Como el ave Fénix: el retail, una industria que renace
Especial 25 años de Gestión. Desde el 2007, el crecimiento es muy alto, básicamente por la maduración de los malls existentes y la apertura de nuevos.
Por: Vanessa Ochoa Fattorini
El Perú ha sido y es un país que quiere avanzar. Por ello, hace 25 años, cuando nació Gestión, el retail no estuvo ajeno a ese objetivo, aunque en la década de los 90 se dio el freno que lo llevó por otro rumbo.
Percy Vigil, gerente general de MegaPlaza, recuerda que por ese entonces en el mercado había unos 100 locales de cadenas de supermercados a nivel nacional. Actores que muchos recuerdan son Monterrey, Todos, Galax, Scala, Tía y Wong, y, en departamentales, Saga y Oechsle, pero no es la que hoy conocemos.
Ernesto Aramburú, director gerente de Inversiones y Asesorías Araval, recuerda que solo exitían cinco centros comerciales: Camacho, Camino Real, Plaza San Miguel, Centro Comercial Risso y Caminos del Inca. “Había otros centros pero que no podían considerarse como malls ; eran tipo galerías, pero sin las facilidades necesarias”, dijo.
Todo parecía ir por el camino correcto. Sin embargo, se dice, el fantasma de la hiperinflación lo frenó. Pero este no fue el único factor. “También motivaron la salida los altos costos de ingreso, ya que el metro cuadrado de locales comerciales se vendía a precios muy altos para ese entonces y, por los rendimientos, no era el negocio esperado”, dice Aramburú.
A esto se añade que no había grandes marcas en el mercado para un centro comercial. “No llegaban a 120 marcas capaces de crecer ante un nuevo impulso, casi todas peruanas, pero, en general, el mercado no era tan exigente”, y agrega que mucha gente compraba en el extranjero por los impuestos que tenían en el Perú los bienes importados. Además, el acceso al crédito directo o al sistema de tarjetas de crédito era incipiente.
Las que se fueron
Y ocurrió lo que se esperaba. Todos, Galax y Monterrey cerraron sus operaciones casi en la misma época. Y si bien, más adelante, las dos primeras se reconvirtieron con otros dueños, la hiperinflación, el sinceramiento de la moneda y el terrorismo, además de los saqueos, les pasaron factura.
“A mediados de los 90, la oferta de los supermercados retrocedió casi 30 años. Todas las cadenas dejaron el mercado. Se podría decir que solo quedaron Wong y Scala, la que pasó a manos de Santa Isabel, para luego pasar a manos de la holandesa Disco Ahold. En 1997 fue vendida a la local Intercorp”, recuerda Percy Vigil.
Su pérdida se sintió, y no porque su participación hubiera superado al canal tradicional, firme aún hoy, sino porque fueron pioneras incluso en el lanzamiento de formatos. Scala, por ejemplo, fue la primera en tener formatos de hipermercado en el país.
Las que sí no tuvieron salvación fueron Monterrey y Tía. En su tiempo, fueron exitosas, y no solo llegaron a un segmento alto sino que en el caso de la primera era transversal e incursionó en provincias. Dato curioso: casi todos sus exlocales son ocupados hoy por Plaza Vea y Metro. Y en el caso de las departamentales, la batalla se dio con el canal tradicional.
“Este se fue agrupando en los llamados ‘polvos’, o mercados un poco más organizados pero sin ninguna facilidad de estacionamiento, con pasillos angostos y con solo algunos quioscos para comer, pero al ser baratos e informales les hicieron una dura competencia a los grandes formatos, que fueron desapareciendo: Sears, Oechsle, Scala, etcétera”, explica Aramburú.
Punto de quiebre
Con una economía entrando a una senda más estable y con los ojos de los inversionistas poco a poco posándose nuevamente en el Perú, se gestó una nueva etapa.
En opinión de Percy Vigil, la llegada de Falabella al mercado, la consolidación de Wong y el lanzamiento del Jockey Plaza, en 1997, seguido por Larcomar, en 1998, son el inicio de una nueva etapa en el mercado.
Precisamente, Aramburú fue el primer gerente del Jockey Plaza y estuvo a cargo de la concepción, construcción, comercialización y puesta en marcha del mall. “Modificó totalmente el concepto, y podemos decir que fue el inicio de los shopping centers, ya que introdujo nuevos conceptos”, refiere.
Así, todos los locales eran arrendados y se inició el cobro de derechos de ingreso, meses de garantía y pólizas de seguros; se seleccionaba por su producto y calidad a los operadores; aparecieron los patios de comidas; se propulsaron los fast foods de marcas o restaurantes conocidos que buscan conceptos express; se desarrollaron marcas peruanas; ingresaron nuevas marcas extranjeras en casi todos los rubros, cubriendo la falta que había en Lima (casi un 40%); se afirmaron y vinieron nuevas departamentales, que a su vez generan la expansión de las tarjetas de crédito de los grandes formatos del retail.
De ahí, la historia es ya conocida. No solo Falabella apostó; Ripley, su acérrima competidora, entró a jugar y hace pocos años entró Paris, de Cencosud. Las marcas locales también han crecido y ganado mercado. Topitop y Oechsle son dos ejemplos de ello.
Wong y Metro pasaron a manos de Cencosud, se creó la primera ciudad comercial Minka, MegaPlaza fue el primer centro comercial en zonas emergentes y hoy Real Plaza llega a casi todas las ciudades, por mencionar algunos hitos.
¿Qué se vislumbra para los próximos años? Para Sandro Vidal, gerente de Investigación de Colliers International, el crecimiento viene ligado al crédito, y por la falta de espacios en Lima seguirá el crecimiento en provincias.