(Bloomberg).- Los ladrones chilenos tienen una nueva manera de robar dinero de los cajeros automáticos: los hacen estallar.
El método es simple. Se usa una manguera para inyectar propano en la máquina después de sellar con cinta adhesiva todas las hendiduras y conductos de ventilación, después se enciende el combustible con una chispa. La parte superior del cajero vuela, dejando la bandeja de billetes casi intacta.
“El robo puede durar menos de tres minutos”, dice Pedro Valdivia, ex comandante de la policía chilena y asesor de seguridad. “La respuesta de los bancos al problema es la más barata de todas: no reemplazarlos”.
La pirotecnia contribuyó a que el robo de cajeros automáticos diera un salto del 62% hasta fin de setiembre, según una declaración de la policía chilena enviada por correo electrónico.
La caída del 13% en la cantidad de cajeros automáticos en los primeros nueve meses del año luego de 375 ataques ha hecho que se formen largas filas en los restantes 7,877, lo que hace de las extracciones una prueba de resistencia.
Chile, el país más rico de América Latina, es la única gran economía de la región donde la cantidad de cajeros automáticos se está reduciendo, según Retail Banking Research de Londres.
Chile hoy tiene menos cajeros por cliente que vecinos sudamericanos como Brasil y Argentina. Para complicar aún más la necesidad de efectivo, el tiempo que las máquinas están vacías llegó a un récord de 17% en setiembre, el porcentaje más alto de los 34 estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
El 3 de noviembre, unos ladrones volaron un cajero automático del centro de Santiago y escaparon con el dinero después de arrojar “miguelitos” – clavos doblados de dos puntas- en la acera detrás del auto en que huyeron.
Decir basta
Las llamadas y correos electrónicos en los que se pedían declaraciones a los Carabineros de Chile, la policía nacional, no fueron respondidos. Un informe enviado por correo electrónico por la policía decía que se ha detenido a 51 personas por robos a cajeros en los primeros nueve meses del año, por arriba de los 23 arrestados en el mismo período de 2013.
Un legislador finalmente dijo basta después de volar a Santiago desde su casa en la ciudad sureña de Temuco en setiembre y tratar de extraer billetes del cajero automático de una estación de metro.
“Eran aproximadamente las 11 de la noche de un sábado y había unas veinte personas esperando sacar dinero”, declaró el congresista Fuad Chahin en una entrevista en la capital. “Y para cuando me llegó el turno de usar la máquina, el dinero se había acabado”.
A la semana siguiente, Chahin y otro legislador, Sergio Espejo, pidieron a la Superintendencia de Bancos que multara a las instituciones financieras que no mantuvieran sus cajeros automáticos bien provistos y en funcionamiento durante un mínimo de tiempo. El ente regulador planea implantar la norma antes de fin de año, dijo Chahin.