Diez consejos de seguridad antes de viajar a Río de Janeiro

FOTOGALERÍA. Río de Janeiro está a punto de convertirse en el centro del mundo y muchos dudan de que esté preparada. ¿Es una ciudad tan peligrosa como la pintan? Sí y no. Río ya no es lo que era. Los índices de violencia han caído considerablemente en los últimos años. A pesar de ello la amenaza de la muerte es una compañía constante para muchos cariocas, pero la inmensa mayoría de visitantes no se tropezarán con la cara fea de Río, así que no hay motivos serios para preocuparse. Aun así, aquí van diez consejos para disfrutar en paz de la nueva ciudad olímpica.

PONER LAS COSAS EN SU SITIO. Las escenas de guerra que se viven en muchas favelas y que llenan los telediarios ocurren en suburbios muy alejados de las zonas turísticas. Los barrios de la zona sur (que va desde el centro hasta Leblon) son una burbuja de seguridad comparado con lo que ocurre en la periferia. Además, durante los Juegos Olímpicos la ciudad estará blindada: 85.000 agentes, entre militares y policía, formarán el mayor dispositivo de seguridad en la historia de las Olimpiadas.
IMITAR EL DRESS CODE CARIOCA. Para evitar los robos disimular al máximo la condición de guiri siempre ayuda. A pesar de que el look ibicenco es ideal para las fotos en los atardeceres de Ipanema, siempre será mejor llevar unas chanclas de goma (las havaianas son toda una institución en Río) que unas elegantes sandalias de esparto. Los tacones se pueden quedar en España sin problemas. Los relojes, collares y pendientes también. El tirón del cordón de oro es un clásico entre los asaltos. Lo mejor es llevar el dinero justo para pasar el día y copiar una técnica muy interiorizada por los cariocas: guardar el grueso del dinero en las partes íntimas y llevar unos 20 o 50 reales en el bolsillo para poder ofrecerlos en caso de atraco.
EVITAR ALGUNOS BARRIOS EN ALGUNAS HORAS. Copacabana, Ipanema, Leblon y Barra de Tijuca (donde está el principal parque olímpico) concentran la mayoría de hoteles y son barrios muy seguros. Santa Teresa es un encantador barrio de alma bohemia y casa señoriales entre colinas, pero los recovecos de sus calles silenciosas son un refugio ideal para atracadores. En los últimos meses ha crecido el número de robos a punta de pistola. Para evitar riesgos es mejor ir de día y no alejarse mucho del eje Largo do Curvelo-Largo dos Guimarães, la zona más concurrida.
NO TEMER EL TRANSPORTE PÚBLICO. El metro de Río de Janeiro es muy fiable y en los autobuses el principal riesgo es caerse de culo en uno de los derrapes a 80 por hora que tanto gustan a los conductores cariocas. No hay que preocuparse excesivamente, pero en el bus, en caso de estar sentado junto a una ventana, mejor no sacar el móvil. No será la primera vez que aprovechando un atasco un ladrón pega un salto desde la calle y arrambla con él en milésimas de segundo. Los taxis oficiales (amarillos con una franja azul) también son seguros y para un turista quizá sean mejor opción que los coches de Uber: a pesar de resultar mucho más económicos están repletos de conductores sin experiencia que no se conocen las calles.
NO DESPISTARSE EN LA PLAYA. El principal must de cualquier turista en Río pasa por poner los pies en la arena. Es genial echarse una siesta al son de las olas, pero no hay que despistarse con los bolsos y mochilas. Un fenómeno típicamente playero es el arrastão: consiste en una estampida de jovenzuelos ladrones que se coordinan para correr al mismo tiempo y llevarse todo lo que pillan a su paso. El fenómeno da para un estudio antropológico: al darse cuenta de lo que pasa muchos bañistas empiezan a correr desorientados en toda las direcciones, lo que alimenta aún más el caos. En caso de arrastão hay que hacer como Simba cuando le pasaron por encima todos aquellos ñus. Quietecito y a esperar a que pase la tormenta. Normalmente no es más que un susto. Además, este tipo de robos es más común en los domingos de verano, cuando en la playa no cabe un alfiler. (Aunque no lo parezca los Juegos se celebran en pleno invierno).
