La especialista Carolina Trivelli habló con Gestión en torno a este tema.

En el contexto de un crecimiento sostenido, la pobreza monetaria ha disminuido en el Perú en los últimos 10 años pero sigue siendo alta, sobre todo en la sierra rural y la desigualdad persiste.

Para la especialista Carolina Trivelli, la solución pasa por estrategias para el desarrollo rural. Sin embargo, este tema es más complejo de lo que parece, empezando por lo que se entiende por rural.

LUIS HIDALGO SUÁREZ

¿Qué hacer para salir de la pobreza en el Perú?
Antes de eso hay que tener presente que la magnitud de la caída de la pobreza observada en los últimos años, es “lo mínimo”. Es decir, si no se hace nada para el desarrollo rural como ahora (salvo el programa Juntos), esos son los resultados que tenemos, que es efecto del crecimiento económico, de las buenas condiciones internacionales y de la coyuntura local y regional, pero que no son sostenibles ni necesariamente permanentes.

¿Está diciendo que no hay políticas para el desarrollo rural?
Hay iniciativas focalizadas, bastante específicas, pero no hay una estrategia de desarrollo rural. Si bien Perú tiene una conciencia e instancias importantes de desarrollo rural, eso con se traduce en acciones articuladas y políticas públicas de mayor alcance.

¿Cómo es eso?
Por ejemplo, por el lado de la política social existe Juntos que ha ayudado a reducir la brecha de pobreza extrema, pero la transferencia monetaria no alcanza para sacar a la familia de la pobreza. Además, los programas de Juntos no se articulan con otras políticas productivas. Entonces la disminución de la pobreza que se ha observado no es el resultado de una intervención de políticas para reducir la pobreza (de manera sostenida) rural……

¿Y la política agropecuaria?
Alrededor de la mitad de los ingresos de las familias rurales vienen del sector agropecuario. Pero si bien (el ministerio de) Agricultura tiene a Agro Rural que es el ente que debería lidiar con el tema del desarrollo rural, recién ha empezado a operar y está organizándose alrededor de proyectos, no tiene una política pública bien definida para este segmento de agricultura (familiar de subsistencia, que es enorme). Entonces hay un vacío tanto en lo social como en lo productivo en cuanto a políticas para este sector. Además hay un problema institucional que lo afecta.

¿A qué se refiere?
Hace unos años el tema del desarrollo rural estaba en la PCM, porque (se decía) es un tema multisectorial, ahora como que el tema ha sido tomado de nuevo por Agricultura con la Creación de Agro Rural (2008) que es en realidad una plataforma de coordinación de proyectos, podría elevar propuestas en el ámbito de política pública, pero ¿quién las va a ejecutar?. Son los gobiernos regionales los que tienen las direcciones regionales agrarias y al ministerio le queda la parte normativa.

Sorprende que siendo el desarrollo rural un tema tan estudiado no se haya adoptado una política de desarrollo rural. ¿A qué se debe?
Muchos de los estudios realizados se traducen en propuestas concretas, el problema es que no hay un interlocutor en el sector público para este tema. Entonces hay que definir quién va a tener a su cargo el tema del desarrollo rural. Lo ideal sería contar con una plataforma multisectorial con poder de decisión, pero eso en el Perú no hay porque es un estado manejado sectorialmente. Además, el desarrollo rural sucede territorialmente y el territorio y el sector tampoco se encuentran. Entonces hay que trabajar para encontrar una combinación nueva (articulación sectorial y territorial). Lo segundo, es que lo rural es mucho más grande que lo agropecuario.

Y pocos se detienen a reflexionar sobre eso…
En el mundo rural hoy hay empleo, servicios, transformación, hay otros sectores (turismo, gastronomía, artesanía, comunicaciones), tienen de todo. Entonces, cómo hacer para meter todo esto (rural) dentro de Agricultura (del sector). Lo agrícola es parte de lo rural y no al revés como es en el estado peruano.

¿Qué hacer entonces?
A parte de quién se ponga a la cabeza del desarrollo rural, se requiere un espacio de coordinación, lo cual en el Perú es costoso, complejo e implica tener unos acuerdos tácitos porque hoy las entidades públicas involucradas en el medio rural quieren hacer cosas distintas, hay mucho desorden todavía. Debe ponerse orden para lograr la articulación sectorial-territorial y en el ámbito central y descentralizado, también de coordinación entre los sectores, y empezar a pensar en lo rural de esta manera mucho más amplia. Estamos muy mal acostumbrados a pensar que todo lo que no es urbano es rural y que este es cada vez mas chico.

¿Y no es así? Las cifras del INEI dicen eso.
Lo que vemos es que lo rural se está metiendo dentro de lo urbano. Por ejemplo, de las cifras de la encuesta de hogares (2010), la población rural es aquella que vive en ciudades de menos de 2,000 habitantes. Pero en las ciudades entre 2,000 y 50,000 habitantes, más del 50% de habitantes tiene ingresos que vienen del mundo rural, entonces estas ciudades son rurales también porque dependen de la dinámica, de la estacionalidad, de lo que ocurre en su parte más rural. Hay una integración urbano-rural que no estamos aprovechando y eso influye en cómo pensamos el desarrollo rural.

