¿Tiene una obra maestra arquitectónica? Le costará venderla
La directora de la Barragán Foundation, Federica Zanco, con sede en Suiza, señala que “hay muchas casas pequeñas que no son particularmente elegantes ni están particularmente bien conservadas”.
Por: Redacción Gestion.pe
(Bloomberg) A fines de los años 60, se encargó al arquitecto Luis Barragán crear un complejo hípico en Ciudad de México con establos, una casa principal con cuatro dormitorios, prados para equitación y una piscina poco profunda para que se refrescaran los caballos.
Fue durante los últimos años de la célebre carrera de Barragán (más tarde ganó el codiciado premio Pritzker) y la propiedad, llamada Cuadra San Cristóbal, estaba al lado del exclusivo Club Francés de equitación.
El club ya no existe, pero la casa fue meticulosamente preservada por la familia que la encargó. Hace cuatro años, pusieron la propiedad en el mercado (su precio actual es de US$13 millones). En ese momento, se vieron obligados a tener en cuenta un problema que enfrentan los dueños de casas de importancia arquitectónica en todo el mundo: un pedigrí arquitectónico con peso histórico puede ser una carga además de un atractivo de venta.
Treinta años después que se construyó Cuadra San Cristóbal, el club hípico desapareció y el vecindario, antes exclusivo, bajó de categoría. “Se fraccionaron muchos de los lotes”, dijo Federica Zanco, directora de la Barragán Foundation, con sede en Suiza. “Hay muchas casas pequeñas que no son particularmente elegantes ni están particularmente bien conservadas”.
Jerónimo Quiroz, el agente inmobiliario que trabaja con los propietarios de Cuadra San Cristóbal, señala que ya han tenido ofertas de compra pero que la familia se rehúsa a vender a un precio bajo o a un desarrollador que quiera derribarla o convertirla en un club.
Mantenimiento problemático
Muchas veces, cuanto más histórica es una casa, más problemático resulta mantenerla. En el caso del enorme Château d’Aubiry, un castillo de 22 habitaciones y 1.486 metros cuadrados en el sur de Francia con un invernadero construido por Gustave Eiffel (diseñador de la Torre Eiffel), “a cada metro se encuentra un cuadro, una escultura o un diseño”, dijo Anthony Diaz, el corredor que representa la casa. “No es sólo un castillo, es un monumento histórico” (de hecho, así lo lista el gobierno francés).
Pero toda esa decoración exige trabajos inmensos de restauración y mantenimiento y sumas todavía más altas para hacerlos. Actualmente, el castillo está en venta por 12,6 millones de euros (US$13,6 millones). Y cuando los que pongan todo ese dinero para adquirirlo quieran venderlo, tendrán que hacerlo a un precio alto para no perder dinero.
Habitabilidad
En 1960, Frank Lloyd Wright construyó una casa de 241,5 metros cuadrados con mucho vidrio en poco menos de 1,6 hectáreas en un suburbio de Mineápolis. La casa, en una tranquila calle sin salida, tiene un techo dramático y amplio, un grandioso salón principal abovedado y una serie de funciones incorporadas que son la marca registrada de Wright. La misma familia habita la casa desde hace más de 50 años. Ahora la pusieron en el mercado por US$1,395 millones.
Debido a que siempre tuvo los mismos dueños, se preservó la mayoría de las características de la casa, lo que es una bendición y una maldición al mismo tiempo. “Las obras de Wright son como esculturas vivientes”, dijo Barry Berg, uno de los corredores que tiene la casa a la venta. “Inevitablemente, lo que era de vanguardia en aquel entonces —piense en las cocinas o los baños— no va a ser tan grande o tener detalles de acabado tan generosos como la típica casa o mansión que se construye hoy en día”.
“En realidad, nunca es tan fácil vender una obra maestra arquitectónica si no está en el lugar correcto”, dijo Zanco, la directora de la Barragán Foundation. “A fin de cuentas, eso no siempre es un valor agregado”.