Los 10 hábitos dañinos que tienen las personas infelices

FOTOGALERÍA. La felicidad se puede presentar en tantas formas distintas, a lo largo de la vida de una persona, que resulta difícil de definir. La infelicidad, por otro lado, es fácil de identificar, ya que se nota cuando se ve en otro y, cuando la sientes a nivel personal, sabes perfectamente cuando se ha apoderado de tu ánimo. La revista Forbes recopiló una serie de comentarios de expertos sobre los hábitos que tienen las personas infelices.

Esperar por un futuro mejor. Decir frecuentemente frases como "estaré más feliz cuando…" es, de acuerdo con los expertos, una de las formas más fáciles de ser infeliz. No importa si te refieres a comprar un auto, ser padre o alcanzar un logro professional. Lo que recomiendan los especialistas es no poner tanta energía en las circunstancias futuras, dado que éstas no llevan a alcanzar la felicidad. No se recomienda "perder el tiempo" pensando en hechos que, de acuerdo a los estudios, no tendrían impacto en tu estado de ánimo. En vez de eso, preocúpate de ser feliz en todo momento, ahora mismo. Haz cosas que te hagan sentir contento, dado que no hay garantías respecto a lo que podría o no pasar en el futuro.
Usar todo tu tiempo consiguiendo "cosas". No cabe duda: las personas que viven en la pobreza experimentan una considerable mejoría en sus vidas cuando su situación económica se arregla. Sin embargo, los estudios muestran que esos índices de felicidad caen si los ingresos aumentan demasiado. Hay muchísimas investigaciones que intentan probar que los bienes no generan felicidad. Y la conclusión principal de ellos es que, cuando dedicas tu vida a conseguir objetos materiales y riquezas, una vez que los obtienes te das cuenta que el verdadero costos de éstos ha sido tu tiempo y la felicidad que te entregan aspectos de tu vida como los amigos, la familia y los hobbies.
Quedarte solo en casa. Cuando se sienten infelices, lo primero que muchas personas tienden a hacer es aislarse de otros. Los psicólogos explican que éste es un error, dado que socializar, aunque no se tengan ganas, es lo mejor para el ánimo. Así que cuando estés frente a esos días en que lo único que te tienta es taparte con las cobijas de tu cama y evitar hablar con nadie, recuerda que la felicidad depende de tus decisiones. Reconoce esos períodos en que aislarte te está volviendo menos feliz y oblígate a salir, compartir y, según los expertos, notarás una enorme diferencia.
Victimizarte. Las personas que son menos felices tienden a ver la vida como un enemigo y a sentir que todo está fuera de su control. En otras palabras: "La vida es dura conmigo, y no hay nada que yo pueda hacer". El problema con esta afirmación es que desarrolla un sentimiento de desamparo que, a medida que crece, evita que las personas tomen acciones reales para ser más felices. Todas las personas pasan por etapas en que experimentan estos pensamientos de vez en cuando, lo importante es reconocerlos y evitar que el daño en tu ánimo sea mayor.
"Ponerse" pesimista. Nada enciende la infelicidad como el pesimismo. El problema con una actitud derrotista, además de ser pésima para tu ánimo, es que comienzas a cumplir tus propias profecías. Si una persona vive su vida esperando cosas malas, es probable que le pasen cosas malas. Los pensamientos pesimistas son difíciles de evitar, a menos que te des cuenta de lo ilógicos que, en su mayoría, son. Oblígate a mirar los hechos por su valor real y podrías notar que las cosas no son tan malas como lo pensaste.
Quejas, quejas, quejas. Muchas veces quejarse implica no conformarse con cosas que no son las ideales. Pero vivir para quejarse es una actitud que lleva derecho a la infelicidad. Hablar de forma constante de lo mal que están las cosas reafirma pensamientos negativos y pesimistas. Si bien, nuevamente, hablar de lo que no te gusta puede ayudarte a mejorar tu calidad de vida, hay una línea que separa las quejas como mecanismo de cambio positivo y las quejas como combustible para una vida infeliz. Además, las quejas tienden a alejar a los otros. No es la idea que te conformes, pero mide cuántas quejas generas cada día e intenta balancearla con piropos, felicitaciones y propuestas.
Las proporciones son importantes. A todos les pasan cosas malas. La diferencia entre la gente que es feliz y la que no, es que ésta última tiende a ver las cosas malas con un volumen muchísimo mayor al que detectan las que se sienten bien. Una persona feliz se puede molestar si hay un taco gigante que le impida llegar a tiempo a su trabajo. Pero la incomodidad pasa cuando las circunstancias mejoran. En cambio, una persona infeliz podría sentir que su día, semana, año e incluso vida no tienen remedio, que están condenados.
"Hacerse el leso" con los problemas. Las personas felices se hacen cargo de sus acciones: Cuando cometen un error, lo admiten. La gente infeliz, por otro lado, se siente amenazada por los problemas y los errores y trata de evitarlos y esconderlos. Sin embargo, todos sabemos que los problemas tienden a agrandarse cuando los ignoran y pasa el tiempo. Entre más espacio le des a tu problema, más vas a sentir que no hay nada que puedas hacer para solucionarlo.
No mejorar. Debido a que las personas infelices son pesimistas y usualmente sienten una pérdida de control en sus vidas, muchas de ellas tienden a sentarse y esperar que la vida pase frente a sus ojos. En vez de establecer metas, aprender y mejorar, siguen dejándose llevar, preguntándose cuándo las cosas van a cambiar. De nuevo, los expertos coinciden, las circunstancias no hacen feliz o infeliz a una persona: son las decisiones que se toman.
¿Por qué no a mí?. La envidia y los celos son incompatibles con la felicidad. Así que si eres de las personas que se están comparando constantemente con otros, es hora de parar. Un estudio de la universidad de Illinois mostró que la mayoría de los encuestados estaría de acuerdo con ganar menos dinero, siempre y cuando, los demás también tuvieran una reducción. Este es el tipo de pensamiento que hace infelices a las personas.

Por: Redacción Gestion.pe