Niño Costero: Damnificados tratan de recuperar las pertenencias que se llevó el Rímac

Los vecinos de Carapongo, en las afueras de Lima, intentan rescatar las escasas pertenencias que les dejó el paso del río Rímac. Una mirada al esfuerzo de los peruanos que intentan salir adelante.

Foto: Reuters

Por: Redacción Gestion.pe

Reuters.- En las afueras de Lima, cientos de familias tratan de rescatar sus escasas pertenencias en lo que queda de sus hogares después de que el río Rimac arrasó con todo a su paso en medio de las peores inundaciones de Perú en décadas.

Simeona Mosquera contempla su futuro con incertidumbre, frente a lo que alguna vez fue su sala, que ahora está entre ruinas de barro y escombros.



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La vendedora de 74 años huyó de su vivienda en la noche después de que un vecino le dijo que las aguas de un río aledaño subían peligrosamente, pero no pensó que le pasaría algo a su casa.

“Cuando regresé al día siguiente vi mi sofá a un lado, parte de la casa a otro lado, todo destruido”, afirma. “Pensé ¿estoy soñando o esto está sucediendo?”. “Perdí mis sofás, mi cama, mis armarios, los documentos de mis hijos (…) no queda nada”.



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Los muebles que han sido recuperados por los habitantes de Carapongo, al este de Lima, están colocados precariamente junto a partes de paredes de ladrillo que aún permanecen de pie, además de otras cosas rescatadas de sus viviendas.

Decenas de personas han muerto y decenas de miles han sido desplazadas por las lluvias en las últimas semanas, debido a un repentino calentamiento de las aguas del Pacífico frente a la costa de Perú que desató aguaceros torrenciales.

En la que fue la casa del mecánico Carlos Rojas, un letrero rosado que dice ‘Baby Shower’ cuelga en una pared, una de las pocas cosas que escapó del alud de barro.



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Fue para una fiesta hace un par de meses para su hija pequeña, afirmó, mientras limpia un colchón que logró recuperar. No queda mucho más de lo que fue su casa.

Muchos de los más afectados por las inundaciones son los que tienen menos acceso a una vivienda, pobres que construyeron sus casas en terrenos baratos cerca del río.



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“Todas las pertenencias que con esfuerzo he conseguido en un rato nada más se fueron”, dicen Rojas. “No hay otra opción, vamos a volver a empezar de nuevo”, agregó.