Editorial: ¿Una reunión más?
“Reunirse sin generar resultados concretos puede resultar una pérdida de tiempo y credibilidad”.
Por: Redacción Gestion.pe
DIÁLOGO. Hoy a la una de la tarde se llevará a cabo una nueva reunión del Acuerdo Nacional (AN), la segunda de la era Kuczynski —la primera se realizó en setiembre, bajo el lema acuerdo por la justicia— y los temas centrales serán seguridad ciudadana y lucha contra la corrupción.
En momentos en que el presidente ha conversado con todos los grupos políticos representados en el Parlamento, puede considerarse lógico que se plantee una nueva reunión del AN que agrupa no solo representantes de la esfera política, sino también de otros ámbitos de la sociedad.
Sin embargo, si bien el diálogo no es malo, resulta pertinente preguntarse cuán eficiente es y qué resultados concretos logra.
El AN nació en julio del 2002 y, además de los objetivos oficiales como fortalecimiento de la democracia o promoción de la competitividad, fue una manera de otorgarle respaldo político a un gobierno que daba la imagen de ser débil. Durante todo el periodo del presidente Toledo el AN se reunió regularmente, pero durante los siguientes dos gobiernos estas sesiones fueron cada vez más espaciadas, al punto que la última reunión en el periodo de Humala se llevó a cabo en julio del 2015 y la página web presenta informes anuales y de seguimiento solo hasta el 2008.
Además de las buenas intenciones y los varios documentos elaborados, las decisiones del AN no son vinculantes y dependen de la buena fe de los gobiernos para seguir o no sus recomendaciones. Por ello, si lo que se busca es establecer lineamientos de políticas de Estado que trasciendan a un gobierno, quizá lo adecuado sería darle un mayor peso y valor al Ceplan y centrar en él los esfuerzos.
Reunirse está bien, pero hacerlo sin generar resultados concretos puede resultar una pérdida de tiempo y de credibilidad para el Gobierno que lo convoca. Además, el diálogo puede servir de muy poco si no está acompañado de gestos o, lo que es peor, si después de dialogar se desacredita a los interlocutores.