¿Podrá el Volkswagen E-Golf ganarle el ritmo a Tesla?

El internet pierde la cabeza cada vez que Tesla presenta un auto totalmente nuevo. Menos entusiasmo suscitan las actualizaciones anuales de los autos eléctricos en la categoría económica. No tengo que explicar por qué.

La verdad es que aunque las marcas que fabrican esos vehículos no tienen la facilidad que tiene Elon Musk para lanzar productos casi perfectos en una explosión de pompa y adoración, los lanzan con regularidad.

Además, sus autos avanzan a pasos agigantados con cada actualización. Se está progresando mucho en materia de tecnología de autos eléctricos, sobre todo para exponerlos a públicos nuevos y probar qué les gusta y qué necesitan los diversos compradores.

Esto me lleva al e-Golf de Volkswagen. Aunque no es el tipo de auto del que normalmente escribiría una reseña —estos tienden a ser modelos más agresivos y bonitos—, quería probar una nueva oferta de una categoría muy razonable. VW no busca el estrellato con este, pero, ¿está cumpliendo sus propias metas?

Volkswagen afirma que su e-Golf modelo 2017 debería sumar todos los beneficios de un vehículo eléctrico a la fórmula “divertido para manejar, pero práctico” del Golf, terminando para siempre con la idea de que los VE compactos deben ser sosos y concentrarse únicamente en la eficiencia.

En pocas palabras: como el Golf de US$ 20,000, pero eléctrico (todavía no se divulgó el precio para el e-Golf). Con su desempeño mejorado, la nueva versión del e-Golf, pese a lucir básicamente igual que el año pasado, se acerca bastante a esa meta. Le pondría un buen 8.50.

Pues bien, no es fabuloso. La estructura interna es delgada, los frenos se ponen blandos o abruptos, la carrocería es muy cuadrada y la aceleración da la impresión de que esta cosa acaba de despertarse de una siesta. Pero es un auto perfectamente prudente. Tiene mucho espacio interior, está organizado de forma racional y todo tiene su propósito.

Este año, el nuevo e-Golf viene con una batería revisada líder en incremento de autonomía, que pasó de 132 a 200 kilómetros por recarga (en el modo de conducción “Eco ”, el más eficiente). De manera parecida, la potencia de la versión 2016 pasó de 115 caballos de fuerza para un motor de 85 kW a 134 para un motor eléctrico de 100 kw.

El par de torsión también subió 20 newton metros, a 290 newton metros. Es más veloz que el e-Golf del año pasado: acelera a 96 kph en 9.6 segundos. También se lo puede cargar hasta 80% en menos de una hora con el modo “DC-Fast Charging” (el aparato cuesta un extra) o al máximo con un tomacorriente de 240 voltios en seis horas.

Sin embargo, para mí manejar un e-Golf es como manejar un iPhone. Está bien, pero no es táctil ni absorbente. El e-Golf gana puntos por sus muchas comodidades: asistencia opcional al conductor, regulador de velocidad adaptativo, advertencia ante choques frontales con frenado autónomo de emergencia y monitoreo de peatones, asistencia de carriles y monitor de puntos ciegos con advertencia por el tránsito detrás. Esto lo menciono para señalar que si usted compra el e-Golf, no es que renunciará a todo tipo de confort. Sí, puede parece espartano por dentro. Pero no es monacal.

Y ese es el encanto de este auto. Es de aspecto humilde y carácter práctico. Y si lo compra, la autonomía extendida de la batería, la recarga más veloz y el interior espacioso y útil lo servirán bien y de forma confiable. Eso es bello por derecho propio.