Los Óscar vuelven a iluminar al renacido cine mexicano
Alejandro González Iñárritu se hizo un hueco en la historia de Hollywood al lograr por segundo año consecutivo el Óscar al Mejor director con “El Renacido” después de haberlo hecho con “Birdman”, un hito que sólo habían conseguido John Ford y Joseph L. Mankiewicz.
Por: Redacción Gestion.pe
(AFP) ¿Se puede hablar de una nueva ola del cine mexicano ? En los últimos años, en todo caso, ha provocado un maremoto: sus directores se llevan los premios más prestigiosos del mundo y, tras su estela, la producción de películas “made in México” se desborda.
El domingo, Alejandro González Iñárritu se hizo un hueco en la historia de Hollywood al lograr por segundo año consecutivo el Óscar al Mejor director con “El Renacido” después de haberlo hecho con “Birdman”, un hito que sólo habían conseguido John Ford y Joseph L. Mankiewicz.
Minutos antes, su compañero de batallas Emmanuel Lubezki fue reconocido como el mejor director de fotografía al recibir un Óscar por “El Renacido”, convirtiéndose así en el primero en ganar el premio tres años seguidos, después de lograrlo con “Birdman” y “Gravedad”.
El acento mexicano de los premios de la Academia estadounidense, que en 2014 catapultaron a Alfonso Cuarón como mejor director por “Gravedad”, es parte del palmarés impresionante del renacido cine de este país latinoamericano: en los últimos cinco años ha cosechado nueve Óscar , cuatro Globos de Oro, dos premios de dirección y uno de guión en Cannes, y dos estatuillas de mejor opera prima en Berlín.
Esta prodigiosa cosecha se debe sobre todo a un pequeño grupo de directores como Iñárritu o Cuarón, aunque ellos no son los únicos que hacen brillar al cine mexicano.
“Más que una nueva ola de cine mexicano, deberíamos hablar de varias olas”, dice a la AFP Jean-Christophe Berjon, crítico de cine y antiguo seleccionador del festival de Cannes que ahora radica en México. “Diversas familias coexisten y se estimulan mutuamente”, estima.
La familia de González Iñárritu es la misma que la de Cuarón y Guillermo del Toro (“El laberinto del fauno”), tres amigos que decidieron mudarse a Los Ángeles a finales de los años 90 e inicios de los 2000 buscando conquistar Hollywood.
“Hay una relación especial entre ellos, un intercambio muy estimulante. Se enseñan sus películas durante el montaje y a veces se producen entre ellos”, señala Daniela Michel, directora y cofundadora del festival de cine de Morelia, uno de los más importantes de América Latina.
“Movida” mexicana
Pero detrás de este trío estelar, hay una nueva ola de cineastas radicados en México como Amat Escalante (“Heli”) o Carlos Reygadas (“Post tenebras lux”), cuyo talento ha sido reconocido en festivales tan prestigiosos como el de Cannes.
Esta “movida” mexicana fascina a estrellas como el actor fetiche de Quentin Tarantino, el británico Tim Roth, quien apareció recientemente en dos películas mexicanas: “600 millas” de Gabriel Ripstein y “Chronic” de Michel Franco.
“Lo que pasa aquí es increíble (…) se siente que hay una nueva energía, una especie de movimiento de cine realista”, declaró en octubre el actor durante un viaje a México, donde espera filmar próximamente su propio film.
El actor inglés se suma a tantos otros que han podido observar cómo la producción de cine mexicano ha estallado en los últimos diez años.
En el 2000, el año de la ópera prima de Iñárritu “Amores Perros”, el país producía unas 10 películas al año. Actualmente, son 120.
Este crecimiento espectacular se explica en parte por un sistema de deducción fiscal que fomenta la inversión en la industria del cine.
Después de la llamada Época de Oro entre los años 30 y 50, con directores célebres como Luis Buñuel, el cine mexicano estuvo a punto de desaparecer, subsistiendo apenas a base de comedias fáciles que cansaban al público.
En los años 90, casi no se rodó ningún filme en México.
“Fueron los cortometrajes los que mantuvieron vivo el cine mexicano en esos años”, recuerda Daniela Michel.
Cine mexicano contra Hollywood
Si bien la producción se multiplicó, la visibilidad del cine mexicano es marginal en casa, donde los complejos de cine apuestan sobretodo por los “blockbusters” estadounidenses.
México es muy permeable a las campañas publicitarias de los estudios de Hollywood lo cual hace que, a veces, incluso acaba salvando la taquilla de malas películas.
Para el cine estadounidense , el mercado mexicano representa el cuarto del mundo en términos de salas y entradas vendidas, por detrás de China y la India, por eso no tiene ningún interés en cederle espacio al cine nacional.
“Sólo un tercio de los filmes mexicanos producidos llegan a las salas”, apunta Berjon. Y a pesar de que cineastas como Escalante, Reygadas o Franco hayan logrado cierta notoriedad en Europa, son poco conocidos en su país.
Por otro lado, películas taquilleras mexicanas como las comedias ligeras “Nosotros los nobles”, de Gary Alazraki, o “No se aceptan devoluciones”, de Eugenio Derbez, fueron muy bien recibidas por el público hispano en Estados Unidos en 2013.
Cubierto de premios, “El Renacido” podría narrar la historia de un resucitado cine mexicano que trata de sobrevivir ante las ambiciones del Tío Sam.