Donald Trump logra lo que desea, según sondeos

Aunque en general la aprobación a Trump es débil, los votantes republicanos siguen apoyándolo, y el mandatario estadounidense se ha ubicado en un nexo de furia que parece estar fortaleciéndose.

Las encuestas de Gallup sitúan los índices de aprobación de Trump en entre 34% y 35% desde el 20 de agosto.

Por: Redacción Gestion.pe

(Bloomberg).- Más de la mitad de los votantes en una nueva encuesta de Fox News dice que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está “dividiendo el país”. Para el mandatario, la principal conclusión es que “hasta ahora, todo va bien”.

Las encuestas de Gallup sitúan los índices de aprobación de Trump en entre 34% y 35% desde el 20 de agosto. Si bien tales números connotan fracaso, tampoco lo garantizan.

Según un nuevo sondeo del Pew Research Center, entre el 36% del público que aprueba el desempeño de Trump en el cargo (en la encuesta Pew), algo más de la mitad dice que le gusta su “personalidad” o “enfoque general”. Solo un 14% menciona sus políticas o su agenda.

En otras palabras, Trump tiene una franja relativamente estrecha de apoyo, y una escasa mayoría de esa franja aprueba explícitamente lo que muchos votantes encuentran objetable: su personalidad y su conducta. Esa es la base de Trump.

Dada la distribución de sus partidarios, una cantidad suficiente de fans de Trump viven en distritos republicanos, y estados rojos –mayoritariamente republicanos–, como para impedir que la mayoría de los miembros republicanos del Congreso adopten públicamente una postura contraria al presidente. (Aunque muchos todavía se sienten obligados a expresar “preocupación” por el que sea que fuere su último despropósito).

Aunque en general la aprobación a Trump es débil, los votantes republicanos siguen apoyándolo, y el mandatario se ha ubicado en un nexo de furia que parece estar fortaleciéndose. Los neonazis y miembros del Klan hicieron oír su apoyo luego de la tácita reivindicación de Trump a los manifestantes racistas de Charlottesville, Virginia (“muy buenas personas”).

Los conservadores fanáticos apreciaron que prohibiera entre el personal militar individuos transgénero, a quienes quieren estigmatizar y castigar. Y su perdón al ex alguacil de Arizona Joe Arpaio envió un mensaje no solo a los aliados de Trump que se sintieran tentados de cooperar con la investigación del asesor especial del Departamento de Justicia Robert Mueller, sino también a todos los que resientan la presencia de hispanoparlantes y aplaudan el abuso de prisioneros o inmigrantes.

Algunos seguidores del presidente también odian a los profesores de derecho, periodistas, científicos de políticas y otras partes del movimiento “Never Trump” que regularmente denuncian su comportamiento. Un encuestado de 59 años le dijo a Pew que le gustaba cómo Trump “enfrenta a las elites privilegiadas de Nueva York y San Francisco”.

En un sondeo del 2017 de Pew que no evidencia nada sobre el valor de la educación y mucho sobre los rencores de los conservadores, una mayoría de republicanos dijo que las universidades tienen un impacto negativo en Estados Unidos, una reversión respecto de las conclusiones de una encuesta similar realizada antes del inicio de la campaña de Trump.

Odiar a los grupos de elite –al menos a aquellos a los que uno no pertenece– no es una política. Pero resulta conveniente para absolver a Trump de la responsabilidad de adquirir una alguna vez. Los límites de este enfoque político pueden parecer obvios, pero esos límites no son fijos. La malicia, como los votos, puede crecer con nutrición adecuada.

En una entrevista con Ronald Brownstein de The Atlantic, la encuestadora republicana Kristen Soltis Anderson dijo estar perdiendo la fe en la capacidad de su partido para resistir. “Lo que realmente me ha impresionado en semanas recientes es la coherencia de las encuestas en las que veo votantes republicanos que excusan cosas realmente malas porque su líder las ha excusado”, dijo Brownstein.

Muchas encuestas sugieren que la antipatía racial entre partidarios fuertes de Trump es alta. El peligro es que no quedará limitada allí. Durante la campaña presidencial republican de Trump en el 2016, el número de personas que se describían a sí mismas como republicanas y estaban de acuerdo en que los negros enfrentan “un montón de discriminación” declinó de 46% un año antes a 32%.

O los afroestadounidenses hicieron marcados avances sociales, políticos y económicos en el 2016 o la empatía republicana se erosionó conforme Trump llevaba a cabo una campaña de malicia dirigida, incluyendo frecuentes referencias muy exageradas a la violencia en los vecindarios negros. “La empatía hacia un partido es siempre prejuicio contra el otro”, dijo el senador Jeff Sessions en el 2009, en una concisa y elocuente defensa del tribalismo que ahora apoya como fiscal general de Trump.

Las instituciones claves, incluida la judicial, siguen controlando los aullidos tribales de Trump. Pero tras dos años de ataques a los medios noticiosos, y solo unas semanas después de la letal violencia de supremacía blanca en Charlottesville, la encuesta de Fox News publicada esta semana comprobó que 69% de los votantes republicanos consideraban a los medios de noticias como una mayor amenaza para la nación que los integrantes de movimientos de supremacía blanca.

De hecho, justo cuando Fox News hizo aumentar la demanda de noticias conservadoras al ampliar la oferta, Trump está haciendo mayormente lo mismo con la malicia y el resentimiento, motivando demanda no solo de su base, sino también de los republicanos que, en circunstancias políticas normales, podrían resistirse ante una demagogia similar –o al menos cansarse rápido de ella.

El éxito de Trump –y muy posiblemente su supervivencia política– depende de reducir la confianza social. Si hay alguna cosa que este hombre errático hace hábil y coherentemente, es trabajar para que los estadounidenses se vuelvan menos empáticos y confiados, y más envidiosos y resentidos, respecto de sus conciudadanos. Es un talento muy claro. Y planea sacarle el mayor provecho posible.

Por Francis Wilkinson

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.