El aporte de la mujer al desarrollo del país
Gestión 25 años. Pasar del espacio privado al público, asumiendo retos en los negocios y la vida política ha sido el principal cambio observado en las mujeres en las últimas décadas. ¿Cuánto se avanzó y qué queda por hacer?
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Por: Luisa Huaruco Gonzales
En los años 70’s, tres de cada 10 mujeres trabajaba, en los 90’s la cifra ascendió a 5 de cada 10. Actualmente el 78% de las peruanas en edad de trabajar lo hace. Ese cambio ha tenido un impacto positivo en el país a nivel económico, político y social.
“Hace 25 años la mujer en el Perú no ocupaba los puestos y el lugar que ocupa ahora. Había mayor desempleo femenino y ocupaban posiciones de menor prestigio e ingresos en relación a los hombres”, señala Giovanna Di Laura, Coordinadora del Centro de la Mujer de Centrum Católica.
El mayor acceso a la educación fue determinante para el ingreso de la mujer a los ámbitos económico y político. Los cambios sociales y tecnológicos influyeron también en sus intereses y metas.
“Cuando una persona tiene mas educación cambia su percepción e ideales. Ya no quiere limitarse a un ámbito personal y privado. En el país tuvimos una mayor conciencia de equidad, incluso se permitió que la mujer ingresara al servicio militar. Su rol fue de lo domestico al ámbito público, con una mayor promoción para que ingresen en política”, recuerda Di Laura.
Espacio en la política
La mujer inicia su participación formal en la vida política en 1955, cuando se le otorga el derecho al voto. El proceso electoral de 1956 tuvo como resultado la elección de 1 senadora y 8 diputadas. No fue sino hasta 1995 que por primera vez una mujer asumió la presidencia del Congreso de la República. Desde entonces cuatro mujeres más han ocupado el cargo.
La presencia de las mujeres en el parlamento se vio reforzado por el sistema de cuotas, implementado en Perú en 1997. En el año 2000 se incrementó la cuota de género del 25% al 30% para las listas de candidatos al Congreso y en 2002 se aplicó para municipios y gobiernos regionales.
En los siguientes años tuvimos mujeres en varios ministerios, se eligieron alcaldesas y destacan dos candidaturas presidenciales que se quedaron en camino: Lourdes Flores Nano (2001 y 2006) que quedó en tercer lugar en ambas elecciones y Keiko Fujimori (2011) que fue la primera candidata presidencial que pasó a una segunda vuelta.
“Tener ejemplos de mujeres que cumplen su carrera con satisfacción y al mismo tiempo tienen familias ayuda mucho. Esas líderes ayudan a las más jóvenes a cambiar los paradigmas que nos dicen ‘no se puede’, ‘estás pidiendo mucho‘”, recalca Inés Temple, presidente ejecutivo de Lee Hacht Harrison – DMB Perú.
En el periodo 2011 – 2016, el 21,5% de los parlamentarios son mujeres y seis integran el Consejo de Ministros. Del total de alcaldes a nivel nacional, el 2,9% son mujeres, elevándose la cifra al 28,5% en el caso de los regidores.
Mujeres en los negocios
En el campo laboral actualmente las mujeres representan el 43,8% del total de trabajadores peruanos. Si bien esto representa un salto de más del 10% en relación a los últimos 20 años, todavía existe una brecha salarial que registra un ingreso promedio mensual de S/. 1.028 para las mujeres, frente a una media general que paga S/.1.230 (INEI 2014)
En puestos directivos el margen ocupado por mujeres llega apenas al 3,6% en el país, lo que nos pone bastante por detrás de la tendencia mundial.
“Ocurre que para ocupar cargos de CEO es necesario manejar una red de contactos y muchas veces las mujeres no tienen el tiempo de desarrollar ese networking”, menciona Di Laura.
Según la Encuesta de Uso del Tiempo, las peruanas pasan 76 horas a la semana en actividades remuneradas y labores domésticas no remuneradas, en relación a las 66 horas de trabajo de los hombres. Esas 10 horas extras incluyen labores ligadas a la carga familiar, como el cuidado de hijos, de familiares enfermos o del hogar.
Para enfrentar esta situación muchos países optan por políticas que promueven la participación masculina en la carga de la vida familiar. “En Noruega hay un período mas largo por maternidad, de 9 o 12 meses, pero puede tomarla exclusivamente la mujer o repartirse mitad y mitad”, explica Di Laura.
Una razón para ser optimistas es que en el caso peruano la disparidad registrada en los directorios puede ser temporal, ya que la mayor parte de la fuerza laboral femenina es relativamente joven y se halla en mandos medios. Su avance de gerencias a situaciones de directorios seguirá un ciclo natural.
Por otro lado, Inés Temple señala algunas situaciones que sí podrían estar haciendo que las carreras de las mujeres demoren en despegar.
- Las mujeres optan por estudiar menos postgrados y al hacerlo eligen los más especializados, mientras que los hombres optan más por los MBA. “La señal que dan es que buscan ser mas expertas en sus campos en particular, mientras que un MBA da el mensaje de ‘quiero liderar organizaciones’, destaca la especialista.
- Las mujeres son menos estratégicas a la hora de hacer contactos. “Los hombres hacen contactos orientados directamente a su carrera, pensando en a quien deben conocer. Nosotras lo hacemos más socialmente”, menciona.
- La mujer es menos agresiva a la hora de negociar aumentos de salarios, o de pelear por ascensos. “Esto se debe a que la agresividad en mujeres no se ve bien y puede ser contraproducente. Cuando una mujer toma un tipo de liderazgo agresivo se tiende a ver de forma negativa. Lo que en un hombre se ve normal se evalúa distinto en una mujer”, complementa Di Laura.
Para promover la diversidad algunos países han establecido cuotas que obligan a las empresas listadas en bolsa a tener un porcentaje (40% en Francia España y Noruega) de mujeres en sus directorios. Esto no es gratuito, ya que se conoce que las empresas que cuentan con más mujeres en los directorios logran un 42% más en sus retornos de ventas y un 66% más en sus retornos de sobre la inversión.
A pesar de haber transitado un camino accidentado, se ha avanzado mucho en relación a la situación de la mujer décadas atrás. La tarea es seguir cerrando brechas, sobretodo hacer que las oportunidades lleguen por igual a todas las mujeres del país. La actitud con que afrontemos los siguientes retos será determinante.
“No podemos caminar como víctimas, con la idea de que todo es mas difícil para nosotras o que los hombres tienen ventajas. Esa actitud es perdedora. Las mujeres debemos darnos cuenta de que podemos hacer lo que queremos, cuando queremos y donde queremos, siempre que nos organicemos bien, tengamos claras las metas y cumplamos disciplinadamente los pasos para conseguirlas”, recomienda Temple.