Petrobras: Fracaso en frenar escándalo podría costarle a brasileña Rousseff
Los líderes opositores dicen que le creen y que es poco probable que enfrente cargos. Las encuestas muestran que la popularidad de Dilma Rousseff apenas ha sufrido.
Por: Redacción Gestion.pe
(Reuters).- Cuando los investigadores federales reconocieron por primera vez señales de corrupción en Petrobras en 2009, Dilma Rousseff insistió en que la petrolera estatal brasileña no tenía nada que ocultar.
“Petrobras tiene uno de los estándares de contabilidad más exacto del mundo”, dijo Rousseff, quien en entonces era presidenta del directorio de la compañía.
“Si no fuera el caso, los inversores no verían a nuestra empresa como uno de los mayores objetivos de inversión”, afirmó.
Hoy está claro que se equivocó. Petrobras reconoce ahora que pagó sumas excesivas por contratos durante años.
Los fiscales dicen que firmas de ingeniería pagaron sobornos para ganar contratos de Petrobras, cobrándole sistemáticamente más hasta miles de millones de dólares y destinando una parte a ejecutivos corruptos, proveedores y partidos políticos, incluyendo al Partido de los Trabajadores de Rousseff.
Una revisión de Reuters de la investigación federal sobre Petrobras en 2009, y entrevistas con quienes la realizaron, muestran que Rousseff desaprovechó ocasiones para frenar el fraude antes de que se convirtiera en una crisis de tal magnitud que puede llevar a la economía brasileña de nuevo a una recesión.
Rousseff ha dicho que no sabía sobre los hechos de corrupción y que no participó cuando presidió Petrobras desde 2003 a 2010.
Los líderes opositores dicen que le creen y que es poco probable que enfrente cargos. Las encuestas muestran que su popularidad apenas ha sufrido.
Aún así, la presidenta se enfrenta a un creciente escrutinio sobre si hizo lo suficiente para frenar la corrupción en la empresa brasileña con más ingresos. El escándalo podría pesar sobre el segundo mandato de Rousseff al frente del gigante sudamericano, que comenzó el jueves.
Las acciones de Petrobras han caído casi un 50 por ciento en los últimos seis meses y su valor de mercado bajó más de un 80 por ciento desde un máximo de 2008.
Dos ex altos cargos de la empresa y otros casi 40 sospechosos del fraude han sido acusados.
Los estándares de contabilidad que Rousseff elogió están tan desacreditados ahora que auditores independientes se han negado a certificar los resultados trimestrales de Petrobras porque, a la espera de otras investigaciones, no pueden poner un valor a sus activos.
Los registros del Tribunal de Cuentas de la Unión, o TCU, muestran que los investigadores detectaron contratos con sumas exageradas y prácticas irregulares de ofertas en grandes proyectos de Petrobras. Entre ellos se incluye la refinería de Abreu e Lima en el noreste del país, el mayor proyecto de inversión en la historia de la petrolera.
El TCU notificó tanto al Gobierno como a los directores de Petrobras en un reporte enviado directamente a Rousseff y a su directorio.
Los investigadores dicen que habrían descubierto incluso más abusos si Petrobras no se hubiera negado a entregar documentos clave.
Las conclusiones del TCU fueron “una clara advertencia de mayores problemas y posiblemente corrupción”, dijo a Reuters Saulo Puttini, quien era uno de los funcionarios a cargo de la auditoría. “Lo que está ocurriendo ahora no es una sorpresa para nosotros, para nada”, agregó.
Rousseff dijo en un comunicado el 22 de noviembre que reaccionó debidamente al reporte del TCU y señaló que el informe solo detallaba una parte de los delitos que se descubrieron desde entonces. Un portavoz refirió consultas sobre Petrobras a ese comunicado.
Un alto funcionario cercano a Rousseff dijo que la decisión de Petrobras de no compartir más información con el TCU en ese momento fue tomada por subordinados de la actual presidenta.
“Nunca pasó por su escritorio”, dijo el funcionario.
Supervisar Petrobras no era el único trabajo de Rousseff, pero quienes trabajaron con ella dicen que era su pasión.
Una economista entusiasta de los temas energéticos, también fue ministra de Energía del 2003 al 2005 y jefa de gabinete del presidente Luiz Inácio Lula da Silva hasta el 2010.
Rousseff supervisó Petrobras durante un auge económico del país impulsado por las materias primas.
La actual presidenta asistía a reuniones mensuales de directorio, intervenía en prioridades de inversión e impulsó exitosamente una revisión de las leyes petroleras de Brasil para convertir a Petrobras en un socio obligatorio para los nuevos hallazgos en aguas profundas.
