Editorial: Señales de alerta
Los servicios financieros se han visto afectados por la menor demanda, pues desde enero el crédito muestra tasas de expansión cada vez menores.
Por: Redacción Gestion.pe
CONSUMO. La parálisis de la política económica en el último tramo del anterior Gobierno afectó severamente la demanda y el consumo internos. El PBI del segundo trimestre se expandió 3.7%, una tasa inferior a la de los dos trimestres previos, en tanto que la demanda interna apenas creció 0.5%, su menor registro en seis años y medio según el BCP. Esto significa que el enfriamiento de la economía peruana se ha manifestado con mayor rigor entre los peruanos de a pie.
Esta menor disposición de los consumidores a gastar sería uno de los factores que explican que entre abril y julio la infl ación haya sido tan baja, y que la tasa anualizada se haya reducido hasta ubicarse dentro del rango meta del BCR (entre 2% y 3%) antes de lo previsto. Así que la tranquilidad que podría generarse porque los precios ya no aumentan tanto también podría causar preocupación en sectores como comercio o servicios.
“La primera medida del Gobierno tiene que ser retomar los niveles que la inversión pública mostraba el año pasado”.
De hecho, los servicios financieros se han visto afectados por la menor demanda, pues desde enero el crédito muestra tasas de expansión cada vez menores. Por su parte, un sector como la construcción, que dinamiza muchas
actividades industriales, además de generar empleo y, por ende, incentiva el gasto de empresas y consumidores, continúa deprimido y los analistas estiman que su situación no habría cambiado en julio debido a la pobre contribución del gasto público.
Según cifras del INEI, la inversión pública se contrajo 8.7% en el primer semestre –la mayor severidad del recorte ocurrió entre abril y junio–. Por ello, la primera medida económica del Gobierno tiene que ser retomar los niveles que ese indicador mostraba el año pasado. Entretanto, habrá que comenzar a destrabar los grandes proyectos de infraestructura y acelerar la reestructuración de ProInversión, de la que hasta ahora no se sabe nada.
Parte de la recuperación de la demanda y del consumo dependerá de que el Gobierno empiece a actuar con celeridad, aprovechando que las expectativas de empresas y personas están bastante optimistas. Aunque en la banca se advierte que las familias siguen cautelosas y ahora tienden a liberarse de deudas. Si se cae en la tentación de concentrarse en denuncias – que deben investigarse– o en hacer grandes anuncios para el largo plazo, la reactivación de la economía
tardará y se pondrán en riesgo las proyecciones de crecimiento del PBI y de la demanda.