La importancia de los tests y MVP’s en la era digital
A propósito del reciente escándalo de la startup norteamerica Theranos, analizamos la importancia de testear un producto mínimo viable como condición mínima para invertir.
Pero antes, ¿qué es y qué pasó con Theranos? Fundado en el 2003, Theranos fue una prometedora startup norteamericana que ofrecía la revolucionaria posibilidad de realizar análisis de sangre con muestras muy pequeñas. Liderado por su fundadora y CEO, Elizabeth Holmes, Theranos había cerrado en diciembre del 2017 una exitosa ronda de inversión con el levantamiento de US$ 100 millones por parte de Fortress Investment Group, un fondo de private equity con activos administrados por más de US$ 70,000 millones.
Resulta pertinente aclarar que este fundraising no era sorpresivo: entre el 2004 y el 2015, Holmes había captado más de US$ 900 millones en sucesivas rondas bajo la promesa de que podría revolucionar las pruebas de sangre. Sin embargo, en el 2015, se descubrió un primer indicio de estafa: la compañía usaba maquinaria y tecnología proveniente de startups de la competencia para ejecutar al menos algunas de sus pruebas, práctica que cuestionaba la capacidad innovadora de Theranos.
Los rumores sobre esta mala praxis explotaron a mediados de marzo de este año, cuando la U.S. Securities and Exchange Commission demostró que Theranos había afirmado falsamente que su tecnología estaba en uso por el Departamento de Defensa. Asimismo, el ente regulador comprobó que la compañía tenia capacidad de generar ingresos de apenas US$ 100,000, cuando había declarado generar US$ 100 millones en ventas en el 2016.
Lo que vino después ha sido la debacle. Luego de tener una valorización de US$ 9,000 millones, hoy Theranos enfrenta una intervención judicial por parte de la SEC con cargo a que Holmes pague una multa de US$ 500,000. La lección del caso Theranos es que la premisa del ‘fake it till you make it’ no resiste más en el ecosistema emprendedor. Las startups deben estar en constante testeo para validar su modelo de negocio o, si este no es consistente, para virar hacia nuevas fórmulas.
LA IMPORTANCIA DE UN MINIUM VIABLE PRODUCT (MVP)
Al respecto, Alonso Mujica, fundador y CEO de Silabuz.com, una startup peruana dedicada a la enseñanza de programación a adolescentes que recientemente se expandió hacia Chile (sumada a Perú), sostiene que el primer paso consiste en diseñar los tests y sus parámetros. “Primero, qué funcionalidades va a tener el producto que voy a desarrollar, definiendo en cada una qué objetivo tiene que cumplir de cara al usuario. Luego, setear indicadores de desempeño: qué hago, qué es lo que quiero conseguir, cómo voy a medir si es que estoy consiguiendo los resultados esperados o no dentro de mis experimentos”.
Theranos jamás tuvo un prototipo público y accesible a la comunidad científica (mucho menos al público general). Llamativo error, sobre todo tratándose de una comunidad de avanzada como Silicon Valley. Para Mujica, una startup jamás debería levantar capital si no cuenta con un producto funcional que ya haya tenido cierta validación en el mercado. “Esto debería ir acompañado de resultados concretos o métricas de que el producto está resolviendo algún problema del usuario o del mercado”, agrega.
Rodolfo Dañino, co-founder y COO de la startup peruana Crehana, tiene una perspectiva en la misma línea: “En mi opinión, es necesario tener un MVP. Este no solo será prueba de que hay un equipo enfocado en la ejecución de un proyecto, sino que este te permitirá demostrar números y resultados de tracción (por más que sean iniciales) a cualquier *inversionista*”.
NO ES PECADO CAMBIAR DE CAMINO
Quizá mucho antes, pero cuando en el 2015 se descubrió que Theranos empleaba tecnología ajena, debió reconsiderar su camino, decisión bastante común entre startups. En ese sentido, el CEO de Silabuz.com señala que se deben tener métricas para comprobar que efectivamente se está logrando lo planificado. Si el resultado es adverso, debe entenderse por qué no lo estás logrando y realizar los cambios del caso.
Alonso Mujica sentencia: “Después de tres o cuatro interaciones de este proceso, si no estás logrando lo que te has propuesto, tienes que darle una “vuelta” a la compañía, hacer cambios en el producto o en la solución…o en el giro del negocio”. Fue este el giro que debió hacer Theranos.
De hecho, el cambio de giro resultó útil para Crehana: “El principal cambio que atravesamos fue pasar de un MVP llamado Flikn.com a una plataforma completamente nueva (Crehana.com): de tener un solo modelo de negocio transaccional a tener uno transaccional y de membresías en simultáneo; pasar de enfocarnos en únicamente vender y pensar en ‘clientes’ a no solo enfocarnos en esto y pensar en ellos como estudiantes”, concluye Dañino.
La estrategia del “fake it till you make it” ha quedado sin piso. Poner a prueba con el mercado una startup desde su etapa temprana y tomar conciencia de que en algún momento el modelo de negocio puede reconvertirse hacia nuevos senderos, son prácticas que le harán mucho bien al ecosistema emprendedor peruano.
PANEL G: DISRUPCIÓN DIGITAL
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