Cuando una persona inicia su vida laboral, si es que es contratado de manera formal, debe tomar una de las decisiones que lo acompañará por el resto de su vida: optar por aportar al Sistema Privado de Pensiones (SPP) o al Sistema Nacional de Pensiones (SNP).
Hasta antes de 1993, esta decisión no se podía tomar. Solo existía el régimen nacional y quienes ingresaban a laborar tenían que ser parte de este esquema, el cual no aseguraba (ni segura) que una persona reciba una pensión luego de la jubilación por los requisitos que impone.
La intención de la política previsional del inicio de los noventa era ampliar la cobertura de pensiones en el Perú. Ante ello, el modelo que se aplicaba en Chile, surgió como solución. Es así que se decidió optar por crear el SPP y con él nacieron las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Tras fueron las grandes diferencias entre las AFP y la ONP. La primera es que los fondos dejaron de ir a una “bolsa común”, como es en el sistema público y se pasó a cuentas individuales donde cada aportante es dueño de su fondo.
A diferencia de la ONP en que una persona debe demostrar que ha trabajado 20 años como mínimo para obtener una pensión, en las AFP al tener cuentas individuales, las pensiones se calculan en base a lo aportado por el trabajador.
El tercer gran cambio fue que se permitió a las AFP ganar rentabilidad para los fondos, controlados a través de la SBS. Con ello los trabajadores incrementarían el monto de sus fondos y recibirían una mejor pensión. Adicionalmente, las inversiones que realicen estas entidades impulsarían el mercado de capitales.
“Hoy día estamos hablando de más de US$ 40,000 millones o su equivalente en el Sistema Privado de Pensiones, eso es importante con respecto a nuestro PBI, y es fundamental para seguir dándole apoyo al crecimiento de la economía en el desarrollo a mediano y largo plazo”, afirmó Juan José Marthans, exjefe de la SBS.
Problemas y más reformas
Al inicio del sistema fueron ocho las AFP las que competían en el mercado peruano buscando captar afiliados. Con el tiempo, el mercado se reconfiguró y se terminó con cuatro entidades, qué es el mismo número que tenemos hoy, pero con algunos actores que han cambiado.
Entre 1993 y 1995, a un poco más de dos años desde el inicio del sistema, este ya contaba con más de 1.1 millones de afiliados, gracias a incentivos que dio el gobierno de Alberto Fujimori para que quienes aportaban a la ONP pasen su dinero a la AFP vía un “bono de reconocimiento”.
Con el paso del tiempo los peruanos se acostumbraron a que las AFP existan como entidades que administraban los fondos. Sin mucho conocimiento de cómo funcionaba el sistema, las quejas comenzaron a llegar y con ellas los detractores del sistema.
“Yo creo que todavía no hemos logrado que el afiliado diga este es mi sistema, es mi plata y a mí me consultas. Tú quieres hablar de AFP, de fondos de pensiones, pregúntame, ese nivel de indentidad no se ha alcanzado. Por eso es que la gente separa a las AFP de su plata. Las AFP ahora están ganando, pero al inicio corrieron el riesgo de montar el sistema”, dice el exintendente de AFP de la SBS, Enrique Díaz.
Una vez reconfigurado el número de jugadores en el SPP, cuatro en total con las AFP, Prima, Horizonte, Integra y Profuturo, uno de los temas más discutidos del sistema fue la comisión que se cobraba por administrar los aportes.
Si bien las comisiones fueron bajando a lo largo del tiempo, estás se “congelaron” durante un periodo largo. Pasaron casi 20 años desde su creación para hacer una segunda reforma del sistema. Se intentó a finales del gobierno de Alan García, pero no prosperó y fue el actual gobierno el que hizo la segunda gran reforma.
En el 2012, con la reforma aprobaba por el Congreso, se logró reducir la comisiones a través de la licitación de afiliados, que permitió el ingreso de un nuevo actor en el mercado, la chile Habitat.
Ya con el nuevo esquema de comisiones por saldo (antes era por flujo), el mercado se volvió a reconfigurar. AFP Horizonte salió del mercado y fue absorbida por Pofuturo e Integra, volviendo nuevamente a cuatro participantes.
“El día en que los aportantes seamos conscientes de que nuestros recursos se están utilizando eficientemente para reconstruir y construir infraestructura en el país todos vamos a alinear los objetivos del SPP, objetivos individuales para la tercera edad, objetivos sociales y macroeconómicos para beneficiar a todo elpaís”, destaca Marthans.
Actualmente el proceso de reforma continúa. Se han hecho ajustes para mejorar la rentabilidad de los fondos, que históricamente son en promedio más de 10%. Sin embargo los niveles de pensión aún no convencen a todos.
Aún no existen jubilados “puros” del sistema y se tendrá que esperar al menos 10 o 15 años más para comprobar si realmente podrá pagar una jubilación conforme a las expectativas de los afiliados.
En el Perú más de cinco millones de peruanos están afiliados a alguna AFP, pero solo la mitad de estos aporta con regularidad. El reto es que todos los peruanos puedan asegurar una pensión en el futuro.
“Si entendemos al afiliado como una persona a la que hay que servir y hacemos un acercamiento desde otra perspectiva, ellos van a empezar a mirar el sistema distinto, lo van a hacer suyo y lo van a defender, ese es tipo de cosas que hay que reenfocar”, aseguró Enrique Díaz.