El mercado de arte sigue en ascenso, ajeno a cualquier crisis
Pese a los diferentes vaivenes, las obras se venden en interesantes precios. Salvo excepciones, la mayoría de los mercados creció tanto en valores como en volumen
Por: Redacción Gestion.pe
Diario El Cronista Commercial de Argentina
Red Iberoamericana de Prensa Economica (RIPE)
Pese al frío, las Fiestas, la OPEP y las bajas rusas, el mercado de arte se muestra ajeno a todo. Las ventas continúan y los récords se superan día a día.
Pese a mis pronósticos desalentadores, todo sube y nada se estabiliza o baja; es el año de mayor volumen en la historia y, salvo una pequeña baja del mercado chino, Estados Unidos, Inglaterra y Francia han crecido en precios y volumen.
Algunos sectores que estaban tranquilos vuelven de nuevo al ruedo, como el de las pinturas de artistas nacidos en el Siglo XIX. En Londres apareció una obra de Joaquín Sorolla, de las más bellas realizadas en Valencia; una pintura de 1908 que fuera expuesta en la Hispanic de Nueva York y vendida al año siguiente.
Es “Retorno de la Pesca”, de 90 × 100 cm, que se cotizó en US$ 3’650,000, un gran precio ya que la pintura española y la Península ibérica están en crisis. Por eso un estupendo Julio Romero de Torres, de un gran desnudo de 100 × 170 cm, no encontró comprador en u$s 200.000, cuando hace cinco años se hubiera vendido en el doble.
Procedía de una colección porteña y había sido vendido por Witcomb.
De José Villegas Cordero salió una bellísima obra realizada en la Alhambra de Granada, con tema oriental que hace 20 años fue récord al venderse en el equivalente de hoy de US$ 500,000; ahora se vendió en US$ 450,000, pero hay que pensar que su dueño la disfrutó dos décadas, lo que no es poco.
Las pinturas inglesas de fines del Siglo XIX del grupo auto titulado “Prerrafaelista” tienen un gran mercado; una de las grandes figuras es Gabriel Rossetti; salió una obra titulada Venus, que es el rostro de su modelo preferida; una impactante pelirroja que deslumbró al artista cuando la descubrió caminando por la calle y, a partir de dicho momento, Emily fue su modelo y signo indiscutible de su imagen. La obra vendida en Londres triplicó lo esperado: US$ 4,5 millones.
Otro extraordinario pintor de la escuela fue John William Waterhouse, fallecido en 1917; una figura de una imaginada Julieta duplicó lo esperado, al venderse en US$ 1,5 millones.
Uno de los más grandes retratistas de la historia fue el húngaro Philip de László, nacido en Budapest en 1869; rápidamente alcanzó la fama cuando retrató al Papa León XIII en 1900; luego se radicó 30 años en Londres y sus clientes posaban en su estudio en las afueras o en sus habitaciones en el hotel, como Alfredo e Elizabeth Hirsch, en dos maravillosos retratos que se encuentran en la Sala Hirsch del Museo Nacional de Bellas Artes, como me contara su inolvidable hijo, Mario.
Generalmente los retratos interesan solamente a los familiares; o cuando son personajes, a instituciones. Salieron dos en Londres y sorprendieron vendiéndose en seis veces lo estimado, a US$ 182,000.
Pero la locura de la semana fue en Nueva York: salió un figura en bronce de un metro de altura de un Baco sosteniendo el globo terráqueo, realizada por Adrián de Vries, quien falleció en 1626; alguien se la llevó previo pago de US$ 28 millones luego de una intensa puja.
Sin dudas ha sido el año de la escultura, ya que el Alberto Giacometti, que tuvo un solo oferente en noviembre, se vendió en US$ 101 millones. De su hermano el diseñador, Diego Giacometti, se vendieron seis de sus obras también en Nueva York. Por un perchero en bronce se pagaron US$ 720,000; por una butaca de bar, u$s 240.000, en un remate exclusivo de objetos de diseño. Otro que tiene un gran mercado es el francés Bernard Buffet; uno de sus payasos se vendió en US$ 450,000, pese a su pequeño tamaño.
Creo que ante la situación general en Rusia, serán menos los compradores de dicho origen en el próximo año. La semana que viene haremos un panorama general de lo ocurrido en el año.