Diversificación productiva o seguiremos exportando piedras
Gestión 25 años. La economía peruana ha evolucionado en los últimos 25 años. Hemos tenido una época de bonanza, especialmente en el último decenio, que nos ha llevado a tener indicadores récord de producción, reducción de pobreza y estabilidad, que es algo que el mundo resalta e incluso habla del “milagro peruano”.
Por: Luis Fernando Alegría
A inicios de la década de los 90, algunas marcas eran dueñas de toda una categoría de productos. A mamá o papá se les escuchaba decir “pásame el Kolynos”, “tómate el Quáker” o “échale Ace”; porque las marcas dominaban la escena a tal punto que la pasta dental, avena o detergente no eran vocablos de uso común. Hoy en día, la realidad es diametralmente distinta, por la gran cantidad de marcas que hay disponibles para los consumidores. Sin embargo, ¿esto significa diversificación productiva? ¿La industria local se ha desarrollado?
La economía peruana ha evolucionado en los últimos 25 años. Hemos tenido una época de bonanza, especialmente en el último decenio, que nos ha llevado a tener indicadores récord de producción, reducción de pobreza y estabilidad, que es algo que el mundo resalta e incluso habla del “milagro peruano”. No obstante todo ello, al ver la historia económica del Perú, este “milagro” suena a un cuento conocido.
Detrás de nuestro periodo de ‘boom’ está el eterno titiritero de los ciclos económicos del Perú: los precios de nuestras exportaciones, que crecieron 187% entre el 2003 y el 2011. Los envíos peruanos crecieron 410%, liderados justamente por nuestras industrias extractivas, que se multiplicaron casi cinco veces. Esas exportaciones tradicionales siguen siendo 70% del total de nuestros envíos incluso desde 1990.
La era del guano y el salitre es un claro ejemplo de cómo los precios de las exportaciones nos beneficiaron por un tiempo y que luego la actividad cayó en el letargo de la recesión. Los ciclos económicos en el Perú tienen una duración de aproximadamente 50 años, según el economista de la Universidad del Pacífico, Bruno Seminario.
El cerebro detrás de la serie de PBI peruano desde 1600 explica cómo es esta dinámica: “Los periodos de depresión duran más o menos 12 años. Luego comienzan a subir los precios de las exportaciones y empieza la época de crecimiento fuerte. Luego caen de nuevo y el gobierno expande el gasto para mantener el crecimiento”.
Lamentablemente, la historia reciente “de éxito” peruana sería solo parte de una onda más del ciclo. Seminario considera que ahora que se han reducido los precios de nuestros envíos, aún no golpea la actividad porque el Gobierno está actuando. “En realidad, no tiene recursos para financiar ese tipo de crecimiento”, advierte.
Entonces, ¿realmente podemos cortar las cuerdas a un titiritero tan volátil? Uno de los planes más ambiciosos para lograrlo es el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP), que busca “insertar más motores de crecimiento a la economía”, según reitera uno de sus artífices: Piero Ghezzi. Dos ejes del plan apuntan a ampliar la canasta exportadora local y aumentar la productividad.
En realidad, este plan apunta más a corregir distorsiones en el país que a, efectivamente, crear nuevos productos y mercados. Para Bruno Seminario, esto no basta para romper la historia de ciclos porque no se trata de un plan de inversiones a cargo del sector privado. “Hasta que el sector privado lo haga, ya ocurrió la crisis”, lamenta.
¿Hay otras alternativas? Tenemos gran potencial demostrado y no bien explotado en productos no tradicionales. La agroexportación ha sido nuestro sector estrella y se ha multiplicado por 35 en los últimos 25 años, aunque aún representa solo 11% de los envíos totales. Además hay espacio para la industria petroquímica, que por ahora solo goza de consenso, pero no de un genuino esfuerzo impulsor.
Por otra parte, Richard Baldwin, gurú en el tema de cadenas globales de valor y exasesor de George W. Bush, esbozó unas respuestas en una entrevista con este diario. El experto cree firmemente que la geografía es clave para pensar en la estrategia industrial de nuestro país. Entonces, esta realidad va a cambiar los tipos de producto en los que podemos ser competitivos, en la óptica del experto.
Dentro de sus alternativas, aconsejó que el Perú debiera enfocarse en agregar valor a la industria de servicios, porque ello no depende de las distancias geográficas. Ello se complementa con otra idea que Baldwin considera “casi impecable” para nuestro país: desarrollar un clúster de servicios alrededor de la minería. Es decir, no limitarnos a exportar minerales, sino exportar mucho más los recursos humanos y técnicos de este sector.
Una célebre frase, atribuida a Antonio Raimondi, aún no ha perdido vigencia. El Perú sigue siendo un mendigo sentado en un banco de oro. La pregunta clave, ahora, es si el mendigo seguirá dispuesto a vender su recurso natural al mejor postor o si se anima a poner manos a la obra y romper paradigmas para aprovechar ese banco de oro de una manera sostenible en el tiempo. Ello es una labor para el tándem entre el sector privado y público.