¿Es posible hacer de Lima una ciudad inteligente?

Una ciudad con tránsito fluido, con menos contaminación y con servicios de salud y seguridad interconectados parece todavía lejana. ¿Cuál es el camino que debe seguir la capital para convertirse en una smart city? Lea a continuación un artículo de G de GESTIÓN sobre el tema.

Por: Redacción Gestion.pe

Por Daniel Goya

Tener cerca de 32,000 vehículos de transporte público en una ciudad que solo necesita 16,000 no es inteligente. Que los automóviles y buses se desplacen a la contemplativa velocidad de 14 kilómetros por hora tampoco es inteligente. Esperar dos meses para una cita con el médico del seguro social tampoco lo es. Que la contaminación se quintuplique en solo tres años es de locos. Y que 2,000 personas fallezcan cada mes en accidentes de tránsito indudablemente es negligente.

Es más, que cada año S/. 1,000 millones en horas-hombre se pierdan debido al tráfico de la ciudad roza lo absurdo. Es por eso que cabe preguntarnos ¿estamos en una ciudad tonta? Los indicadores parecen decirnos que sí.

Entonces, en un mundo cada vez más conectado, con tecnologías cada vez más rápidas y cercanas, con dispositivos móviles cada vez más potentes e ingeniosos, ¿es posible hacer de Lima una ciudad inteligente?

Los expertos son optimistas pero prudentes. “Se puede convertir a Lima en una ciudad inteligente. Pero es un proceso que va a tardar y que va a involucrar a los diversos actores de la ciudad, desde empresas privadas hasta el sector público. Pasando, por supuesto por los ciudadanos”, señala Fernando Grados, gerente general de Dominio Consultores.

Por su parte, Claudio Querol, director de comunidades inteligentes y conectadas de Cisco Systems, apunta a que el primer paso tendrá que ver con el acceso y el nivel de las conexiones. “La base para construir una ciudad inteligente es la comunicación que debe haber ya no solo entre usuarios, o entre usuarios y sus computadoras, sino entre dispositivos automatizados. Es lo que se llama el Internet de las cosas”, explica.

El Internet de las cosas es el paradigma 3.0. Es decir, que si antes teníamos un sistema en el que el usuario debía estar detrás del dispositivo, ahora eso ya no es necesario. “Vas a tener cámaras, computadoras, semáforos y toda clase de aparatos comunicándose automáticamente para que la ciudad sea más rápida, más segura, más eficiente”, agrega Querol.

Para Iván Chumo, gerente general de Optical Networks, los próximos semáforos en Lima deberían ser capaces de medir, a través de una cámara de video, la cantidad de vehículos en una intersección y decidir los mejores tiempos para dar pase.

“Lo mismo sucede con las cámaras de seguridad. En lugar de tener a un grupo de serenos viendo pantallas en un salón, las cámaras se conectarán con una base de datos para identificar a las personas con antecedentes que están rondando un banco. O reconocer que una misma persona ha pasado dos o tres veces por el mismo lugar de manera sospechosa”, indica.

En el campo de la salud, en la última convención de Cisco para América Latina, Carlos Domínguez, vicepresidente de Cisco, hizo una demostración de cómo las nuevas aplicaciones de los smartphones pueden contribuir a diagnósticos no solo más rápidos, sino también más precisos.

“La posibilidad de compartir un examen, una radiografía, los resultados de los análisis ya no con un doctor sino con cinco o seis al mismo tiempo, hace que nada se escape”, apuntó.

Giancarlo Casareto, gerente de Trade Marketing de IM de Samsung, indica que las apps en los smartphones se volverán una herramienta tan útil para los doctores como sus estetoscopios.

“Las aplicaciones ayudarán a controlar a los pacientes, los conectarán con sus doctores y medirán sus signos vitales online para que los médicos puedan chequearlos a distancia”, afirma.

Todo esto suena ideal. Inteligente. Pero, ¿está Lima cerca de ese futuro? Para el asesor de la Municipalidad de Lima, Augusto Rey Hernández, el camino está trazado y solo falta recorrerlo. “En el tema del transporte se están invirtiendo S/. 3.500 millones en dos proyectos: Vía Parque Rímac y Vías Nuevas de Lima que recuperarán y ampliarán más de 130 km de las principales vías de acceso a la ciudad, beneficiando directamente a más de 30 distritos”, manifiesta.

Asimismo, Rey agrega que el proyecto Vía Expresa Sur, con una inversión cercana a los S/. 230 millones, conectará la avenida Paseo de la República con la Panamericana Sur. Estas tres obras estarán listas para el 2015, 2016 y 2018, respectivamente.

Pero si en el tema del transporte los trabajos parecen haber comenzado, en el tema de la seguridad las cosas no parecen tan claras. Para Rey hay un problema mucho más de fondo que debe resolverse antes. “Lima está dividida por distritos, cada uno con un presupuesto, cada uno con autonomía, y eso dificulta el trabajo en conjunto”.

Para Rey debería haber un cambio en la legislación para que sea la Municipalidad de Lima la que maneje el presupuesto de la ciudad y decida cómo invertirlo. “Así como sucede en otras capitales, es el alcalde de la ciudad el que decide, así se evita que los distritos con menos recaudación sean los que menos soluciones obtengan”, apunta. “Va a ser un trabajo de cambio de mentalidad, desde el ciudadano hasta las autoridades”, agrega.

Para Alberto Castañeda Rojas gerente de ventas de servicios gestionados para Sudamérica de IBM, los trabajos en conjunto de la empresa privada con el Estado enfrentan siempre el bache de la poca continuidad de las gestiones y políticas de futuro. “Cada vez que se cambia de administración hay que explicar lo que se busca, los beneficios y lo que se puede hacer”, indica.

“Hemos tenido consensos con las agrupaciones políticas para llegar a acuerdos de planes a futuro, rutas que no deberían cambiar sin importar quién esté en el poder”, asegura el asesor de la Municipalidad de Lima como una respuesta a lo anterior.

Por ahora, Lima es una ciudad tonta. Lenta. Torpe. Donde el año pasado se vendieron 200,000 autos nuevos pero no se incrementaron pistas ni estacionamientos. Donde hay 230,000 taxistas en toda la ciudad, cuando en toda Nueva York solo hay 30,000. Donde hay un parque automotor que supera los 1.2 millones de unidades, cuando para estacionar solo 80,000 autos se necesita casi el área de todo el distrito de la Punta, en el Callao.

Por ahora, queda creer en la tecnología, en las conexiones y en su sabiduría de bytes, mientras las autoridades y la empresa privada hacen su trabajo.