¿Podría detallar?
Cuando hablamos de desarrollo rural pensamos en llevar asistencia técnica, por ejemplo, a los pequeños forrajeros de avena, cuando en realidad también hay que trabajar con esas redes articuladas que se crean en el comercio rural-urano porque es ahí donde están todos los movimientos e interconexiones para acceder a mercados y servicios, para contratar y ser contratados como empleados. Hay mucho espacio en las regiones, en las capitales de distrito, para dinamizar actividades rurales.

En los planes de gobierno de esta campaña no se ven propuestas orgánicas para el desarrollo rural…
Creo que una vez más esos planes de gobierno mantuvieron esa separación. Dijeron: para la pobreza extrema, que es rural, Juntos; para el tema agrícola, política agropecuaria, pero sin distinguir segmentos (pequeña agricultura comercial, agricultura familiar y agricultura de subsistencia) que ya sería un gran paso adelante, ya hay unos avances y van a tener un impacto positivo en la reducción de la pobreza. Pero en países como el nuestro, con alto nivel de urbanización, hay que hacer políticas de desarrollo más territorial, donde se aprovechen los mercados y vínculos entre ambos, y se valore esa plurisectorialidad que está en esos territorios rurales articulados a centros urbanos. No hay desarrollo rural, por lo menos en el Perú, sin ciudades.

¿A qué se refiere con ´desarrollo territorial´?
La nueva ruralidad es entendida como plataforma sectorial más amplia que sólo agrícola, donde hay múltiples espacios de generación de ingresos. El desarrollo territorial pide pensar el territorio, no como una provincia, sino en territorios que ya estén articulados y es en ellos donde hay que promover una transformación productiva que les permita insertarse a mercados más competitivos, y también una transformación institucional que permita generar acciones que potencien el desarrollo del conjunto de actividades rurales y no sólo el agropecuario. El desarrollo rural se centra en unidades más grandes donde esté articulado lo rural y lo urbano.

¿Hay experiencias exitosas en el país de desarrollo rural?
Sí hay experiencias de articulación. En el valle sur del Cusco, en la provincia de Quispicanchis, que es muy pobre, pero ha logrado una mejora en sus condiciones de vida, fruto de una mejor y más dinámica articulación de la red de pueblos de esta provincia. El eje central sigue siendo la producción agropecuaria, pero complementada con el desarrollo de un conjunto de nuevos negocios y acciones emprendedoras de la gente, muy empapada con las acciones de desarrollo de los municipios.

¿Qué actividades nuevas puede citar, por ejemplo?
Está la red gastronómica del valle sur, que es una fuente de demanda importante por servicios recreativos (bandas de músicos, turismo rural, artesanías, etc.) pero también demanda de alimentos agropecuarios y otros. Se trata de una red de pequeños distritos con servicios muy básicos, pero muy articulados, con una capital provincial (Urcos) bastante dinámica (más en términos sociales y políticos que económicos) y una relación muy dinámica con el Cusco, Madre de Dios y Sicuani. Son muy pobres (70%), pero tiene una expectativa y un optimismo porque sienten que han mejorado en los últimos años.

¿Cómo se logró esa articulación?
Hay varios factores: el crecimiento del Cusco (demanda), una buena infraestructura de carreteras y comunicaciones; una oleada de alcaldes campesinos con una agenda rural, etc., pero es endógeno, responde a una dinámica, a la congruencia de muchas cosas que suceden a la vez.

¿Cómo replicar ese proceso?
Es un proceso espontáneo, pero también creado, porque se da en un contexto de elección de autoridades, de nuevas opciones de participación campesina; hay también un boom de ferias ganaderas distritales que mejoran las capacidades de comercialización.

¿Por dónde debería empezar una propuesta de desarrollo rural?
Lo primero es ver y escuchar a la gente rural para saber lo que quiere. Más aún, para saber qué esta haciendo y dónde esta invirtiendo y poniendo su interés, para solucionarles los cuellos de botella que enfrentan en su propia realidad. Lo que pasa en el Perú es que creemos que tenemos una receta que se aplica desde arriba. Ya hay experiencias de este tipo (Corredor Puno-Cusco por ejemplo, proyecto Sierra Norte).

Segundo, tiene que haber una dirección central, pero también mucha gente trabajando, interactuando con la gente y para eso son clave los municipios y las agencias agrarias (hoy abandonadas).

¿Qué más hace falta?
Debemos aceptar que una misma solución no va a resolverle el problema (rural) a todos. El mundo rural peruano es altamente diverso y heterogéneo y un mismo terno lo le va a quedar a todos. Tenemos que acostumbrarnos a que no tenemos una bala de plata y que tenemos que encontrar muchas soluciones, con muchas combinaciones que se adecuan a distintas realidades. Y lo tercero, que es en realidad lo primero, es aceptar que hay cosas que estamos haciendo pero que no funcionan y las seguimos haciendo. Las tenemos que dejar de hacer.

Por ejemplo…
Pronamachs, es una intervención que no logra grandes resultados ni efectiva en el desarrollo de los sectores que ha atendido.

Lograr un cambio en el enfoque del desarrollo rural y plasmarlo en políticas va a tomar tiempo. ¿Que nos dice al respecto?
Si, pero tenemos que comenzar cuanto antes, porque cuanto más tarde comencemos mas tarde van a llegar las soluciones y se acabará el nuevo gobierno, y no se habrá avanzado nada. Este esfuerzo es clave para derrotar la pobreza rural y no es de corto plazo, es de mediano y largo plazo. En tres años no vamos a ver resultados.

GESTIÓN – 06/06/11