Ataque lírico desde el Festival de Salzburgo

El evento más importante de la música lírica está a punto de terminar, pero no solo se trata de un encuentro de estrellas, sino del nacimiento de otras. Nestlé se encarga de la tarea de buscar nuevos talentos.

Por: Raúl Castro Pereyra

El aeropuerto de Salzburgo se llama Wolfgang Amadeus Mozart. Esa es una señal de lo que es la ciudad austriaca. Entre el 16 de julio y el 30 de agosto, la metrópoli recibe a miles de turistas que no solo buscan gozar de su apacible belleza europea, sino del Festival de Salzburgo, uno de los más prestigiosos eventos de música clásica en el mundo. Los carteles que rodean la ciudad y que en las noches son iluminados revelan que está rendida al arte.

Nestlé, auspiciador del festival, invitó a Gestión a participar de esta experiencia.

Desde 1991, la compañía es partner del evento como lo es de diversas iniciativas en el planeta. ¿Pero por qué la música clásica? En la compañía afirman que el plan era unir innovación, un valor que cultivan, y la tradición. El festival le garantiza ese valor a una empresa fundada en 1867. No es entonces coincidencia que sean patrocinadores de otros como el Festival de Beijing o el Tour de Francia.

La música del triunfo. Lorenzo Viotti ganó el premio de directores jóvenes que entrega Nestlé .

Sonidos y cantos
Es el lunes 10 de agosto y Peter Brabeck, presidente del directorio de Nestlé, está a la espera de los resultados del “Premio de Jóvenes Directores”, que la compañía organiza desde hace seis años.

No somos mecenas, precisa. La convocatoria de nuevos talentos se inició el año pasado, pero un grupo de ellos fue evaluado en Austria este mes, bajo la atenta mirada de un jurado que encabezó el tenor Plácido Domingo. Eso revela el nivel de los tres directores que se presentaron en el Great Hall de la University de Salzburgo.

Entre el 8 y 10 de agosto, la final convocó no solo a amantes de la música, sino –según Brabeck– a agentes y cazatalentos llegados de distintos puntos del mundo. Quienes ya ganaron el concurso tienen una carrera que los hace viajar y grabar discos de música clásica. Para este año, Nestlé repartió 15,000 euros en premios.

Cada uno de los tres finalistas (Giedré Slekyte, Lorenzo Viotti y Jiří Rožeň) tuvo una hora para dirigir a su propia orquesta.

Un pequeño ejército de hombres y mujeres en trajes negros los acompañó. Todo era parte de una de las orquestas de cámara de Salzburgo. A partir de allí los directores le dieron –como suele suceder– la espalda al público para dirigir su obra.

Cada una de las experiencias fue como ser testigo de una banda sonora de una película, un conjunto de sensaciones que se reproducían como capas, mientras los ojos de los músicos no se desconectaban de sus instrumentos. Hay una comunión entre los músicos y el director, una incesante coreografía de movimientos del cuerpo y de los propios instrumentos. La música parece fluir del cuerpo de los tres finalistas.

Mirando el futuro
Las palmas del público son como un indicador de la calidad. Si estas no cesan, los directores se ven obligados a regresar al escenario. Pero cuando aplaudir no es suficiente, hay quienes zapatean y estremecen el auditorio. Eso solo ocurrió con Lorenzo Viotti, quien finalmente ganó el concurso.

Brabeck entrega el premio. La tarde en que Viotti dirigió su obra terminó extasiado. Parecía que en lugar de conducir a una orquesta había corrido largos kilómetros. Pero en realidad así fue. Antes de llegar a Salzburgo debió enviar un DVD con algunos de sus trabajos.

Fueron alrededor de 80 postulantes de entre 25 y 35 años. Nueve de los finalistas son invitados a Austria y solo tres aplicaron.

Brabeck entrega el premio, quizá recuerde que de niño tocaba el piano. Su abuelo, que vivía en Alemania, fue músico y compositor. Pero el ejecutivo decidió por la economía.

“Muy pronto me di cuenta de que no tenía la capacidad (…) Si uno quiere hacer una carrera hoy en día en el arte, tiene que tener un don muy extraordinario para tener éxito”, señala el austriaco que esta mañana ha decidido hablar en español.

Epicentro sonoro
Großes Festspielhaus de Salzburgo es uno de los auditorios más importantes de la ciudad. La noche del 8 de agosto, no solo se puso en escena “El Trovador” de Giuseppe Verdi, sino que la televisión y los paparazzis también encontraron un espacio entre los más de 2,000 personas que llegaron, de distintas partes del mundo, para presenciar la obra. Nestlé fue uno de los auspiciadores de la noche e incluso ofreció un cóctel.

Champagne y agua Pellegrino. Así se brinda aquí. Antes y después de la obra. El auditorio se inauguró en 1962, y desde la fecha es un espacio protagónico durante el Festival de Salzburgo. La orquesta de Viena le dio vida a la obra, junto con algunos de los mejores cantantes del mundo. Entre los protagonistas figuraba la soprano ruso–austriaca, Anna Netrebko, una de las más importantes de su generación, pero sobre todo una artista que no solo es valorada por su voz, sino por sus dotes de actriz. No es extraño que Time la incluyera en su famosa lista de 100 personas más influyentes del planeta.

Peruano
El 3 de agosto el tenor patrio Juan Diego Flórez se presentó en el Festival de Salzburgo. En Austria es considerado una estrella, que inclusó protagonizó portadas de revistas. La cita fue en el Großes Festspielhaus.