Tras 40 años, un hermano espera al nieto recuperado 121 en Argentina
Es la historia del nieto 121, que acaba de ser hallado por la organización Abuelas de Plaza de Mayo. A sus 40 años supo el lunes que es hijo de desaparecidos de la dictadura militar argentina de los setenta.
Por: Redacción Gestion.pe
(AFP) Uno tenía dos años cuando secuestraron a sus padres en la dictadura argentina, el otro estaba a punto de nacer. Uno pudo ser rescatado, el otro fue apropiado. Uno buscaba a su hermano, el otro ignoraba su origen. A 40 años, una prueba de ADN acerca el reencuentro.
Es la historia del nieto 121, que acaba de ser hallado por la organización Abuelas de Plaza de Mayo. A sus 40 años supo el lunes que es hijo de desaparecidos.
“El no sospechó nunca. Nosotros teníamos un dato y se le acercó alguien de la Conadi (Comisión Nacional por el derecho a la Identidad). Y él dijo ‘Yo no tengo dudas, pero si les hace bien que vaya (a hacerme el examen genético), voy’”, contó la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto.
Sus abuelos ya fallecieron pero este hombre que descubre su verdadera identidad tiene un hermano, Ramiro Menna Lanzilotto, que lo buscaba desde hacía décadas sin saber siquiera si había sobrevivido.
“Este es un momento muy esperado por la familia, pero por otro lado una sorpresa tremenda. Hay momentos en los que uno piensa que esto nunca va a llegar, pero al final aparece. Estamos muy conmovidos y movilizados”, declaró Menna a radio Vorterix.
Ramiro Menna, un docente de 42, y su hermano, dos años menor, que según la prensa sería un médico de Buenos Aires, aún no se conocen.
“Todavía no lo vi ni hablé con él. No sé qué hacer porque lo que él está viviendo es jodido. Él se enteró a las siete de la tarde (del lunes) que no era quien pensaba que era. Es muy fuerte y tengo que respetar el proceso que está viviendo y que no es para nada fácil”, afirmó el hermano mayor.
Hijos de guerrilleros
Ambos son hijos de Domingo Menna, ‘El Mingo’, un dirigente del disuelto Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT, marxista), cuyo brazo armado, el ERP, fue una de las principales agrupaciones guerrilleras de los años 1960 y 1970 en Argentina.
‘El Mingo’ nació en Italia en 1947 y llegó de pequeño a Argentina. Comenzó a militar en el PRT en los sesenta, cuando estudiaba medicina en la ciudad de Córdoba (centro).
Menna fue además uno de los seis dirigentes que en 1972 se fugaron de una cárcel de máxima seguridad de Rawson (sur), junto a los líderes del ERP-PRT Roberto Santucho y Enrique Gorriarán Merlo, entre otros.
Lograron huir en un avión a Chile y de ahí a Cuba, de donde regresaron clandestinamente a Argentina al año siguiente.
Fue entonces cuando conoció a Ana María Lanzilotto, nacida en 1947 y que militaba en el PRT. Había estado presa en 1972 y un año después quedó libre gracias a una amnistía.
Fueron secuestrados el 19 de julio de 1976, en Villa Martelli, en las afueras de Buenos Aires, donde funcionaba el PRT en un operativo en el que fue asesinado Santucho. Ella estaba embarazada de ocho meses.
Gracias a los testimonios de sobrevivientes se supo que Lanzilotto estuvo en el cuartel militar de Campo de Mayo, donde funcionaba una maternidad clandestina.
Una misión
“En el momento del secuestro yo estaba en una especie de guardería y cuando se los llevan a ellos, yo termino desaparecido” por tres semanas, rememora Ramiro.
Unos tíos lograron rescatarlo de un orfanato de Buenos Aires, lo criaron y en la adolescencia le contaron su historia.
En dos ocasiones creyó que llegaba el fin de su búsqueda pero los exámenes genéticos dieron negativo. “Y esta es la tercera, la vencida”, revela.
De su hermano sabe poco. “Sé que tiene dos hijos y que es pelado (calvo) con barba como yo”, dice este hombre, que estuvo cinco años como misionero salesiano en Etiopía, donde conoció a su esposa, con quien ahora vive en La Rioja, la tierra de su madre.
En el 2015, Ramiro fue candidato a vicegobernador de La Rioja por un pequeño partido, la Fuerza Riojana de Organización Popular (FROP).
“Conocer la vida de Domingo Menna y Ana Lanzilotto para mí fue además de orgullo, ejemplo. Se me fue llenando de orgullo el pecho, y espero que a mi hermano le pase exactamente lo mismo”, sostiene.