La conversión del Perú al gas natural de Camisea
Especial 25 años de Gestión. El cambio de la matriz energética en el país coincidió con los años de mayor crecimiento del Perú. Hoy en día cerca de la mitad de la energía del país es producida con gas natural.
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Por: Javier Prialé
En 1985, el Perú era, como hoy, un importador neto de petróleo. Ese año la selva del Cusco le regalaría al país uno de los recursos más valiosos que iniciaría el cambio en la economía y en la vida de todos los peruanos: se había descubierto dos yacimientos de gas natural.
En plena época del terrorismo y con un joven presidente asumiendo el mando del país, la transnacional Shell anunciaba que en Camisea había suficiente gas natural para abastecer a todo el país.
Shell no pudo ponerse de acuerdo con el gobierno de Alan García para poder explotar el gas de Camisea y en 1988 suspendió el proyecto. Ya con Alberto Fujimori en el poder, en 1996 se logró un acuerdo, pero no pudo concretarse, pues en las negociaciones la empresa pedía poder exportar el gas al Brasil, pero el gobierno se negó. Shell se retiró del país y dejó Camisea en manos del Estado.
Pasaron 15 años desde su descubrimiento para que el gas de Camisea, en los lotes 88 y 56, pueda a comenzar a hacerse realidad. En el año 2000, con el gobierno de transición de Valentín Paniagua, se firmaron los contratos de campo, transporte de gas y líquidos, distribución de gas en Lima y Callao, con el Consorcio Camisea.
Inicialmente todo el gas se iba a destinar al abastecer al mercado nacional, pero tres años después, en el 2004, se cambiaron las condiciones y se decidió exportar las reservas del lote 56 ya que se aseguró que las del lote 88 eran suficientes para cubrir la demanda del país.
Acompaña al crecimiento
“Camisea ha sido crucial para el crecimiento económico del Perú. No se hubiese podido dar si no hubiese estado acompañado de Camisea”, afirma el exministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, responsable de firmar el contrato con el Consorcio Camisea.
Oficialmente, Camisea inició sus operaciones en agosto del 2004 y de allí en adelante la generación de energía en el Perú dio un giro, tanto para la industria como para las familias peruanas.
“El Estado peruano hizo un buen trabajo en la forma en que esto se efectuó porque fue bastante creativo, concursó el campo, el transporte, la distribución y lo más importante, reguló el precio del gas. No se puede decir que por haber regulado el proyecto no resultó exitoso. El proyecto resultó mucho más exitoso económicamente de lo que se esperaba a los cuatro años ya estaba pagado”, dijo el exministro.
Este proceso de cambio energético hizo que la generación eléctrica cambie de insumo. Las termoléctricas comenzaron a ser parte de día a día a tal punto que actualmente cerca del 50% de la electricidad del país es producida a través del gas natural.
“La producción de Camisea y su consumo ha repercutido mucho en lo que son las tarifas eléctricas. Yo no diría solo las tarifas eléctricas sino también las industrias en el caso de Lima y Callao han comenzado a utilizar como combustible hacia el gas natural”, dijo el expresidente de Perupetro, Aurelio Ochoa.
Otro cambio importante es el uso residencial e industrial de este combustible, que es menos contaminante que el diesel. Los ductos se comenzaron a instalar en Lima de la mano de Cálidda y con ello las empresas fueron los primeros clientes en recibir la energía nueva.
Se dejó de lado el uso del petróleo para dar paso al gas natural, teniendo como consecuencia una reducción de los costos de producción, por ser un combustible más barato. La industria se hace más competitiva.
El gas residencial también se comenzó a hacer realidad. Las instalaciones llegaron a las casas dejando atrás el balón de gas. Si una familia pagaba S/. 35 al mes por un balón de GLP, con el gas natural el pago bajó a solo S/. 12.
En el caso del transporte, se impulsó un agresivo programa de reconversión de autos de gasolina a GNV. Actualmente cerca de 200,000 vehículos circulan en el país con este combustible, de acuerdo con Osinergmin.
Desde el inicio del proyecto, el Consorcio Camisea ha entregado al país más de US$ 7,000 millones en regalías.
Aún queda pendiente la expansión del gas natural al resto del país. El Gasoducto del Sur que está por iniciar su construcción y las concesiones de distribución en regiones deberían integrar a todo el Perú a esta fuente de energía.