A fines de octubre los productores algodoneros de Ica anunciaron protestas para exigir mejores incentivos por buenas prácticas agrícolas, de unos S/ 1.500 por hectárea, en lugar de recibir semillas certificadas de parte del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), además de créditos a través de Agrobanco.
En la década pasada la superficie cosechada tuvo una grave caída, al pasar de 93,250 hectáreas en 2005 a 26,711 hectáreas en 2015; en tanto que la producción de algodón disminuyó de 207,316 toneladas en 2005 a 70,200 toneladas en 2015, según cifras del Minagri.
Este decrecimiento ha impedido abastecer a la industria textil local y poco a poco las importaciones de algodón, fibras e hilados han crecido en forma paralela a la pérdida de productividad y competitividad del algodón peruano, citó el semanario Comexperú. Perú produce tan solo un 40% del algodón destinado al consumo interno.
Factores
- La baja rentabilidad frente al algodón producido con semillas genéticamente modificadas en otras partes el mundo. Ello beneficia a toda la cadena del sector textil y confecciones a la que el agricultor peruano no puede acceder por efecto de una moratoria a los transgénicos en nuestro país.
- La falta de flexibilidad del mercado laboral y sus elevados costos de contratación y despido. Así como la caída del precio internacional del algodón en los últimos años.
- La sustitución de plantaciones de algodón por otras más rentables, como el arroz y la uva en Piura.
El caso colombiano
Colombia, mientras tanto, avanza más rápido hacia la recuperación de su producción de algodón, la cual se encuentra en similar situación que la nuestra. ¿Cómo planea reflotarla? La iniciativa la han tomado los productores del Valle del Cauca, un departamento situado al suroeste del país. Quienes vienen apostando por la introducción de la semilla transgénica de algodón.
El algodón transgénico contiene una modificación genética que le otorga resistencia frente a ciertos insectos y plagas, aunque el costo de la semilla modificada es relativamente mayor que el de las semillas tradicionales.
Además, se disminuye el uso de pesticidas en gran magnitud, lo que genera un mayor ahorro para los productores.
La industria textil colombiana fomentó mayores flexibilidades laborales, como la contratación semanal.