VISITAR LAS FAVELAS, PERO SIN CONFIARSE. Visitar una favela empezó a ser una opción turística desde que en 2008 se puso en marcha un ambicioso proceso de ‘pacificación’ para ahuyentar a los narcotraficantes construyendo bases permanentes de policía. Las favelas de Santa Marta, Babilônia y sobre todo Vidigal consiguieron 'pacificarse' y están llenas de hoteles, albergues y restaurantes para turistas. Pero tampoco hay que confiarse: en los últimos meses ha habido un repunte de violencia y se han vuelto a escuchar tiros, aunque siempre de forma muy aislada. En cualquier caso, siempre es preferible ir acompañado de un local. Muchas agencias y cooperativas de vecinos de las propias favelas organizan visitas guiadas.
¿CÓMO REACCIONAR EN CASO DE ATRACO?. En Río de Janeiro los robos se hacen con descaro. De hecho, el concepto de carterista sigiloso no es tan común como en Europa. La mayoría de ladrones prefieren enfrentarse cara a carac on las víctimas y en muchos casos amenazarlas ostentando armas. ¿Qué hacer entonces?¿Salir corriendo? Error. ¿Resistirse? Error. ¿Usar aquella técnica de defensa personal que aprendiste en el gimnasio? Peor todavía. Lamentablemente la única opción es darlo todo y resignarse. Cualquier intento de oponer resistencia puede acabar muy mal. La mayoría de ladrones van armados, en muchos casos están nerviosos porque están bajo el efecto de las drogas y no se lo pensarán dos veces antes de disparar. Lo mejor es mantener la calma y entregarlo todo rápidamente. Para hacer la correspondiente denuncia es recomendable ir a la comisaría especial de atención a los turistas (Deap), frente al Shopping Leblon, donde hay policías que hablan varios idiomas.
¿Y EN CASO DE TIROTEO? .Es muy raro que un turista muera de un disparo solo porque ‘pasaba por allí’. Desgraciadamente esta sí es una rutina diaria para cientos de miles de cariocas que viven en los suburbios, donde las balas perdidas causan estragos. En la turística zona sur apenas se escuchan tiros y cuando hay algún tiroteo de debe a enfrentamientos entre facciones rivales del narcotráfico, normalmente en sitios poco accesibles en lo alto de los morros. En caso de escuchar tiros (no confundir con petardos, muy comunes en las favelas) hay que buscar refugioy tumbarse en el suelo, por si alguna bala perdida atraviesa ventanas o puertas.
EL MOSQUITO ZIKA, UN MIEDO INFUNDADO. La mayoría de cariocas observan incrédulos el alarmismo generado por algunos atletas que han desistido de viajar a Río de Janeiro por miedo al virus del zika. En la ciudad la situación es de normalidad absoluta y hace meses que la gente dejó de comprar repelente de mosquitos. El número de infectados ha caído drásticamente a medida que bajaban las temperaturas y con ellas la proliferación de los temidos Aedes Aegypti (que dieron pie a algunos de los mejoresdisfraces el pasado carnaval). La Organización Mundial de la Salud también ha negado cualquier problema y solo recomienda abstenerse de viajar a Brasil a las mujeres embarazadas.
CAMINAR SIN MIEDO Y USAR EL SENTIDO COMÚN. Más que de los insectos o las balas, los turistas que pisen Río por primera vez tendrán que centrarse en preocupaciones aparentemente más mundanas: los accidentes de tráfico o el fuerte oleaje del Atlántico también matan a personas y no ocupan portadas de los periódicos. Puede que leído todo del tirón suene aterrador, pero usando el sentido común todo irá sobreruedas. El peor recuerdo de la mayoría de turistas no va más allá de una resaca después de confiarse con las capirinhas. Además, si la llaman la ‘Ciudad Maravillosa’ por algo será.

Por: Redacción Gestion.pe