominales, los gastos vuelven a los niveles del 2010”, indicó por su parte el ministro de Hacienda, Nelson Barbosa.
Pero analistas consideran insuficiente las medidas, que incluyen un nuevo impuesto a las transacciones financieras y una reforma del sistema de jubilaciones que aún debe ser aprobado por el Congreso en momentos que el gobierno enfrenta un complejo clima político.
El ajuste anunciado “es insuficiente para poner en equilibrio las cuentas públicas, aunque es difícil decir exactamente de cuánto debería ser”, explicó a la AFP el analista de mercado Alex Agostini.
Anticipándose a esta posibilidad de no cumplir la meta, Barbosa anunció que el gobierno está “proponiendo un espacio fiscal para ser usado en caso de ser necesario” a través de autorización para que la meta fiscal fluctúe entre el actual 0.5% del PBI hasta -0.97%.
El mercado “ya esperaba” esta medida, que según Barbosa reduce la incertidumbre y evita sorpresas con cambios a última hora en la meta.
En paralelo, el ministro anunció también un proyecto de ley para imponer límites en el gasto público, calculado cada año según el presupuesto.
“El presupuesto tiene que respetar el límite del gasto. Si a lo largo del año se observa que eso va más allá del límite, se bloquea”, afirmó Barbosa.
Sin embargo, los analistas plantean sus recelos.
“Una banda significa en gruesos términos que se va ajustando el gasto conforme los acontecimientos, lo que muestra que el gobierno no está comprometido de manera efectiva con el equilibrio fiscal”, subrayó Agostini.
“El gobierno intenta amenizar un poco la sensación de que no tendremos meta, pero aún así eso genera incertidumbre para los inversionistas. Continuamos con un gran problema fiscal y no vemos dónde está el camino de salida”, explicó Ignacio Crespo, analista de macroeconomía en Guide Investimentos de Sao Paulo.
La falta de capacidad de ahorro de Brasil , en medio de una crisis que derrumbó la actividad, llevó al gobierno a reducir su meta cinco veces en el 2015: el objetivo inicial era un superávit fiscal primario de 1.2%, pero el mercado estima que por tercer año consecutivo las cuentas públicas cerrarán en rojo, posiblemente con un déficit primario de 2%.
“Sacrificio mayor”
El corte anunciado este viernes es menor al primero aprobado el año pasado de 69,900 millones de reales, al que luego se le sumaron 10,000 millones de reales más. Pero el gobierno asegura que hay poco de donde cortar.
“Partimos de un escenario más restrictivo. El sacrificio será mucho mayor que el que hicimos el año pasado”, indicó Simao, recordando que el presupuesto de este año ya era 55,000 millones de reales inferior al anterior.
Dentro del ajuste, destaca un corte de 4,200 millones de reales del PAC, un programa de crecimiento del gobierno federal responsable entre otras de obras de infraestructura, saneamiento, vivienda y transporte.
Aunque el ministro Simaro garantizó que los principales programas sociales no se verán afectados. Tampoco los recursos para el combate al virus zika y la celebración de los Juegos Olímpicos de agosto.
“Queremos garantizar inversiones y acciones sociales, priorizando proyectos de inversiones estructurales y en fase de conclusión”, indicó.
Brasil enfrenta su peor recesión económica en un siglo. Los ministros revisaron este viernes nuevamente a la baja la estimación de contracción del PBI este año, a -2.9% contra -1.9% anteriormente. La estimación para la inflación quedó en 7.1%.
El gobierno impulsa en el Congreso desde el año pasado, cuando Rousseff asumió su segundo gobierno, un ajuste fiscal para poner en orden sus cuentas. Pero el impopular impuesto financiero (CPMF), ya implementado en el pasado, ha encontrado una seria resistencia entre los legisladores.
“La CPMF es un ahorro necesario en este momento para mejorar nuestra situación, mientras las medidas propuestas son aprobadas”, manifestó Barbosa.