Su género y el del empleado bancario importan si pide un crédito
El estudio encontró que la información “dura”, como las calificaciones de crédito y los niveles de deuda a ingreso, fue interpretada de la misma manera por los oficiales de préstamos masculinos y femeninos.
Por: Redacción Gestion.pe
(Bloomberg) ¿Será suficiente una agradable charla con un oficial de préstamos bancarios para obtener el dinero que desea, o está su destino crediticio vinculado solo a números duros como su relación deuda-ingreso?
Eso puede depender de su género --y el género de su oficial de préstamos--. Si ambos son hombres, entonces mencionar sus pasatiempos, su vecindario, sus hijos –algo también conocido como información “suave”-- tiene un impacto.
Pero resulta que su congénere al otro lado de la mesa, que perteneció a su misma fraternidad y gusta de los mismos bares, puede eventualmente detestar el día en que lo conoció.
Algunos estudios sugieren que la recopilación de información cualitativa (suave) de los prestatarios acerca de cosas como la familia, los amigos y otros asuntos personales y difíciles de verificar ayuda a reducir las probabilidades de incumplimiento del préstamo.
Pero también puede ser contraproducente, según los autores de “Making Sense of Soft Information: Interpretation Bias and Ex-Post Lending Outcomes” (Cómo darle sentido a la información suave: parcialidad en la interpretación y resultados de los préstamos, en traducción libre).
El estudio encontró que la información “dura”, como las calificaciones de crédito y los niveles de deuda a ingreso, fue interpretada de la misma manera por los oficiales de préstamos masculinos y femeninos.
Las interpretaciones divergieron, sin embargo, cuando la información más suave entró en la imagen, y cuando el prestatario y el prestamista eran ambos hombres. En ese caso, el resultado de los préstamos era perceptiblemente peor.
Dos años después de que se originaron los préstamos seguidos por el estudio, los datos mostraron que los resultados crediticios de los préstamos concedidos por hombres a hombres, para los que también se obtuvo información suave, eran peores que en el caso de las mujeres.
El resultado, medido por eventos que incluyen intereses y defaults, fue 12% peor para los prestatarios hombres que para las mujeres.
El efecto no se presentó con los préstamos cuando el prestatario y el prestamista eran de diferentes géneros, o eran dos mujeres.
“Esperábamos que, si el prestatario y el prestamista fueran del mismo género, significaría que no filtrarían eficazmente la información suave, porque confiarían en el vínculo común como fuente de confianza”, dijo la coautora Maria Loumioti, profesora visitante en la Escuela Sloan de Administración del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
“Si tienes alguna identidad común --tal vez vienes del mismo barrio, o tus hijos están en la misma escuela--, esto puede inconscientemente hacerte confiar en esa persona, no porque sabes algo más sobre ella, sino porque te identificas a través de ese vínculo”.
Los hallazgos son “consistentes con estudios psicológicos que muestran que, al hablar de identidad de género, esa confianza e identificación funcionan principalmente entre hombres y no entre mujeres”, agregó la investigadora.
Los tres autores del documento cuantificaron lo que ellos llamaron “palabras clave blandas” en las notas que el empleado incluyó en los archivos del préstamo --palabras tales como “amigos”, “afición”, “educación”, “familia” y “niños”--, así como palabras y frases que denotaran emoción --como “abrumado”, “frustrado” y “estrés”--.
Un indicador que los autores usaron para medir el empleo de información suave fue la proporción de tales palabras en las notas, en relación con el número total de palabras de un archivo.
El estudio se basó en el sistema interno de informes sobre préstamos de una cooperativa de ahorro y crédito federal, con unos US$ 1,600 millones en activos y 140,000 clientes.