Estos son los increíbles autos que Donald Trump extraña conducir

“Me gusta conducir. Ya no puedo conducir”, dijo Trump el sábado durante una entrevista con Reuters. Eso no va a cambiar próximamente. Trump asumió hace solo 100 días, y el presidente Obama todavía no ha conducido un auto desde que dejó el cargo en enero. En la actualidad Trump se desplaza en una limusina Cadillac apodada "la Bestia".

Pero cuando el líder estadounidense dice que extraña estar tras el volante, uno sabe que debe haber tenido algunas cosas grandes para manejar. Fue por eso que Bloomberg hizo algo de investigación y sí ha tenido algunos autos en verdad especiales en el pasado. Esto es lo que sabemos de los juguetes de Trump.

Este auto rojo no alcanzó su precio de reserva en una venta en Auctions America en Florida este año. Horas después, la casa de subastas confirmó que al salir del podio el auto cambió de manos por un precio final de US$ 270,000. (Las estimaciones iniciales eran de que iba a venderse a US$ 250,000).

Aun cuando el mejor Ferrari F430 (y de transmisión no automática) se vende por más, el de Trump sentó un récord para lo que un cupé Ferrari F430 con transmisión automática ha obtenido alguna vez en remates, según Hagerty. Ese auto V8 es especial porque Trump lo compró nuevo en 2007 y lo tuvo cuatro años, agregándole solo 3,862 kilómetros (4,000 millas), lo que suma un kilometraje de menos de 9,700 kilómetros (6,000 millas).

La limusina Cadillac de Trump se vendió por US$ 68,261 en Bonhams este año, en Inglaterra. La suma fue de cuatro a siete veces el valor promedio de una limusina estadounidense de la misma época, según Jonathan Klinger, de Hagerty, lo típico para un vehículo presidencial.

Este auto de turismo en V12 y 529 caballos de fuerza, se vendió a US$ 460,000 en setiembre por EBay. Fue un 75% más que el actual precio corriente de los Diablo, según Hagerty, probablemente por el carácter único del auto y de su propietario.

El modelo que se fabricó entre 1990 y 2001, es especial porque fue el primer Lamborghini que pudo alcanzar velocidades superiores a los 322 kilómetros (200 millas) por hora. El Diablo color azul Le Mans de Trump vino con cubierta electrónica de fibra de carbono, con transmisión manual y menos de 24,140 kilómetros (15,000 millas). El modelo se fabricó en cantidades en extremo limitadas.

El Silver Cloud fue uno de los primeros autos vintage importantes que Trump adquirió. En internet abundan las fotos de él con el vehículo, parado muy ufano delante de un camino con palmeras.

Se trata de un auto muy coleccionable. RM Sotheby’s vendió una versión por más de US$ 1.3 millones en la subasta de Amelia Island en marzo, aunque un cupé se vendió por bastante menos (US$ 264,000) en el 2015.

Este fue uno de los últimos autos que Trump condujo de forma habitual antes de asumir la presidencia. El sedán de US$ 500,000, de lo más preciado de la marca, tiene un enorme motor V12 de 453 caballos de fuerza y una fluida transmisión de seis velocidades.

Prácticamente todos los coches están fuertemente bespoked en la compra, y el negro de Trump era probablemente no diferente. Los modelos estándar ofrecen asientos para cuatro o cinco, con alfombra gruesa de lana de cordero, una cabaña silenciosa y sombrillas insertadas en las pesadas puertas de paneles de madera.

Se ha hablado mucho acerca del actual vehículo oficial del presidente Trump, apodado “la Bestia” y fabricado por Cadillac, pero vale la pena mencionarlo aquí. (La automotriz no quiso dar una respuesta oficial, aun cuando había habido mucha información sobre el desarrollo del auto).

Es sabido que Trump admira la tecnología avanzada del Air Force One, o el sistema de telefonía de la Casa Blanca, y este auto tiene mucho para gustar… aun si uno va en el asiento trasero. El vehículo de US$ 1.5 millones se cuenta entre los más seguros del mundo, con puertas de 20 centímetros (8 pulgadas) de espesor, cinco capas de vidrio en las ventanillas y un blindaje de nivel militar. Pertenece a una flota de 12 autos similares.