Día Mundial del ahorro: Iniciativas de la comunidad para promover finanzas saludables

Especial TU DINERO. Un colectivo de personas puede crear una fuerza que individualmente no obtienen; opera de forma complementaria para crear una presión de grupo.

Por: Redacción Gestion.pe

Diario El Economista de México
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

Desde hace varias décadas se desarrolló la práctica de crear clubes de consumidores que, de manera colectiva, buscan obtener mejores condiciones de precio o de otras condiciones de compra. Éste es el origen de las que hoy son grandes tiendas de venta con membresía que operan en el mundo.

La noción de que un colectivo de personas puede crear una fuerza que individualmente no obtienen no es nueva, y hoy se aplica no sólo en los temas de compra, sino incluso en algunos mecanismos de crédito mediante los cuales se crean condiciones grupales que en ocasiones pueden ser mas ventajosas para los sujetos de crédito.

La fuerza de la colectividad
De acuerdo con algunos estudios, la fuerza de la colectividad opera en este caso de forma complementaria para crear una presión de grupo que incremente la certidumbre de pago, porque se establecen penalizaciones para el grupo en su totalidad en caso de que se incumpla individualmente un pago.

Pero no existen muchos mecanismos formales que utilicen realmente esta fuerza y capacidad colectiva para la creación de colectivos de ahorro e inversión.

De acuerdo con un estudio recientemente publicado, titulado “Mobilizing Through Social Networks”, los investigadores Breza, Chandrasehar y Larreguy destacaron que es posible utilizar los mecanismos de refuerzo social para portar condiciones y conductas de ahorro e inversión.

Buenos hábitos financieros
En un estudio realizado en comunidades de la India se hicieron experimentos que demuestran que, en ciertas condiciones, las relaciones en una comunidad pueden servir como mecanismos de refuerzo que promuevan condiciones de mayor ahorro en bajos niveles de ingreso.

Las conclusiones de esta investigación apuntan a que los refuerzos positivos entre personas que se conocen ayudan a establecer y mantener patrones de ahorro y que incluso ciertos mecanismos de penalización social (aunque en menor medida) pueden también contribuir a mantener ciertos patrones de conducta.

Si podemos extraer alguna lección que nos permita favorecer una conducta sostenida de ahorro de largo plazo, es que a través de mecanismos de refuerzo social incluso promovidos en el seno de la familia o de una determinada comunidad con la que tengamos vínculos podemos crear patrones que colectivamente nos beneficien.

Piense por ejemplo en la posibilidad de que en la escuela donde estudian nuestros hijos pudiésemos crear un vehículo de ahorro que mediante su constitución nos otorgara ventajas en tasa o condiciones complementarias adicionales a todos los participantes.

Un esquema de este tipo puede ayudarnos de manera alterna a mejorar el rendimiento por nuestra inversión o incluso a crear esquemas de apoyo en caso de pérdida temporal de empleo.

La fuerza de un mecanismo colectivo puede ayudar a crear además condiciones preferenciales de acceso a otros instrumentos financieros, como los crediticios.

La obligación moral
La pertenencia al grupo nos crearía una obligación moral con los integrantes del mismo, a la vez que un aliciente de obtención de beneficios que en lo individual no podrías alcanzar.

Un mecanismo similar puede ser creado de forma familiar, con iguales refuerzos de conducta para iniciar y sostener la práctica financiera. Con hermanos o primos, estableciendo horizontes comunes de plazo y monto con esquemas de premios y penalizaciones, sería factible mejorar las condiciones de ahorro en beneficio de nosotros y nuestras familias.

Ésta es una tarea pendiente de las instituciones financieras: crear mecanismos que apoyen este tipo de esfuerzos que beneficien a las comunidades, a las familias y a las propias instituciones que promueven estos vehículos de ahorro.

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