El Papa Francisco defiende los derechos de los inmigrantes y denuncia el "trabajo esclavo"

Jorge Bergoglio criticó a las empresas que explotan a los inmigrantes y refugiados, y pidió un cambio mundial de actitud hacia estas personas. Además rechazó el tráfico de seres humanos.

(AP)

Por: Redacción Gestion.pe

Ciudad del Vaticano (Reuters).- El papa Francisco instó el martes a los países a recibir y respetar a los inmigrantes y refugiados y a no tratarles como “peones del tablero de ajedrez de la humanidad”.

Francisco, que ha hecho de la defensa de los pobres y vulnerables el pilar de su papado, dijo en un mensaje en el Día Mundial de los Inmigrantes y Refugiados que debería haber un cambio de actitud por parte de los países que reciben inmigrantes.

“Inmigrantes y refugiados no son los peones del tablero de ajedrez de la humanidad”, dijo en el mensaje, que se envía a instituciones internacionales y gubernamentales como las Naciones Unidas.

“Son niños, mujeres y hombres que abandonan o se ven forzados a dejar sus casas por varias razones, que comparten un deseo legítimo de saber y tener más, pero sobre todo de ser más”, agregó.

El pontífice repitió su condena al “trabajo esclavista” y al tráfico de seres humanos, mostrando de nuevo sus críticas hacia una “cultura de usar y tirar”.

Francisco ha empleado a menudo este término para denunciar una sociedad moderna donde las personas que no son productivas, como los ancianos, son arrinconadas como si fueran objetos que ya no valen.

La inmigración es un tema divisorio en Europa y otras partes. El Frente Nacional de ultraderecha francés, con sus políticas contrarias a la inmigración, se ha visto reforzado en las encuestas.

La primera ministra negra de Italia, Cecile Kyenge, que nació en África, ha sido objeto de comentarios racistas por parte de la Liga Norte porque apoya la ciudadanía automática para los niños nacidos en Italia de padres inmigrantes.

El Papa, cuyos antepasados abandonaron Italia y marcharon a Argentina a principios del siglo XX, pidió la “supresión de los prejuicios y las presuposiciones” en lo que se refiere a la inmigración.

“No infrecuentemente, la llegada de inmigrantes, de personas desplazadas, demandantes de asilo y refugiados da lugar a un aumento de las sospechas y la hostilidad. Existe el temor de que la sociedad se vuelva menos segura, de que se pierdan la identidad y la cultura, de que la competencia por los trabajos sea más dura e incluso de que aumente la actividad delictiva”, dijo.

“Un cambio”
En su mensaje, Francisco criticó a las empresas que explotaban a los inmigrantes y refugiados, muchos de los cuales trabajan por bajos salarios en la agricultura y en fábricas ilegales de Italia y otros lugares de Europa.

“Particularmente perturbador son estas situaciones donde la inmigración no sólo es involuntaria, sino que realmente la mueven varias formas de tráfico de seres humanos y esclavismo. Hoy, el ‘trabajo esclavista’ es la moneda corriente”, afirmó.

En julio, el Papa Francisco escogió Lampedusa, la pequeña isla junto a Sicilia que ha sido el puerto de entrada para miles de inmigrantes que cruzan el Mediterráneo en su intento de buscar una vida mejor en Europa, como el lugar de su primer viaje fuera de Roma para llamar la atención sobre la situación de los refugiados.

“Es necesario un cambio de actitud hacia los inmigrantes y refugiados por parte de todos, dejando atrás actitudes defensivas y de miedo, indiferencia y marginalidad – todas típicas de la cultura del usar y tirar – hacia actitudes basadas en una cultura de encuentro, la única capaz de construir un mundo mejor, más justo y fraternal”, dijo en el mensaje.

A principios de este mes, cuando visitó un centro de refugiados en Roma, Francisco dijo que los edificios eclesiásticos en desuso deberían utilizarse para albergar a demandantes de asilo.

Francisco ha sido frecuente crítico de la globalización y el domingo hizo uno de sus ataques más fuertes contra el sistema económico, diciendo que no podría basarse ya en un “dios llamado dinero”.

En su mensaje del martes, Francisco dijo que los inmigrantes y refugiados también sufrían de los efectos de la globalización. “El desarrollo no puede reducirse a sólo el crecimiento económico, con frecuencia obtenido sin pensar en los pobres y vulnerables”, afirmó.