Huya de las deudas que no producen valor

Especial TU DINERO. Conocer el potencial positivo que puede tener una deuda hará que aproveche mejor estos montos, en vez de gastarlos en bienes que se deprecian rápidamente.

Por: Redacción Gestion.pe

En inversiones hay un término llamado costo de oportunidad, que se refiere a lo que le cuesta a alguien privarse o abstenerse de algo por tomar una decisión. Si un inversionista optó por la inversión A, dejó a un lado la inversión B, y sólo el tiempo dirá si fue una buena decisión, o esta elección le terminará costando dinero.

Algo similar ocurre con las deudas: cuando una persona decide endeudarse 18 meses por una televisión, el costo de ese préstamo no sólo se traduce en los intereses que deba pagar (en caso de que los haya), sino que tendrá un compromiso durante un año y medio que le impedirá aprovechar ese dinero de mejor manera.

¿Cómo diferenciar una deuda buena de una mala?

Para identificar cuándo valdrá la pena endeudarse o sólo le perjudicará, los especialistas en finanzas personales recomiendan que primero defina si el préstamo le generará valor.

“La deuda mala es cuando utiliza el dinero para comprar algo que pierde su valor en el tiempo, o éste desaparece. Por ejemplo: si se endeuda para comprar un automóvil, es una deuda mala de alguna forma ya que, cuando sale de la agencia, pierde 30% de su valor, y en los siguientes años continúa devaluándose, entonces está utilizando dinero caro (dinero más intereses) para comprar algo que pierde su valor en el tiempo”, refirió Alejandro Saracho, especialista en Finanzas Personales.

Una buena deuda tiene la característica de ser productiva, específicamente para aumentar el capital financiero (como una inversión o la compra de un inmueble), y también su capital humano (como el pago de un diplomado o una maestría).

“La deuda siempre tiene que agregar un valor hacia quien la está adquiriendo; un buen préstamo es la educación, ya que al final del día la deuda representará nuevos conocimientos”, abundó Guillermo Seañez, director comercial de Old Mutual México.

Dentro de las malas deudas, ¿cuáles son las peores? A decir de Saracho, éstas son las que se usan para productos cuyo valor desaparece.

“Hay dos tipos de cosas que puede comprar: un conservable y un consumible; si compra una pasta de dientes con una deuda es lo peor. Con las vacaciones, es algo similar. Si utiliza el dinero de alguien más para irse de vacaciones, cuando las compra valen 10,000 pesos, y después de que las consume valen cero, ya no tienen valor, ya las consumió. A veces las sigue pagando mes a mes durante años, y luego ni siquiera se acuerda de cómo fueron”, abundó el también autor del libro Reconfiguración Financiera.

De manera similar, los bienes que se devalúan rápidamente no constituyen la mejor de las inversiones.

“Antes de endeudarse debería haber un análisis previo; preguntarse ¿realmente lo necesito? (…): La tecnología, por ejemplo, aumenta año con año, por lo que se vuelve obsoleta muy rápido”, añadió Seañez, por lo que comprometerse durante mucho tiempo con el pago de electrónicos tampoco es una buena práctica.

Por el contrario, la mejor de las deudas es la que le pone más dinero a su bolsa, refieren los especialistas; es decir, adquirir bienes o productos que van a apreciarse, o que se pueden vender por un monto mayor al costo de la deuda.

“Por ejemplo, pide dinero prestado y compra material para desarrollar un producto y luego venderlo a un precio. La deuda se vuelve buena cuando la ganancia al comercializar este producto es mayor que lo que costó la deuda; de esta manera se puede apalancar del dinero de alguien más para generar más dinero, eso lo hace una deuda buena”, ejemplificó Saracho.

Antes de comprometerse con el pago de algo que quizá no lo amerite, Seañez recomendó siempre tener clara su capacidad de endeudamiento. “No se endeude por más de 30% de sus ingresos mensuales, y tenga en cuenta que también hay que lidiar con las deudas fijas (como el pago de servicios) además de los pagos adquiridos”.

¿Necesidad o estatus?

Cuando alguien no sabe qué hacer con el dinero lo gasta, advirtió Saracho, mientras que al tener claro un objetivo hay más posibilidades de que una persona genere riqueza.

“La falta de educación en finanzas personales hace que sólo pensemos en dos cosas: ganar y gastar dinero, en vez de multiplicarlo y hacer un bien mediante ello”.

La falta de educación, abundó el especialista, hace que sólo pensemos en dos cosas: ganar y gastar dinero, en vez de multiplicarlo y hacer un bien mediante ello.

“Si se piensa que el dinero sólo es para solventar el estilo de vida y para demostrarle algo a los demás, se empieza a tomar decisiones tontas. Es más el alimento que le dan al ego porque no entienden cómo funciona el dinero”.

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica