Apple, Ford y Google tienen un lugar en el Museo de los fracasos en Suecia

FOTOGALERÍA. El Museo de los fracasos (Museum of failure) en Suecia abrió sus puertas hace poco para exhibir diversas ideas e innovaciones de productos que terminaron en grandes fracasos históricos. Estos fallidos lanzamientos, que en ocasiones parecen más una broma, estuvieron en el mercado por corto tiempo y ahora están reunidos en una galería única.

La idea del museo nació en la mente del Dr. Samuel West, un psicólogo clínico que ha ido reuniendo estos productos hasta tener una colección de unos setenta y poder así crear la curiosa exposición. Los requisitos para formar parte del museo son sólo dos, pero son ineludibles: que la creación del producto tuviese como meta innovar (y que lo hiciese), pero que al llegar al mercado fuese un fracaso, en muchos casos olvidado, de hecho.
Una bicicleta ideada para cambiar el status quo de las dos ruedas y el pedal apostando por el plástico, lanzada con propósito de modernizar este vehículo al remplazar el metal y con un diseño algo distinto. El resumen que hace el propio West es que sí, que el diseño era llamativo e innovador, pero que se tambaleaba, convirtiéndose en otro fracaso histórico.
El TeleGuide fue una creación de Telia con la colaboración de IBM y Esselte. Nacido en 1991 se inspiró en el Minitel francés, teniendo como propósito repetir el éxito de éste, en base a la intención que existía en Suecia de desarrollar una red de videotex (una red de interfaz de texto plano que tenía algunos servicios como el comercio, juegos, acceso a bases de datos o consultar el tiempo). Finalmente ni las redes videotex ni el TeleGuide lograron triunfar, vendiéndose un total de 22,000 TeleGuides como recogen en 'History of Nordic Computing 3'.
A Newton le vino el éxito por una manzana (o eso dicen), pero el Apple Newton no fue ni mucho menos un triunfo para Apple. Lanzado en 1993 fue el primer dispositivo móvil en integrar una pantalla táctil como recordamos hace unos años al hablar de las primeras veces en la historia de la telefonía móvil, siendo un precursor de lo que sí sería un éxito, el iPhone, 14 años después.
El boom de la electrónica y la tecnología de consumo no es precisamente reciente, y en los 90 ya había cierto auge. Momento en el cual se consideró que era una buena idea crear un escáner de códigos para que esto mismo fuese una costumbre. Es decir, que lo cómodo y habitual para visitar cierta dirección de internet fuese coger un escáner en forma de gato para escanear un código en vez de teclear dicha dirección.
El resultado no fue ése, fue acabar en la lista de Time de las peores invenciones de la historia. Millones de unidades se distribuyeron de manera gratuita en Estados Unidos con el propósito de que los lectores de las publicaciones que insertaban los códigos de barras (Wired y BusinessWeek) tuviesen a mano este lector e integrasen en su lectura el escaneo, pero no fue así, pasando al olvido.
Retrocedemos algo más en el tiempo, concretamente hasta 1957 cuando Ford decidió apostar por un modelo planteado como "el nuevo auto premium para la clase media americana", según describe Business Insider. Como pueden anticipar no fue así, y de hecho significó una pérdida de US$ 350 millones para la compañía. Entre los motivos que se exponen están un proceso de planificación y diseño errático, empleando mucho tiempo y esfuerzo a encontrar el nombre adecuado y que más gustase a los clientes potenciales, basándose en estudios y encuestas, y no tanto el diseño, además de que era muy caro y consumía mucho.
Quizás les suene más como formato y no como producto, pero el DivX (Digital Video Express) fue un sub-tipo de DVD que creo Circuit City como alternativa económica al alquiler de DVDs. Los DivX eran más baratos que los DVDs, pero el visionado gratuito duraba 48 horas y para continuarlo había que pagar una cuota. Se requería además un reproductor específico, y con todo esto no tuvo una buena acogida por parte del público, así como de estudios y tiendas, descontinuándose en junio de 1999.
Si alguna vez buscan una buena representación de aquello de "para presumir, hay que sufrir", quizás este invento sea de las mejores. Esta máscara de tonificación facial prometía alcanzar un nivel de belleza como el de Linda Evans a base de recibir pulsos eléctricos en 12 puntos del rostro.
Al estilo de los dispositivos de estimulación por pulsos para el tono muscular que siguen existiendo, la máscara se basaba en esto ofreciendo una especie de rutina de ejercicios (workout) para la cara, según su inventor, George E. Springer, "equivalente a ocho sentadillas por segundo". El milagro no se hizo, y fue otro fracaso histórico que recogió Time en su lista, de hecho.