“Ella estaba involucrada profunda y emocionalmente en Petrobras”, dijo Ildo Sauer, ex jefe de la unidad de energía y gas natural de la estatal, quien trabajó con Rousseff durante esos años.
Petrobras encontró nuevos y vastos recursos petroleros en aguas profundas desde 2006, y su valor de mercado se disparó por sobre los 290.000 millones de dólares en 2008 desde los 15.000 millones de dólares de la década anterior.
Pero los problemas estaban aflorando.
En 2008, el TCU, organismo del Congreso brasileño encargado de auditar el gasto federal, empezó a revisar los contratos para Abreu e Lima, luego de que las estimaciones de gasto de la refinería empezaron a subir abruptamente.
En su reporte de 2009, el TCU citó prácticas irregulares en licitaciones de compra y un sobreprecio sistemático en los contratos de Abreu e Lima. También criticó a Petrobras por esperar hasta el último día de la investigación para presentar muchos documentos, y dijo que esa demora equivalía a una obstrucción.
Tras recibir las conclusiones, Rousseff alertó a la oficina del Contralor General, que es responsable en Brasil de la protección de la propiedad pública.
El organismo no encontró ningún proceder impropio pero su capacidad de cumplir con su tarea ha sido ampliamente cuestionada. Su jefe, Jorge Hage, renunció tras quejarse de que los recortes al presupuesto le significaban problemas en el pago de las cuentas del teléfono y la electricidad, y ni hablar de los gastos de rastrear la corrupción.
Los investigadores creen que Rousseff debería haber hecho mucho más.
“Podrían haber emprendido una investigación, podrían haber despedido a un ejecutivo, pero no tomaron ninguna medida. Sólo siguieron gastando (para los proyectos de Petrobras)”, dijo Jose Jorge, uno de los nueve jueces del TCU, poco antes de su retiro, en noviembre.
El TCU recomendó detener la construcción de Abreu e Lima hasta que se tomaran medidas por la irregularidades. El Congreso estuvo de acuerdo y votó para suspender en el presupuesto de 2010 los pagos por algunos de los contratos mencionados por el tribunal.
Sin embargo, Rousseff, que se preparaba para competir por la presidencia, desestimó las recomendaciones y advirtió de que paralizar las obras podría provocar desempleo y persuadió a Lula de que vetara esa parte de la propuesta de presupuesto.
La construcción de la planta prosiguió, y también siguieron los problemas. El presupuesto para Abreu e Lima, que consideraba 9.200 millones de dólares en 2009, se elevó a 18.500 millones de dólares, en parte porque la estatal venezolana PDVSA no pudo asumir el gasto de cofinanciar el proyecto y se retiró.
El TCU siguió advirtiendo de irregularidades en reportes sobre la refinería en 2010, 2011, 2012 y 2013.
Silvio Sinedino, director de Petrobras que representa a los empleados de la petrolera, dijo que el directorio no logró detectar la corrupción porque aprobaba sin cuestionamientos lo que decía el Gobierno.
“El Gobierno no quiere supervisión”, dijo Sinedino, agregando que muchas veces la información financiera importante sobre los proyectos se entregaba recién el día de las reuniones y que funcionarios del Gobierno trataban de presionar al directorio.
Sauer dijo que Rousseff lo citaba regularmente, y también a otros ejecutivos de Petrobras, a la capital, Brasilia.
“Esas reuniones están entre las más desagradables de mi vida (…) No sólo eran demasiado largas, también había muchos gritos de ella”, dijo, agregando que tuvo que salir de Petrobras tras perder el favor de la actual mandataria porque se opuso a algunos proyectos que Rousseff apoyaba.
Lo extenso de la corrupción en Petrobras se hizo evidente luego de que Paulo Roberto Costa, su ex jefe de refinación, fue arrestado el 20 de marzo. Testificó que ayudó a orquestar un esquema de sobornos con un “cartel” de constructoras que inflaron los precios de los trabajos que realizaban.
“No puedo recordar una empresa que no pagase”, dijo. Se produjeron otros arrestos y el Ministerio Público de Brasil dijo que se esperan más.
Costa y otros testigos dicen que Abreu e Lima era el punto de partida de gran parte de la corrupción. Puttini, el investigador del TCU, dijo que “algunas de las personas que ahora están en la cárcel” son las mismas que él había interrogado en 2009.
El funcionario cercano a Rousseff dice que ella está “conmocionada” por la magnitud de la trama de corrupción.
“Nadie creía que algo de esta envergadura pudiera haber pasado en Brasil”, afirmó. La investigación obligó a Petrobras a congelar el gasto en decenas de proyectos, lo que causó el despido de miles de trabajadores.
Economistas dicen que eso podría reducir en 1 punto porcentual o más del crecimiento económico en 2015, lo que podría ser suficiente para llevar a Brasil a una recesión.