El presidente chino obtuvo sin sorpresa hoy un nuevo mandato al frente del Partido Comunista de China (PCC), con un equipo en el que no se vislumbra un delfín y convirtiéndose en el dirigente más poderoso en 40 años.

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Desde su llegada al poder a fines de 2012, Xi Jinping colocó a sus hombres en los puestos clave, ayudado por una campaña anticorrupción que sancionó a más 1.3 millones de funcionarios.

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El politólogo estadounidense afirmó que mientras que en China se ha desarrollado la meritocracia en su gobierno pese a ser comunista, en Grecia con un sociedad democrática su gestión pública es ineficiente.

Además de las audaces reformas económicas y sociales, el mandatario del gigante asiático también planea reorganizar el Partido Comunista, Estado y fuerzas armadas. Con ello busca profundizar su base de poder y contrarrestar a la oposición.

El primer ministro del gigante asiático, Li Keqiang, también reiteró que conseguirán mantener la inflación cerca al 3.5%. Ello -dijo- gracias a las reformas integrales presentadas en el pleno del Partido Comunista.

La autoridad monetaria del país asiático también se comprometió a acelerar las reformas en el mercado bursátil, tasas de interés y -sobre todo- el mercado cambiario, pues su régimen de tipo de cambio es bastante rígido.

Los “resultados decisivos” se verán al 2020. La cúpula gobernante pretende fortalecer la relación entre el Gobierno y el mercado, según expresó. La intención sería “desahacerse del control estatal”.

Por cuatro días, las autoridades chinas planearán medidas para impulsar un crecimiento más sostenible en la próxima década, aunque habría oposición a cambios en áreas como finanzas, impuestos, activos estatales, etc.

El índice de acciones líderes FTSEurofirst 300 avanzó un 0.25% en la jornada, para cerrar a 1,124.07 puntos.