Editorial de Gestión: La verdad sobre el drawback

Si bien los exportadores deben aprender a caminar solos, su transición debe ser fluída.

(Foto: USI)

Por: Redacción Gestion.pe

POCO A POCO. En teoría, el drawback devuelve a los exportadores los aranceles de bienes importados que fueron usados en el proceso de elaboración del producto final. En la práctica, sin embargo, este mecanismo funciona como un subsidio encubierto para las exportaciones. A través del drawback, los exportadores pueden reclamar al Estado peruano el 5% del valor final del producto exportado, un monto muchas veces superior al gasto incurrido en aranceles.

Por este motivo, cuando el ministro Alonso Segura anunció la reducción de más de 1,800 partidas arancelarias a cero, un grupo de empresarios asociados a los exportadores salió a denunciar la medida como desacertada y perjudicial. No porque no quisieran pagar menos ni evitar la engorrosa “devolución”, sino porque esta medida boqueaba automáticamente el beneficio adicional que permitía el drawback.

Lo cierto es que, para la gran mayoría de peruanos, la reducción de aranceles resulta una buena noticia para el país. Como hemos podido atestiguar en las últimas décadas, una mayor apertura comercial ayuda a aumentar la productividad nacional así como a asignar los recursos de la manera más eficiente, beneficiando en última medida a los consumidores. Menores aranceles, por ejemplo, implican menores costos; lo que a su vez se traduce en precios más bajos, dejando más dinero en el bolsillo de los consumidores para otras necesidades.

Pero es cierto también que el contexto no es el más adecuado para darle un golpe brusco cualquiera que sea al sector externo. Este año, por ejemplo, las exportaciones textiles vienen cayendo, por segundo año consecutivo, alrededor del 2%. Por ello, más que un retroceso, el hecho de que el MEF haya optado por restablecer los aranceles de algunas partidas importantes y que haya optado por reducir el drawback gradualmente en vez de hacerlo de golpe nos parece una disposición prudente.

Si bien los exportadores deben aprender a caminar solos, al igual que cualquier otro sector, su transición debe ser lo más fluida posible. Así, algunas industrias tendrán tiempo para acostumbrarse a caminar sin muletas y otras –aquellas que no logren acostumbrarse- tendrán tiempo para encontrar una que corra más rápido.