El sistema Coca-Cola tiene un plan de inversión en el Perú de US$ 1,000 millones al 2015

Este año se ejecutará US$ 300 millones, con lo que estará avanzado al 70%. Los CEO de Coca-Cola Transandina y de Corporación Lindley, Humberto Zogbi y Johnny Lindley, hablan sobre la explosión del mercado de bebidas peruano y cómo acompañan el éxito con inyección de capital, en un adelanto de la entrevista con G de Gestión, que hoy salió a la venta.

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Por: Redacción Gestion.pe

David Reyes
dreyes@diariogestion.com.pe
Gonzalo Carranza
gcarranza@comercio.com.pe

¿El el 2000 esperaban que el consumo de gaseosas se iba a duplicar en la siguiente década?
Lindley: No, el mercado ha explotado. Por eso, como operador, he tenido que activar más los planes de inversión en plantas desde el 2006. Fuera del bache de la crisis global, el Perú ha tenido un ritmo de expansión mayor al esperado y que, de nuestra parte, se refleja en inversiones. Hemos invertido más de US$ 100 millones cada año en el 2010 y el 2011, básicamente en plantas, equipos de frío y envases retornables. El año pasado invertimos US$ 200 millones y este año invertiremos US$ 300 millones. Con ello, entre el 2010 y el 2015, la inversión en CAPEX será de más de US$ 1.000 millones.
Zogbi: Pocas empresas de consumo masivo van a haber invertido entonces tanto como el sistema Coca-Cola, particularmente Corporación Lindley.

¿Cómo se inserta Corporación Lindley en el sistema global de Coca-Cola?
Zogbi: El consumidor desconoce cómo funciona nuestro sistema y cómo el Perú está inserto en él. Coca-Cola está en 220 países. La FIFA tiene menos asociados de los que tiene Coca-Cola (risas). Comercializamos en el mundo 3,500 productos a través de 500 marcas, de las cuales 18 están en el Perú. Hay un sinfín de oportunidades. No pretendemos traer las 500 marcas al Perú, pero Coca-Cola seguirá creyendo y confiando en Corporación Lindley y en el Perú. Somos los responsables de refrescar a la humanidad diariamente con 1,800 millones de botellas. Ese es el contexto en el que estamos inmersos. El año pasado, a nivel mundial Coca-Cola creció 4% en bebidas no carbonatadas y 3% en carbonatadas, lo cual nos dice que el mundo de las carbonatadas –en contra de lo que se especula o ‘malinforma’– no está en caída. Crece, como lo hace en el Perú, que da señales de un potencial realmente importante. Estamos convencidos de que lo mejor está por venir: en diez años, este será un país completamente transformado.

Y en este contexto, ¿qué ha hecho Coca-Cola diferente de sus competidores para sacarle provecho a la oportunidad que representa el Perú?
Zogbi: Si hay algo que destacar en los últimos años es la cantidad y la calidad de inversión. Hay un antes y un después. Se han destinado entre US$ 25 millones y US$ 30 millones anuales a la compra de equipos de frío para que las bodegas y los almacenes conserven y muestren nuestros productos. Hoy, gracias a Corporación Lindley, el Perú cuenta con una de las megaplantas más modernas de Latinoamérica. Está en Trujillo y no se escatimó en nada para que esté a la altura de cualquiera del mundo. Gracias a ella, su capacidad de producción ha crecido en más de 50%.

En el 2010 se tenía planeado reducir el número de plantas a seis que incluyeran las nuevas megaplantas. ¿Cómo se ha avanzado con ese plan?
Lindley: Ese año repotenciamos la planta del Callao. Estaba bien ubicada, pero su equipo era antiguo. Lo mismo hicimos con la planta de Arequipa. La megaplanta de Trujillo, que inauguramos el año pasado, nos permitió cerrar dos plantas: una antigua en Trujillo y otra en Sullana. Y esa megaplanta, hay que decir, está sobre un terreno de 20 hectáreas, del cual solo estamos usando la mitad. El siguiente proyecto de megaplanta es el de Pucusana, donde tenemos 60 hectáreas y, en la etapa inicial, usaremos solo una parte.

El plan era empezar a construir en Pucusana a fin de año…
Lindley: Ya lo estamos haciendo. Obtuvimos la luz verde de la comunidad y se están removiendo las tierras. Terminaremos de construirla el próximo año y, en octubre o noviembre, ya estará operativa, lo que nos permitirá cerrar la planta del Rímac, que es la más antigua y donde la compañía cumplió 103 años. Entonces Lima se quedará con la de Pucusana y la del Callao, que será potenciada de acuerdo a las necesidades. En el sur tenemos que definir la foto final. Creíamos que lo óptimo era una sola megaplanta, pero lo estamos evaluando porque el sur es complejo en infraestructura vial y geografía, y hemos registrado crecimientos en zonas donde no estaba previsto. La otra planta es la de Iquitos, que tiene un rol estratégico por su ubicación, que te da competitividad ante el clima, por ejemplo, cuando no puedes acceder a la selva. La vamos a mantener y probablemente la repotenciemos para subir su calidad.