El bajo porcentaje de mujeres que accede a financiamiento y capacitación agrícola; así como su poca participación en la elaboración de políticas son vulnerabilidades para la población femenina que labora en el campo, informó hoy el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
Según información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), apenas hay 38 mujeres que ocupan cargos directivos en juntas de usuarios de riego, el 4.2% del total.
“Si bien este panorama es un obstáculo para la estrategia nacional contra el calentamiento global, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables considera también que es una oportunidad crucial para incorporar cambios que garanticen los derechos de la mujer rural”, agregó.
Además consideró urgente desarrollar un mapa regional que precise las vulnerabilidades de género para elaborar así mejores políticas de Estado frente al cambio climático.
En ese sentido, el MIMP señaló que la próxima realización de la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático (COP20) en Lima, en el que los líderes mundiales buscarán un consenso sobre las políticas a implementar para mitigar el impacto de este fenómeno, es una oportunidad para insertar en el debate un enfoque de género que permita poner en relieve la afectación sobre la mujer rural.
“Las mujeres que trabajan en el campo y están en contacto con las semillas y el agua son las más afectadas porque no acceden en igualdad de condiciones que los varones a la propiedad de la tierra y al manejo del recurso hídrico”, comentó la viceministra de la Mujer, Ana María Mendieta.
Según el último Censo Nacional Agropecuario del INEI, del total de propietarios de la tierra agrícola en el Perú, 79% son hombres y un 21%, mujeres.
Para Mendieta, “hay que ver cómo el cambio climático impacta en los derechos de la mujer y cómo insertamos este tema en la discusión de la COP20”.
Esto último teniendo en cuenta que Perú es uno de los países más vulnerables al calentamiento global, el tercero en el planeta, de acuerdo con la organización Tyndall Centre.
“Los cambios, por ejemplo, en la temporada de lluvias, generan pérdidas económicas en miles de productores agrícolas. Esta situación no solo se restringe a la fuente de ingreso de los hogares rurales sino a la producción de alimentos en el país. En este contexto, las restricciones de género hacen que Perú esté más expuesto a las consecuencias”, dijo el MIMP.