Tras Facebook y Google, el guardián francés vigila al Gobierno

El organismo guardián fue creado en la década de los 70 para vigilar asuntos de privacidad mientras el estado cambiaba los datos en papel a ordenadores.

Por: Redacción Gestion.pe

(Bloomberg) Años de aplicar la legislación de protección de datos a Facebook y Google están siendo útiles en Francia para mantener vigilado a otro organismo: el Gobierno.

En un momento en el que las amenazas terroristas incrementan la vigilancia y crean una acumulación de servicios de inteligencia, el órgano de control para la protección de datos CNIL está dedicando esfuerzos a asegurarse de que el Gobierno no cruza la línea de la información personal de los ciudadanos, ha declarado la presidenta del regulador, Isabelle Falque-Pierrotin. Recientemente, advirtió al Estado en contra de la creación de una base de datos con huellas dactilares, fotografías y otra información personal de prácticamente cualquiera en Francia.

“La lucha contra el terrorismo es una prioridad innegable y puede necesitar de nuevas herramientas, pero las nuevas aplicaciones deben ir acompañadas de garantías extra”, ha explicado Falque-Pierrotin en una entrevista en la sede de la CNIL en París. “Necesitamos garantías de que se mantendrá un equilibrio entre los asuntos de seguridad y la protección de la privacidad”.

Como directora del órgano regulador, y en su papel de presidenta del grupo de los 28 guardianes de la privacidad en la Unión Europea, Falque-Pierrotin se ha hecho un nombre por perseguir a los gigantes digitales del mundo, como Google por su política de privacidad y Facebook por almacenaje de datos de no usuarios.

Ahora, está reequilibrando al CNIL para centrarse en asuntos corporativos y de gobierno. El organismo guardián fue creado en la década de los 70 para vigilar asuntos de privacidad mientras el estado cambiaba los datos en papel a ordenadores.

Mega base de datos
Después de que tres grandes atentados en Francia desde enero de 2015 hayan dejado más de 230 muertos, Francia ha estado debatiendo la creación de una denominada mega base de datos que, según el país, permitiría la identificación del portador de un documento de identidad como su legítimo propietario. Después de promover un decreto en octubre, el ministro de Interior francés dijo que los usuarios tendrán la opción de negarse a registrar sus huellas dactilares en su base de datos. Esto no ha sido suficiente para acallar las críticas y el debate, a pesar de los cuales el Gobierno pretende seguir adelante con su plan.

“Nos preocupan algunos puntos”, ha manifestado Falque-Pierrotin. “¿Sería esta base de datos la mejor respuesta para lograr el objetivo del Gobierno de ser capaz de autentificar la tarjeta de identidad de un ciudadano? Creemos que existen alternativas”.

Añadir un chip al documento nacional de identidad francés, una medida similar al pasaporte biométrico, podría servir, ha opinado. Esto eliminaría la necesidad de una base de datos que es potencialmente vulnerable a los piratas informáticos, o a que el Gobierno se sienta tentado a utilizar la información que tiene a mano para algo más que la autentificación.

Los recuerdos de la vida bajo el régimen nazi o el comunista han influido tradicionalmente a los ciudadanos e instituciones europeos a ser precavidos en lo que respecta a la protección de la privacidad y a permitir la recogida de datos por las fuerzas de la ley o los servicios de inteligencia. Esta larga tradición se ha visto en peligro en un momento en el que la amenaza terrorista se mantiene tras los ataques de París, Niza o Bruselas.