Un misterio millonario: un ruso, su arte y sus grandes pérdidas
Dmitry Rybolovlev se contó entre los nuevos compradores de Rusia, China y otras economías emergentes que impulsaron una expansión sin precedentes del mercado de arte en los últimos 10 años.
Por: Redacción Gestion.pe
(Bloomberg).- Basada en desnudos de Amedeo Modigliani y lirios de Claude Monet, iba a ser una de las principales colecciones de arte del siglo XX.
Pero dos años después de que Dmitry Rybolovlev demandara a su galerista alegando que le había cobrado más de US$ 1,000 millones de más, el magnate de fertilizantes ruso se deshace de obras de arte que adquirió a menudo con precios récord. Ya ha vendido tres con una pérdida total estimada de US$100 millones y ofrece cinco más en subastas de Christie’s en Londres a partir de la semana próxima, algunas por precios muy inferiores a las sumas que pagó en su momento.
Rybolovlev, cuya fortuna asciende a alrededor de US$ 9,800 millones según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, invirtió aproximadamente US$ 2,000 millones en 38 obras cuyos autores van desde Leonardo da Vinci hasta Pablo Picasso. Las compras, acordadas en transacciones privadas, estuvieron a cargo del galerista suizo Yves Bouvier, más conocido por crear una red de depósitos de almacenamiento de arte libre de impuestos en Singapur y Luxemburgo.
Rybolovlev se contó entre los nuevos compradores de Rusia , China y otras economías emergentes que impulsaron una expansión sin precedentes del mercado de arte en los últimos 10 años. La riqueza creó una red de coleccionistas sedientos de trofeos de los principales artistas occidentales modernos y contemporáneos, y dispuestos a pagar prácticamente cualquier suma. Entre 2003 –el año en que Rybolovlev conoció a Bouvier- y 2014, las ventas globales ascendieron a más del triple, a US$ 68,000 millones.
Desde entonces, el mercado se ha contraído, y algunas de las piezas más caras del mundo se han revendido a menos de su precio de compra en un contexto de demandas e investigaciones.
La mayor de esas disputas comenzó en febrero de 2015, cuando Rybolovlev demandó a Bouvier en Mónaco acusándolo de haber falseado los costos de adquisición. Rybolovlev, que tiene 50 años, ha vendido piezas de forma privada y en subastas, algunas con grandes pérdidas, según cálculos basados en documentación judicial, catálogos de arte, resultados de subastas y personas familiarizadas con las transacciones. Los precios de las compras en euros y libras se convirtieron según los tipos de cambio del momento.
Dos trusts de Ryboloblev en las islas Vírgenes británicas recuperaron “menos de $50 millones” cuando éste vendió “Otahi”, de Paul Gauguin, según documentos legales que presentaron en Nueva York. Es alrededor de un 60% menos que los US$120 millones que pagó Rybolovlev. En noviembre de 2015 vendió “Wasserschlangen II”, de Gustav Klimt, en US$170 millones, menos que el precio de compra original de US$ 183.3 millones.
En mayo de 2016, su escultura de Auguste Rodin “L’Éternel Printemps”, se vendió en US$ 20.4 millones, un récord en subasta para el artista pero menos de la mitad de los US$ 48.1 millones que había pagado Rybolovlev.
“El abismo entre las estimaciones de Christie’s y los precios de compra originales de las obras ilustra la magnitud y la audacia sin precedentes de la estafa que el demandante afirma que perpetró Bouvier”, dijo en una declaración por correo electrónico Sergey Chernitsyn, un representante de la Oficina Familiar Rybolovlev.
La policía de Mónaco arrestó y mantuvo detenido una noche a Bouvier, que tiene 53 años, luego de presentada la demanda de Rybolovlev en 2015. Su abogado, Ron Soffer, dijo que confía en que Morgan Raymond, el magistrado de Mónaco que investiga la demanda, decidirá no acusar formalmente a Bouvier y desestimar el caso. Raymond se negó a hacer declaraciones.
Bouvier subastará por lo menos otras cinco piezas el 28 de febrero y el 7 de marzo: otra escultura de Rodin y pinturas de Gauguin, Picasso, René Magritte y Mark Rothko.
La casa de subastas estima que el valor de “Le domaine d’Arnheim” de Magritte, de 1938, es de entre US$8.1 millones y US$ 10.6 millones, mientras que Rybolovlev había pagado US$43.5 millones. Las estimaciones en el caso de las otras obras también están por debajo de los precios de compra.