Seis consejos de viaje para disfrutar mejor su próxima aventura

FOTOGALERÍA. A la gente de Bloomberg Pursuits le encanta viajar. Y siempre quieren asegurarse de hacerlo bien. Por eso, hablan con trotamundos de todos sus campos de lujo (alimentos, vino, moda, autos, inmuebles) para aprender sus consejos exclusivos y conocer sus experiencias estrafalarias. Ellos son los Amantes Distinguidos de los Viajes. El artista neoyorkino Damian Loeb es uno de ellos y comparte aquí sus mejores consejos de viaje.

El artista neoyorkino Damian Loeb es famoso por sus cuadros y fotos saturados de colores, y cuenta entre sus fans a Brooke Shields y Simon Hammerstein, dueño de The Box. Pero también le encanta viajar: su exposición más reciente en Acquavella Galleries se basó en fotos que sacó desde ventanillas de aviones. Pero Loeb no es fiel a ninguna aerolínea ni acumula millas. “Muchas veces vuelo con personas y ellas eligen la aerolínea. No soy snob, no podría importarme menos”. La semana que viene, él presentará obras nuevas en Frieze New York. Nos encontramos en su casa de Tribeca, donde vive con su esposa, Zoya, y sus hijos. Estos son sus consejos a la hora de viajar:
Llevar siempre un ventilador: No puedo dormir sin ruido de fondo y aire soplándome en la cara. Viví ilegalmente durante muchos años en edificios de oficinas para poder tener un estudio y tenía que esforzarme por oír todo tipo de cosas, así que ahora no puedo dormir sin un ventilador. Siempre llevo en la maleta un pequeño ventilador centrífugo que compré en la tienda de Muji en Tokio, esa megatienda que tiene como seis pisos. Es mi salvador, un pedacito de casa que me transporta cuando cierro los ojos. No importan el lugar ni la situación, con ayuda de ese ventilador mágico puedo desmayarme. Cuando hago las maletas, suelo ponerlo en el medio rodeado de ropa, para que no se lastime. Si alguna vez se muere, quedaré desconsolado.
Sacar las fotos desde más abajo: Si tuviera que dar un solo consejo para que las fotos que saca la gente se parezcan más a sus recuerdos y sean más íntimas, sería apuntar desde más abajo. Supongamos que uno está en un restaurante en el Caribe y se pregunta: ¿Cómo comunico esta experiencia tal como la recordaré? Agáchese más o menos hasta la altura del pecho al tomar la foto y no la saque en línea recta. Así, se sentirá más parte de la multitud que sacando fotos de pie y mirando a la gente desde arriba; ahí usted no está entre ellos. Esa es la vista de Dios, o sea, la mayoría de las fotos documenta en vez de ilustrar, pero si se agacha, uno ilustra. Esto también lo hacen los cineastas, filman desde más abajo, no sobre las cabezas de la gente.
Pedir el sándwich BLT del hotel: Yo juzgo el servicio de habitación según su BLT y su espagueti a la boloñesa. En esencia, el método científico exige una variable y una constante, y un sándwich como el BLT es una constante. Se puede pedir uno a cualquier hora del día, porque hasta la persona que atiende a la noche puede prepararlo sin saber cocinar. Quedé [gratamente] sorprendido con la comida del Chateau Marmont. Soy neoyorkino de pura cepa, pero tenían un buen BLT, pese a que le agregaron aguacate. Las pequeñas variables revelan mucho: ¿La grasa del tocino es crocante o dura? ¿De qué calidad es la mayonesa? Los tomates son una muy buena señal de que uno va a tener una buena experiencia en el hotel: muchas veces no saben a nada, pero si saben a fruta, es una señal muy buena. Lo que lo vende son los tomates. ¿Y si no hay un BLT en el menú? Algo anda mal. Lo mismo vale para el espagueti: es un plato universal fácil de preparar.
Hacer las maletas como si uno fuera músico… Cuando era joven traté de sumarme a un amigo que andaba de gira en algunas ocasiones y vi partes de Europa que nunca había visitado. No sabía lo que me esperaba: viajamos en un autobús que tenía tres literas apiladas, así de lleno iba. Por lo menos me dieron la de abajo, supongo, porque los gases suben. Pero los músicos no tienen muchos fetiches, saben qué es lo mínimo que hace falta para funcionar. Además, siempre llevaban una lista de lo que necesitaban a todas partes. Esa es mi táctica: hago una lista de lo que necesito llevar y otra de cosas con las que puedo contar en el lugar y no tengo que poner en la maleta.
…o modelo: Cuando conocí a mi esposa, ella era modelo de Ralph Lauren. Viajaba mucho, debía arreglárselas sola y lucir arreglada y sana temprano por la mañana. [Las agencias] no quieren pagar habitaciones de hotel, entonces hacen que las chicas se presenten a las 6 de la mañana directamente después de bajar del avión… ¿Para qué pagar una noche extra en un hotel? Por eso ella es una viajera excelente: hace maletas muy ligeras, no toma bebidas alcohólicas y lleva diversas pomadas y lociones. El límite de lociones no la afectó demasiado, porque ella decanta todo en uno de esos envases de Muji, tubitos idénticos, y es todo muy orgánico.
Tomarse un día para adaptarse: Soy medio molusco, o sea, vivo en una concha, y cuando tengo que salir de ahí para viajar, me siento desnudo durante cierto tiempo sin la protección de mi hogar. Hasta que no me metí en otra concha en algún lado, aunque sea temporaria, no me siento seguro. Por eso me tomo no menos de 24 horas para aclimatarme a un sitio. Me encanta pasarme todo el día en un cuarto de hotel pidiendo servicio a la habitación. Mis amigos y mi esposa se ríen de mí, pero cuando viajo, no hago más que trabajar, tengo que tomar fotos todo el tiempo. Eso, porque si regreso a casa y tengo un solo recuerdo del que no tenga fotos, quedo desconsolado. Para mí, estar de vacaciones es tirarse en la cama, pedir servicio a la habitación y quedarme en el hotel sin hacer nada, para poder recuperarme antes de abrir la puerta del hotel, salir y experimentar todo.

Por: Redacción Gestion.pe