Guayaquil, Ecuador.— El papa Francisco llegó al gigantesco parque Samanes, en medio de una multitud profundamente emocionada que lo recibía con cánticos, flores y agitando banderas del Vaticano, de Guayaquil y de Ecuador. La multitud, dividida en 30 bloques, algunos de los cuales lucían a media ocupación, se revolvía al paso del Papamóvil, desde donde Francisco saludaba, bendecía y prodigaba sonrisas a todos, que le devolvían los saludos ondeando banderas. Poco antes estuvo en el Santuario de la Divina Misericordia, donde oró con cientos de enfermos oncológicos, ancianos y gente muy pobre con quienes bromeó al ofrecer no cobrar por su bendición. (Foto: AP)