“Cada trabajador decide si quiere ser feliz, no su empresa”

Según el experto, los modelos tradicionales para mejorar el clima laboral dejan toda la responsabilidad en la empresa y no promueven la participación activa de los empleados para alcanzar su felicidad.

Johan Stuve fue uno de los ponentes en el seminario "Felicidad aplicada al trabajo".

Por: Redacción Gestion.pe

¿Qué es el Proyecto Happiness?
Es un proceso de incorporación de la felicidad en toda cultura organizacional, con un enfoque diferente al del clima organizacional, en el que la empresa necesita gestionar todo. Aquí la responsabilidad cae sobre cada trabajador.

¿Cómo así?
La empresa no puede tener la responsabilidad; es uno quien decide ser feliz y quien puede desarrollar su felicidad . La organización debe ser un espacio donde las personas puedan desarrollarse.

Entonces, el empleador tiene la responsabilidad de generar un buen clima…
La felicidad de las personas depende solo en un 10% de las condiciones externas. Es decir, que el 90% depende de cada uno. Así que si el trabajador no toma la decisión de ser feliz, su empleador no podrá impulsar su progreso.

¿Cree que las empresas desconfían de este tipo de modelos?
No creo que se trate de desconfianza sino de momento. Hoy las empresas que adoptan el paradigma de la felicidad en el trabajo son las más innovadoras, son las capaces de proyectar el impacto positivo que esto va a tener y deciden aventurarse.

¿Cuándo llegará el momento de las demás empresas?
Luego entrarán los ‘early adopters’, que son las firmas que necesitan una primera referencia de otras compañías para saber cómo funcionó el sistema para poder tomar la decisión. Esa va a ser una segunda ola y finalmente entrará el resto de empresas masivamente a esta nueva forma de gestión.

¿Cómo participan los trabajadores en esa gestión?
Se puede resumir en seis grandes elementos. Para alcanzar su felicidad, los individuos deben trabajar en: tener claridad de propósitos, que significa entender para qué desarrolla sus actividades; estar conectado, que supone generar un soporte social; mantenerse físicamente activo; entregarse al otro sin esperar nada a cambio; aprender todo el tiempo; y tener lo que en inglés se llama ‘mindfulness’, que implica estar siempre atento para aprovechar las oportunidades.

¿Qué tan difícil es lograrlo?
Técnicamente es muy simple. Como cada uno es el interesado en desarrollar su felicidad, la empresa solo ofrece las condiciones. Pero simple no es igual a fácil. Se trata de un concepto nuevo y a veces se piensa que los pequeños cambios no van a tener un gran impacto.

¿Qué áreas se trabajan?
Los planes están orientados a incorporar nuevos hábitos para afianzar la felicidad dentro de la cultura. Entonces, se tiene que trabajar tanto en el modelo de liderazgo como en los procesos organizacionales y con los individuos.

¿Quién en la empresa es el encargado de promover este modelo?
Las áreas de Recursos Humanos siempre están en la búsqueda de nuevas cosas. Pero como esto supone un cambio en la cultura organizacional, depende de la decisión de la dirección general.

¿Cuánto tiempo tarda una empresa en asumirlo?
Incorporar la felicidad es un proceso largo, de dos años. Empieza con una etapa de sensibilización para que toda la organización conozca de qué se trata, cuáles son sus niveles propios de felicidad, cómo puede mejorar y en qué se beneficia.

¿Cómo se puede medir?
Hay varias mediciones a lo largo de proceso. Después de sensibilizar a los colaboradores en el tema de la felicidad, se mide su estado para entender la situación de ese momento y saber cómo y dónde intervenir. En base a esto se elaboran los planes de acción de corto, mediano y largo plazo de acuerdo a la psicología positiva. Esta fase tarda unos tres o cuatro meses.

¿Y cómo se calculan los resultado de la aplicación?
Tras la ejecución de los planes se hace una medición para ver si se necesita ajustar la estrategia. Y al final de los dos años se vuelven a medir los niveles de felicidad para analizar cuánto han mejorado y cómo han impactado en los indicadores duros de la gestión.

El impacto en el manejo de las emociones
Johan Stuve señala que pese a la adopción de hábitos para promover la felicidad, como la actividad física o la conciencia plena, es natural que las personas experimenten temporadas menos activas en el trabajo. Sin embargo, destaca que se puede mantener una buena gestión de las emociones: “La felicidad no se mide de forma binaria. Uno no es necesariamente feliz o infeliz, sino que hay niveles y van variando. Pero es preciso tener en cuenta que, técnicamente, la felicidad no es una emoción. Esto significa que uno puede ser feliz independientemente del estado emocional. Aun experimentando la tristeza, la ira o el miedo, se puede ser feliz y manejar los sentimientos”.

El dato
Para más información sobre la encuesta y de cómo aplicarla en tu empresa contactarse con Sofia Tamayo (sofia@theedge.ec).