Argentina no llegó a un acuerdo con los acreedores de bonos, dijo el abogado Daniel Pollack, designado por el juez neoyorquino Thomas Griesa para mediar en las negociaciones entre el gobierno argentino y los acreedores de bonos de deuda emitidos por Argentina.
“Esta mañana y esta tarde, representantes de la República de Argentina encabezados por el ministro de Economía Axel Kicillof y representantes del mayor grupo de acreedores adelantaron más negociaciones en mi oficina y en mi presencia”, dijo.
“Desafortunadamente, no se logró un acuerdo y la República de Argentina caerá de inmediato en default”.
Para no entrar en mora, Argentina debe cancelar obligaciones por cerca de US$ 540 millones con los bonistas que aceptaron las reestructuraciones en 2005 y 2010, como lo hizo. Pero el juez Philip Griesa congeló esos dineros girados hace más de un mes para forzarlo a saldar los US$ 1,500 millones a los llamados fondos buitres.
“Para hacer el pago de intereses, a la República de Argentina también se le requirió simultáneamente efectuar un pago gravable a los bonistas que no quisieron aceptar los canjes de 2005 y 2010”, dijo Pollack. “La República de Argentina no cumplió con las condiciones y como resultado caerá en mora”.
“No obstante cualquier aseveración en sentido contrario, el default no es simplemente una condición ‘técnica’, sino una real y dolorosa que afectará a personas reales”, manifestó.
Pago de deuda “le es imposible” al gobierno argentino
El gobierno de Cristina Fernández asegura que le es imposible cumplir con el pago a los litigantes debido a que estaría incurriendo en una violación de las obligaciones legales con los tenedores que aceptaron la reestructuración de la deuda derivada de los bonos, que podrían presentar demandas contra el país por US$ 120,000 millones.
Este problema se remonta a 1998, cuando Argentina entró en recesión y debía pagar un monto exorbitante de deuda externa que había contraído y a muy corto plazo. Por ese motivo, en 2001 ofreció un “mega canje” a través del cual cambió títulos de deuda, que expiraban a corto plazo, por otros que expiraban a más largo plazo, pero con intereses más altos para trata de evitar caer en mora en los pagos.
El “mega canje” no fue efectivo y en diciembre de 2001 el país declaró el cese de pagos de su deuda por aproximadamente US$ 100,000 millones.
Esos bonos fueron reestructurados en 2005 y 2010 y muchos acreedores aceptaron las nuevas condiciones, lo que representaba una disminución de sus ganancias. Pero en 2008 otros inversionistas compraron algunos títulos de deuda que habían quedado en cese de pagos.
El precio de compra se hizo a bajo precio y automáticamente reclamaron ante la justicia estadounidense el 100% de su valor.
Buenos Aires ha dicho que esos fondos estadounidenses son “buitres” por adquirir bonos en una ganga.