Después de una década de poder regresa Evo Morales a la política
El “líder boliviano”, ha puesto su futuro político en manos del pueblo, que el próximo domingo decidirá en referéndum si autoriza una nueva reforma de la Constitución para permitirle gobernar un cuarto mandato, hasta el 2025.
Por: Redacción Gestion.pe
(AFP) Si algo ha marcado la gestión de Evo Morales en diez años en el poder en Bolivia ha sido el pragmatismo, coinciden los analistas, alejándole de los postulados del Socialismo del Siglo XXI que promovió el difunto líder venezolano Hugo Chávez, y optando por una revolución “democrático-cultural”.
El líder boliviano, un indígena aymara de 56 años, ha puesto su futuro político en manos del pueblo, que el próximo domingo decidirá en referéndum si autoriza una nueva reforma de la Constitución para permitirle gobernar un cuarto mandato, hasta el 2025.
Los partidarios del No están aumentando mucho en las últimas semanas atizados por denuncias de corrupción que por primera vez lo han salpicado directamente y que podría acarrearle su primera derrota en las urnas desde que accedió al poder en 2006.
La ola de cambio que vive la región, con el acercamiento de Cuba y Estados Unidos, los reveses sufridos por el chavismo en Venezuela , el kirchnerismo en Argentina o el hartazgo de la población con el gobierno de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores en Brasil, está calando también en Bolivia, donde la población empieza a cansarse de que el gobierno se perpetúe en el poder.
“Evo Morales está muy consciente de que las derrotas de los gobiernos populistas de izquierda en Venezuela y Argentina lo ponen en la primera línea de lo que es el cambio de las percepciones ciudadanas”, dice el analista político boliviano Carlos Cordero a la AFP.
Pese a que en algún momento aspiró a ser el sustituto de Chávez, el líder boliviano, que hace un año inició su tercer mandato, “se ha distanciado de Venezuela” y “ahora reivindica la revolución democrático-cultural”.
En estos años, ha empoderado la población indígena como nunca antes, ha puesto fin a años de exclusión de los paupérrimos campesinos, mayoritariamente indígenas y de los mestizos en el poder, y ha fomentado una clase media poderosa, que empieza a darle la espalda, harta del “populismo y la demagogia”, dice el analista.
Sus logros económicos y sociales han dejado de ser ya acicates suficientes para mantener fiel a un electorado que le permitió ganar con mucha holgura en las citas previas con las urnas.
Pragmatismo
Morales , un pastor de llamas casi iletrado que se forjó en las luchas sindicales, mantiene intacta, como propugnara el Socialismo del Siglo XXI, su retórica anticapitalista y antiimperialista.
Sin embargo, no ha dudado en alternar el fortalecimiento del papel del Estado con la economía de mercado.
En la última década, Bolivia ha crecido de media en torno al 5% y las previsiones son que seguirá creciendo por encima de la media de la región, pese a la coyuntura internacional adversa y la caída de los precios de los hidrocarburos.
“Al margen de la retórica, es un tipo mucho más pragmático y su política macroeconómica dista mucho del socialismo”, dice desde Madrid Carlos Malamud, investigador del Instituto Real Elcano de Madrid.
La prueba es que tras la nacionalización de los hidrocarburos al llegar al poder en 2006 logró que aumentara considerablemente el flujo de recursos para las arcas del Estado sin que ello provocara la salida de las petroleras como la brasileña Petrobras o la española Repsol, que han seguido manteniendo sus beneficios.
Aparte de la economía, el mayor logro de Morales , aunque también del Socialismo del Siglo XXI, es la inclusión de la agenda social en la política de América Latina, que es “irreversible”, dice Malamud a la AFP.
“Quien gobierne a partir de ahora no puede despreciar las políticas sociales de sus predecesores”, como está ocurriendo con Mauricio Macri en Argentina, dice Malamud.
Ni el pueblo está dispuesto a soportar la corrupción, el “mal iberoamericano, equivalente del (virus) del Zika”, como lo define el rector de la Universidad de la Paz de Costa Rica, el chileno Francisco Rojas, convencido de que la permanencia de los gobiernos por “largos periodos”, la facilitan.