No, al final el Betamax no superó al VHS, sino que perdió la guerra ante ese formato, si bien alguna batalla logró ganar. De hecho en su momento ya repasamos algunos fracasos tecnológicos entre los que se encuentra el de estas pequeñas cintas de vídeo, que llegaban en 1975 y se abandonaban en el 2015.
Una de estas batallas perdidas fue la de la capacidad, dado que los Beta podían almacenar hasta una hora de grabación en sus primeras versiones mientras que VHS, nacido en 1976, permitía dos horas de grabación. Una característica que VHS incrementó a mayor velocidad, llegando incluso a las 10 horas de grabación (con los LP) a un precio asequible, con lo cual tanto consumidores como estudios y productoras preferían este formato, que Sony (padre del Betamax) no se decidió a fabricar hasta 1988.
Si tienes perro seguro que presumes de entenderlo muy bien, pero probablemente no puedas decir que puedes traducir sus ladridos literalmente cual Google Translator. Esto es lo que No more woof (no más ladridos) prometía hacer, un sistema que realiza un electroencefalograma al perro para "traducir" estas ondas en lenguaje humano, con locuciones y un altavoz. Empezó como una campaña de Indiegogo pero no logró cumplir expectativas pese a superar aparentemente la meta de recaudación, con retrasos en las entregas y devoluciones a los patrocinadores.
No todo van a ser productos de las décadas de los 80 o 90, también los hay más recientes y en campos tan boyantes como el de los smartphones. Los teléfonos inteligentes son ahora lo común, pero eso no significa ni mucho menos que todos los modelos sean iguales (por mucho que el diseño parezca estar estancado) ni que todas las apuestas cumplan expectativas. ¿Les suena el Twitter Peek? Es un smartphone lanzado en el 2009 y cuyo nombre no es casual, dado que se centraba en dicha red social. Tanto que sólo servía para twittear o navegar por la red, ni enviar correos electrónicos, ni tenía navegador (no se podían abrir enlaces contenidos en tweets, de hecho) ni tenía cámara.
El Nokia N-Gage no es un smartphone, pero también está en esta exposición. Forma parte de esos terminales en los que la compañía finlandesa decidió arriesgar más en diseño (en este caso también en prestaciones), de hecho era un teléfono a una consola pegado (o viceversa) que se vendía en tiendas de videojuegos y consolas. Aún con Symbian, aunque vendió 3 millones de unidades (que ya es más que algunos de los productos que se exponen en el museo), no logró calar entre el público por precio y por un diseño que no convencía a una mayoría como sí lo hacían otros factores forma (también para un público más genénico).
Hace poco sabíamos de una actualización para los lentes que Google presentó en el 2013, pero el caso es que este dispositivo ya figura entre los expuestos entre los ejemplos de fracasos de innovación tecnológica de este peculiar museo. De momento lo cierto es que no hay una cancelación del proyecto, pero lo que no han sido es un éxito ni han supuesto un cambio en el mercado o han sido precursoras del mismo. Ya hace tres años se hablaba de cómo se había disipado el interés por un producto que prometía muchas posibilidades, en parte por no haber un producto final accesible de forma sencilla y con un precio ajustado, y con un desinterés por parte también de la comunidad de desarrolladores.
Escapando un poco de las innovaciones tecnológicas fallidas, el museo acoge productos de varias áreas que pretendieron también ser un éxito y se dieron un batacazo. Entre ellos alimentos y bebidas, como la Pepsi Crystal (transparente), la Coke II (que era más dulzona, justo como su rival la Pepsi), la Coca Cola BlāK (coca cola con café, una buena dosis de cafeína) o la lasaña congelada de Colgate (a la empresa no le salió bien apostar por la pasta italiana y no por la dentrífica por una vez).
También encontramos una variedad de Pringles (las patatas que van apiladas en un bote) de crema de cebolla sin grasas, aunque al parecer lo que no te daba en calorías te lo daba en indigestión y diarreas (según cuenta West). Y un bolígrafo rosa que Bic consideró que las mujeres necesitábamos.
Si has jugado al Monopoly y crees que ya lo sabes todo sobre juegos de mesa de negocios y billetes falsos estás muy equivocado. El magnate y presidente de Estados Unidos también tiene en su currículum un juego de mesa, con su rostro en caja y billetes, aunque no fue una de las cosas que le hizo crecer su fortuna. Tampoco es algo tecnológico, pero no hemos podido resistirnos a incluirlo en esta estupenda lista de fracasos tan peculiares.
Este perfume de Harley-Davidson llegó al mercado en 1996 y, según Samuel West, fue "un fracaso total" porque "no le fue bien con el público muy masculino" de la mítica marca de motos.
La cámara digital de Kodak, lanzada en la década de 1990, tuvo un "éxito alocado" pero Kodak no supo cambiar su modelo de negocio, llevando a la desaparición de la compañía, comentó el director del museo.

Por: Redacción Gestion.pe