Razones que justifican iniciar colección de buenos vinos en 2016
Existen vinos coleccionables menos notorios para que pueda decidir qué hacer con sus bonificaciones de este año. Aquí lo que necesita saber y qué debe coleccionar ahora.
Por: Redacción Gestion.pe
(Bloomberg).- Quizá lo intimiden las cifras de las subastas (“¡caja de Romanée-Conti alcanza US$ 59,000!”) y piensa que coleccionar vino es un juego reservado a los que forman parte del uno por ciento.
No es solo para los que tienen las billeteras más abultadas. Si bien una importante inflación en los precios afectó al Burdeos de primera y segunda línea y al Borgoña grand cru y premier cru, hay no obstante coleccionables menos notorios para que pueda decidir qué hace con la bonificación de este año.
A continuación, lo que necesita saber y qué debe coleccionar ahora.
Tenga un plan.
Por favor. Como muchos amantes del vino yo empecé almacenando algunos tintos caros al azar y terminé con una mezcla desorganizada de botellas y cajones en un rincón de mi sótano. Me he vuelto más sistemática con mi reserva para añejar tranquilamente.
Son muchísimas las razones para coleccionar. Por ejemplo, es cómodo tener vinos finos a mano y evitar de ese modo salir corriendo a último momento a buscar algunas botellas serias para una escena especial. Y se ahorra considerablemente comprando mejor material cuando es joven y barato –y añejarlo uno mismo- antes que pagar precios incrementados por ejemplares maduros difíciles de encontrar.
La mayoría de los vinos se elabora para consumir en un lapso de meses, pero los mejores tintos mejoran su sabor después de añejarse por lo menos varios años, un decenio inclusive, o más. Los intensos taninos de los vinos se suavizan y los sabores frutados evolucionan adquiriendo una complejidad terrosa que compensa el tiempo transcurrido esperando a beberlos. (Una serie de blancos, preservados por la elevada acidez, también mejoran con el tiempo.)
Respete su gusto.
Comprar vino es como comprar obras de arte, salvo que deba consumir una parte mientras lo disfruta. Elija, por ende, lo que le gusta. Los únicos vinos que realmente vale la pena coleccionar son aquellos que le gusta beber. ¿Potencial de inversión? Recuerde que el vino no es líquido (el juego de palabras es involuntario) como las acciones, y que no existen garantías de que los precios de sus botellas subirán a niveles que le permitirán jactarse cuando quiera venderlos.
Pruebe antes de comprar.
Compre una botella y pruébela antes de comprar la caja. Pero no le recomiendo que compre más de dos cajas de un vino. ¿Por qué? Los gustos de los coleccionistas evolucionan. He visto a fanáticos del cabernet liquidando una caja tras otra en una subasta para poder dedicarse a su nueva pasión, el Borgoña.
Piense en cómo guardarlo.
No tiene sentido guardar vinos finos reposando en una coqueta estantería en la cocina. Por desgracia, he observado demasiados tintos costosos exhibidos como decoración y destruidos gradualmente porque la temperatura era demasiado alto o porque la baja humedad secó los corchos. Invierta en una unidad con control de temperatura, lleve un inventario de lo que compra y no se olvide de enumerar todo en su seguro por si se produce una falla eléctrica.
Consiga un vendedor sólido.
Comprar a un comerciante confiable, o directamente a una bodega, es mejor que ir corriendo a una subasta, al menos en un primer momento. Y no se deje seducir por precios que son demasiado buenos para ser verdad.
Y ahora… ¿por dónde empezar?
¿Qué coleccionar? Olvídese de los trofeos muy publicitados y busque vinos de regiones que los grandes coleccionistas establecidos pasan por alto. Elija un lugar que ame (como la Provenza) o bodegas que haya visitado.
Mis recomendaciones apuntan a una media docena de regiones que en la actualidad están poco valoradas y donde todavía es posible encontrar cosechas más viejas a precios razonables: California y Oregon, en Francia el valle del Loira, Provenza, Beaujolais, la región de Rioja en España, y Alemania.