“Cuellos de botella” de la economía son el capital humano y la infraestructura
El economista Javier Dávila explica por qué son necesarias las políticas que consoliden el crecimiento de la economía y que, a la vez, permitan a las empresas contar con los factores productivos para mejorar su competitividad.
Por: Redacción Gestion.pe
Los dilemas del crecimiento económico
Por: Javier Dávila Quevedo
Economista
Nuestro país viene liderando desde hace unos años el crecimiento regional, lo que nos ha permitido casi duplicar nuestro Producto Bruto Interno (PBI) y mejorar significativamente en los demás indicadores económicos y sociales. Consecuencia de ello, se viene acrecentando el interés de inversionistas foráneos por instalarse en Perú y la inversión privada viene creciendo a dos dígitos, lo que impulsa el círculo virtuoso del crecimiento.
Para este 2013 las expectativas de crecimiento siguen siendo altas, por encima del 6%, y superiores al promedio regional, que es de 4%. Esto es altamente positivo ya que el crecimiento viene acompañado de crecimiento de empleo y mejoras salariales.
En las últimas dos décadas el cambio estructural que se ha dado en la economía en un contexto de competencia global ha impulsado el desarrollo de algunos sectores con niveles de productividad elevados, que tienen que estar acompañados por el crecimiento de diversos factores como capital humano e infraestructura.
Sin embargo, se viene observando que estos factores no están creciendo al mismo ritmo que la economía requiere, lo que en el mediano plazo puede configurar “cuellos de botella” en capital humano, energía, terrenos, logística que de no corregirse rápidamente pueden cortar esta dinámica de crecimiento.
Por eso es necesario tomar medidas de política que por un lado consoliden el crecimiento de la economía y por el otro permitan a las empresas contar con los factores productivos necesarios que no limiten su competitividad.
Nos referimos al proceso que busca acelerar un conjunto de transformaciones en la estructura económica y social del país, a través de medidas concretas y directas que corrijan desequilibrios del aparato productivo y distributivo: modernización del aparato productivo, descentralización productiva, fortalecimiento del Estado, entre otros.
Este no es un proceso automático, sino que es un proceso de transformación en la esfera productiva en donde el Estado tiene potencialmente un papel que desempeñar, ayudando por un lado a que los mercados funcionen eficientemente; pero evitando también de caer en la trampa de que los mercados se encargarán solos del cambio cuando gozamos de estabilidad macroeconómica.
En ese sentido es vital contar con un Sistema Nacional de Planeamiento que busque de resolver, conjuntamente con el sector privado, de manera integral los problemas que limitan nuestra competitividad.