Las mujeres que marcan la pauta en la gastronomía peruana
En el Día Internacional de la Mujer, conozca tres historias de chefs peruanas que lideran sus propios restaurantes.
Por: Sandra Vargas Gutiérrez
Las mujeres y la gastronomía ya no forman un binomio convencional. En el Siglo XXI, los chefs hombres se impusieron en la dupla, por lo que hoy el género masculino lidera la mayoría de cocinas de bares y restaurantes del mundo. La “dificultad de equilibrar horarios no sociales con el cuidado de los hijos” sería la causa principal de este hecho, según un estudio del medio inglés ‘The Independent’.
Incluso, Sarah Barber, chef ejecutiva de repostería del Café Royal de Londres, alguna vez confesó: “Este es un empleo que, en mejor de los casos, ocupa un mínimo de 12 a 14 horas diarias. En estas condiciones, criar un hijo sería algo imposible. Renunciar a ello es un sacrificio que hago con gusto, pero no deja de ser un sacrificio”.
Pero más allá de la maternidad, ¿acaso las mujeres de hoy huyen del calor de las cocinas? ¿O es que la industria culinaria ahora le abre más puertas al género masculino? En Perú pareciera que fuera así: gran porcentaje de restaurantes galardonados y reconocidos tienen un chef hombre como jefe. Sin embargo, no hay que olvidar a las cientos, miles de mujeres que, a punta de esfuerzo y trabajo, han cumplido el sueño de abrir y liderar su propio restaurante. A continuación tres de estas historias por el Día Internacional de la Mujer:
Fiorella Nicolini
Cuando era pequeña, seguía con atención las recetas y procedimientos que aplicaba su abuela paterna con tanto esmero en la cocina. Y así, como jugando, empezó a aprender y a enamorarse de la gastronomía. El tiempo la hizo experta en el mundo culinario, sobre todo con las pastas, y la mentalizó a abrir su propio restaurante. Hacia ese objetivo trabajó para abrir junto a su cuñada su propia trattoria, “Bernucci”, apellido de su querida nana: “Fue un sueño cumplido”.
“Nunca tuve problemas en mi profesión por ser mujer y, felizmente, tampoco me enfrenté al machismo. En mi familia los cocineros eran hombres, pero era mi abuela quien los organizaba y les enseñaba recetas y decoraciones”.
Sin embargo, Fiorella, madre de una niña de 9 años y una joven de 21, reconoce que hoy existen más chefs hombres que mujeres en el país. Pero recuerda que en este rubro, el género femenino puede cumplir varias tareas con mayor facilidad. “Somos organizadas, fuertes y tenemos pasión y entrega. Además, sabemos escuchar y tomar decisiones. Somos completas”.
Carolina Uechi
Solo estudió dos ciclos de Administración y debió abandonar la carrera al quedar embarazada a los 21 años. Esteban, su hijo, creció, y con él sus ganas por retomar sus estudios. El problema es que no quería volver a lo mismo, así que evaluó otras opciones. Así, casi por descarte, eligió la gastronomía, pues asumía que era una carrera rápida y sencilla.
“Esta profesión resultó siendo todo lo contrario a lo que pensaba. Cuando experimenté el verdadero movimiento en la cocina, me enamoré de este trabajo. A veces paso días sin ver a mi hijo por la carga laboral y me cuesta, pero es parte de la responsabilidad de liderar una cocina”, confiesa la chef del restaurante de parrillas “Kilo”.
Pero antes de cumplir su meta, Uechi se topó con una de las grandes barreras latentes en el país: el machismo. “Fue difícil llegar a ser cocinera en un país donde muchos hombres actúan con prepotencia frente a las mujeres. Varios piensan que nosotras deberíamos dedicarnos solo a la pastelería o a tareas fáciles, pero no es así. Yo, por ejemplo, quise sobresalir en un área pesada de la gastronomía, como son las parrillas, mi pasión”, reveló.
Rosa Paredes
Es laboratorista clínica de profesión, pero siempre le apasionó la cocina. Por ello, cuando cumplió 54 años, estando casada y con tres hijos, al fin se animó a estudiar gastronomía y a abrir “Kamcha”, un restobar en Surquillo, con el apoyo de su padre y esposo. Rosa siempre trabajó de manera independiente en el mundo culinario, por lo que nunca se vio cara a cara con el machismo. No obstante, era consciente de este problema, por lo que decidió apoyar siempre a las mujeres que trabajaran en su local: “En mi restaurante hemos tenido a una bartender mujer, lo cual ha sido una sorpresa para muchos, pero entre nosotros nos apoyamos”.
Paredes considera que hay más hombres cocineros que mujeres por las condiciones del trabajo, pero no cree que sea una tendencia ni regla a seguir: “En las áreas calientes de la cocina se utilizan ollas grandes, aceite a altas temperaturas y se debe manejar muy bien el wok. Por eso la fuerza es necesaria, para trabajar rápidamente, pero eso no excluye a las mujeres. También podemos asumir ese reto. Yo lo hago día a día”.
Además, Rosa recuerda que las mujeres son más detallistas y minuciosas, por lo que sus cualidades ayudan mucho a los aspectos creativos, los colores y las texturas.