¿Puedes permitirte rechazar un ascenso?

La autoestima y la mejora de tu situación económica los alicientes que sirven para aceptar una promoción. Asumir este desafío es un punto positivo en tu expediente laboral. Sin embargo, este brillo puede volverse en tu contra si realmente no estás preparado.

Por: Redacción Gestion.pe

Tomado de Expansión.com
Red Iberoamericana de Periódicos Económicos

Un ascenso con o sin aumento de sueldo siempre constituye un reconocimiento a tu trabajo”. Quien hace esta recomendación es Alicia Kaufmann, catedrática de Sociología de la Organizaciones de la Universidad de Alcalá de Henares.

El reto
El dilema se plantea cuando el profesional estima que no está realmente preparado para asumir un puesto de una categoría superior, o que los incentivos que va a recibir no se corresponden con las responsabilidades que supone aceptarlo.

En el primer caso Marcos Urarte, socio director de Pharos, cree que es mejor renunciar: “Si aceptamos y fracasamos, el impacto negativo es muy superior y hemos cerrado todas las oportunidades, tanto en esa empresa como en otras. Conviene diferenciar entre la falta de experiencia y la ausencia de competencias necesarias”.

En este caso, José Ignacio Jiménez, socio director general de Norman Broadbent, recomienda al candidato ser sincero y comunicar que, “aunque el reto es muy atractivo, necesita pulir algunos aspectos para los que requiere cierta preparación. Las empresas demandan un paso al frente y casi siempre están dispuestas a ayudar al profesional para que se esté preparado para enfrentarse a ese nuevo rol”. No obstante, Kaufmann afirma que hay que actuar con sutileza, “porque el superior puede interpretarlo como un rasgo de honestidad o como un desacato a la autoridad.

“Decir ‘no’ es positivo para el profesional si la promoción no se ajusta a su auténtico talento y motivaciones y se deja llevar por un sentido de carrera ascendente en una dirección equivocada. Es fácil caer en la tentación de coger un tren que no es el tuyo y acabar en un destino que no querías”.

Tanto soy tanto valgo
El incentivo económico que, por regla general, contempla subir un peldaño profesional, es la otra cara de la moneda para aceptar el desafío. Ignacio de Jorge, socio director de Moebius Consulting, recuerda que Sheryl Sandberg negoció muy duramente su salario cuando Mark Zuckerberg la fichó en Facebook y al que le espetó: ‘En el fondo es lo que esperas de mí y por eso me contratas’.

“La mayoría de los ejecutivos tienen un área de mejora en la negociación de condiciones. Una vez que el ascenso se hace oficial, es el momento de saber decir no, si determinadas condiciones no acompañan y negociar un mejora de las mismas”, dice De Jorge.

Si la situación de la empresa no anticipa buenos augurios para un incremento salarial en línea con tu nueva responsabilidad, Jiménez propone al profesional negociar un variable si cumple determinados objetivos en el plazo de un año, y sólo entonces, incorporar ese porcentaje al sueldo fijo: “Aunque se difiere el aumento un año, el empleado demuestra así que lo merece”.

Qué ganarás con una promoción
Progresión de carrera, visibilidad interna y externa y liderazgo son algunas de las recompesas que puedes obtener si consigues un ascenso. José Ignacio Jiménez, socio director general de Norman Broadbent, asegura que es un incentivo que genera “autoconfianza y bienestar”.

La cara amarga de ser jefe
La envidia, el rechazo de autoridad y la soledad son algunas de las sensaciones más amargas que puede llevar consigo un ascenso. De tu capacidad de liderazgo y de tu actitud depende en gran medida superarlo. Los expertos en gestión de personas son partidarios de los nuevos retos, porque es la capacidad de adaptación al cambio lo que enriquece la carrera de un profesional.