Venezolanos se rebelan contra el pasatiempo nacional
El gobierno ha en gran medida guardado silencio sobre la negativa reacción actual. Cuando se anunció el plan, el vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami, lo calificó como un gesto cívico.
Por: Redacción Gestion.pe
Bloomberg.- El béisbol es una religión en Venezuela.
El país anima a Felix Hernández, Miguel Cabrera y otros muchachos locales que han tenido éxito en las Ligas Mayores de Estados Unidos, luego vuelve su atención a su propia liga de invierno que se extiende desde septiembre hasta el final del año.
Son juegos estridentes con tambores, animadoras y mucha cerveza. Junto a los hot dogs, los vendedores ofrecen arepas.
Pero esta temporada, nadie está de humor.
Los venezolanos están indignados por la decisión del gobierno de poner a disposición US$10 millones para la importación de equipos y el pago de los salarios de los jugadores a una tasa preferencial de 10 bolívares por dólar.
Esto no se ve bien en un país donde los supermercados pagan hasta 15.000 bolívares para importar 1 dólar de arroz y los venezolanos pobres luchan por alimentar a sus familias en medio de la recesión más profunda de su historia, una inflación disparada y una escasez de alimentos y medicinas asequibles.
La idea de que preciosos dólares se destinen a financiar el atletismo es abominable, dicen los críticos.
Funcionarios del Leones de Caracas, una poderosa franquicia con una estatura local que aproximadamente equivale a la de los Yankees de Nueva York, han protestado por la medida y pidieron poner fin al trato preferencial.
“Primero queremos dólares para traer medicinas y comida al país, segundo cuando se solvente la crisis que aprueben dólares a la LVBP y todos los eventos”, dijo el club esta semana en su cuenta de Twitter.
“Hemos perdido amigos y familiares por falta de medicinas. Amamos profundamente el béisbol y somos 100% Caraquistas pero primero está Venezuela”.
Durante el colapso económico de los últimos años, estimulado por una caída en los precios del petróleo y la incompetencia del gobierno, el béisbol ha actuado como una distracción de la rutina diaria.
Los jugadores de Grandes Ligas suelen jugar unos cuantos partidos en Venezuela alrededor de Navidad como un agradecimiento a los aficionados. Pero incluso esas apariciones son cada vez menos frecuentes debido al temor de los jugadores por secuestros y extorsiones por lo que prefieren pasar la temporada baja en Florida o en otro lugar.
El presidente Nicolás Maduro, quién sucedió al difunto Hugo Chávez, ha supervisado un histórico colapso económico, consolidado el poder, retrasado elecciones, perseguido a los opositores y en la práctica anulado el Congreso controlado por la oposición.
Mientras que los medicamentos para el tratamiento del cáncer siguen siendo escasos, y todos, excepto los alimentos más básicos, permanecen fuera del alcance de la mayoría de los venezolanos, un gobierno más conocido por fanfarronear que por cuidar a su gente incluso ofreció US$5 millones a las víctimas del huracán Harvey. Eso no cayó bien en casa.
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“Por mucho que yo sea fanático de los deportes en especial del béisbol, yo no sería capaz de ir al estadio en Caracas sabiendo que buena parte del show viene dado por dolares preferenciales que le brinda el gobierno a los equipos cuando hay un montón de personas que necesitan medicamentos y alimentos y el gobierno prefiere algo que es entretenimiento y no algo vital como la comida o los tratamientos médicos”, dijo Carlos López de 22 años, quien se graduó recientemente de la universidad en Caracas con un diploma en psicología.
“Tampoco estoy de acuerdo con esos 5 millones de dólares que el gobierno quiere donar a Texas por la tragedia, cuando aqui en Choroni tenemos una emergencia y nadie le ha prestado atención”.
La liga de béisbol profesional de Venezuela comenzó en 1946 y ahora cuenta con ocho equipos.
Los lazos del país con la Liga Mayor de Béisbol son profundos y de larga data, representados por jugadores como Andrés Galarraga, Ozzie Guillén, Dave Concepción y Luis Aparicio.
Y conocidos atletas estadounidenses también han jugado en Venezuela. Pete Rose jugó para Los Leones a mediados de la década de 1960, y en la década de 1980 Barry Bonds hizo una temporada con los Navegantes del Magallanes, mientras que Daryl Strawberry representó Los Tiburones de La Guaira.
El jardinero central actual de los Orioles de Baltimore, Adam Jones, jugó para los Cardenales de Lara en 2007.
El gobierno ha en gran medida guardado silencio sobre la negativa reacción actual. Cuando se anunció el plan, el vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami, lo calificó como un gesto cívico.
“Está asegurada la temporada de béisbol profesional para todo nuestro pueblo y toda nuestra afición”, dijo. “Que sea un espectáculo de altura”.
Jorge Dima, un comunicador social de 28 años en Caracas, lo encuentra desagradable.
“Yo personalmente sigo el baseball desde que tengo memoria”, dijo Dima. “Pero no iré al estadio y no solo por este tema, sino porque las entradas este año son súper costosas, pero es que no solo no iré al estadio, estoy tan indignado que ni siquiera pienso ver los partidos o seguirlos por televisión”.