Las ciudades más habitables del mundo están al alcance de pocos
Melbourne, que lleva siete años como la ciudad más habitable del ranking de Economist Intelligence Unit, es hoy el sexto lugar más caro del planeta para comprar una casa.
Por: Redacción Gestion.pe
Bloomberg.- La tasa de australianos jóvenes que son dueños de casas cayó al nivel más bajo de su historia a medida que un vertiginoso boom inmobiliario excluye a todos menos a los más ricos.
Impulsados con fuerza por tasas de interés en mínimos récords, falta de oferta y un sistema impositivo que favorece a los inversores en propiedades, los precios de las viviendas se dispararon más de 140% en los últimos 15 años, con lo cual Sídney superó a Londres y Nueva York y se transformó en el segundo mercado inmobiliario más caro del mundo.
Melbourne, que lleva siete años como la ciudad más habitable del ranking de Economist Intelligence Unit, es hoy el sexto lugar más caro del planeta para comprar una casa.
En respuesta a estos factores se desplomó la tasa de jóvenes dueños de casas: solo el 45% de las personas de 25 a 34 años era dueño de su casa, 16 puntos porcentuales menos que en la década de los ochenta, y casi la mitad del declive se produjo en los últimos diez años.
Al mismo tiempo, hipotecas costosas impulsaron la deuda familiar a niveles récord, lo que actúa como un freno sobre los 26 años de crecimiento ininterrumpido de la economía.
A medida que más personas se jubilan sin haber terminado de pagar hipotecas o alquilando, tienen más probabilidades de calificar para prestaciones sociales, lo cual socava el sistema de ahorros para pensiones de 2,3 billones de dólares australianos (US$ 1.8 billones).
“El gran sueño australiano de la casa propia se está transformando en una pesadilla”, dijo Brendan Coates, experto en políticas habitacionales del Grattan Institute. “Esto se resume en un fracaso colectivo de la política pública que tardará por lo menos dos décadas en solucionarse”.
Soluciones superficiales
Por su parte, los políticos solo ofrecen soluciones superficiales. El exsecretario del Tesoro Joe Hockey dijo que los compradores con dificultades para entrar al mercado simplemente deberían “conseguir un buen empleo que pague bien”.
El viceprimer ministro Barnaby Joyce dijo que los que no puedan permitirse comprar en Sídney deberían tener “sentido común” y mudarse a zonas rurales, como Charleville, en el interior de Queensland, donde las casas cuestan más o menos un sexto del precio en Sídney, pero el nivel de desempleo juvenil regional es el más alto del país.
En cambio, otras ciudades globales adoptaron medidas más draconianas para contener los precios de las viviendas. Singapur lanzó una serie de medidas, desde prohibir los préstamos exclusivamente de intereses hasta elevar el timbrado fiscal, lo cual provocó tres años de merma de los precios. En Canadá, los precios cayeron en Toronto desde que el Gobierno provincial anunció una batería de medidas, entre ellas un impuesto del 15 por ciento a los compradores extranjeros y la implementación de controles a los alquileres.
“La atmósfera en Australia es muy distinta”, dijo Richard Ronald, profesor del Centro de Estudios Urbanos de la Universidad de Ámsterdam. “En ninguna otra parte me topé con semejante resistencia a entender a la generación de los inquilinos como un cambio fundamental en la historia”.